Entre un 20 y un 48% de la población adulta de nuestro país sufre trastornos del sueño, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Es una realidad que muchas veces tiene origen en las exigencias del modo de vida, el ambiente que nos rodea o en patologías que afectan a la salud mental; y que a menudo se aborda farmacológicamente, incluso de manera crónica.
Como sucede con todos los medicamentos, los que se usan para los trastornos del sueño conllevan una serie de riesgos únicos que conviene tener muy en cuenta. Ahora, un nuevo estudio ha identificado que uno de los fármacos más usados en este área, el zolpidem, podría perjudicar precisamente a una de las posibles funciones del sueño en nuestro organismo: la eliminación de los desechos metabólicos del cerebro.
Así es como el cerebro vacía sus desechos.
Así lo explica un estudio publicado en la revista académica Cell, que por una parte contribuye a describir el modo en el que el sistema glinfático del cerebro ayuda a deshacerse de estos desechos metabólicos (cuya presencia se asocia, por ejemplo, con las enfermedades neurodegenerativas) y por otra documenta que el zolpidem puede interrumpir este proceso.
Los hallazgos se basan en un experimento en el que los investigadores usaron varias tecnologías para registrar la actividad cerebral de ratones tanto despiertos como dormidos. De este modo, encontraron que, al dormir, se producían oscilaciones lentas en la actividad de un transmisor, la norepinefrina, asociado con la contracción y el movimiento de los músculos.
Como desarrollan, estas oscilaciones impulsan una serie de lentas contracciones de los vasos sanguíneos del cerebro, que a su vez actúan como ‘bomba’ impulsando el fluido cerebroespinal hacia el tejido cerebral y a través de él. Finalmente, este líquido elimina las moléculas de desecho que produce la actividad normal del cerebro a través del sistema glinfático, un conjunto de cavidades llenas de líquido conectadas con el sistema linfático (a su vez, una parte del sistema inmunitario distribuida por todo el cuerpo que se asemeja al sistema circulatorio pero que en lugar de sangre transporta linfa, el exceso de líquido procedente de los vasos sanguíneos mezclado con las células inmunes llamadas linfocitos).
El efecto del zolpidem en el drenaje del cerebro
Una segunda parte del estudio consistió en analizar el modo en el que las medicaciones para dormir, y específicamente el zolpidem, podrían influir (o incluso inducir) en estas oscilaciones de norepinefrina, registrando la misma actividad cerebral tras administrar a los ratones el fármaco.
Paradójicamente, lo que hallaron es que el fármaco frenaba estas oscilaciones y la circulación de fluido cerebroespinal a través del tejido cerebral, dificultando así la eliminación de los desechos metabólicos en el cerebro.
Esto sugiere que el zolpidem, y tal vez otras medicaciones para dormir, pueden ser una suerte de ‘atajo’ para obtener un sueño muy necesario en personas con dificultades para conciliarlo, pero al mismo tiempo apoyaría las sospechas de muchos científicos de que el descanso que se obtiene de esta manera no sería de la misma calidad que el que puede lograrse mediante otras intervenciones como el abordaje de problemas de salud mental o ambientales y las medidas de higiene del sueño.
Limitaciones importantes del estudio
Con todo, hay que advertir de que este estudio tiene limitaciones muy importantes. Por una parte, se trata de un trabajo llevado a cabo sobre modelos animales y por ello no es necesariamente extrapolable a los humanos, especialmente si tenemos en cuenta las diferencias que existen entre el cerebro de los ratones y el de las personas.
Por otra parte, el descubrimiento del sistema glinfático es un hito muy reciente en la historia de la medicina, y aún es mucho lo que desconocemos acerca de su funcionamiento y su papel en nuestra salud.
De la misma manera, muchas de las funciones del sueño en nuestro organismo son aún un enigma. Todo ello supone que aquellas personas que reciban una receta de zolpidem no deberían renunciar al tratamiento por estudios como este, que no demuestran un perjuicio lo bastante significativo como para anular los beneficios del medicamento correctamente usado.
Referencias
SEN (2024). El 48% de la población adulta española y el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad. Consultado online en https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link435.pdf el 17 de enero de 2025.
Hauglund, Natalie L. et al. Norepinephrine-mediated slow vasomotion drives glymphatic clearance during sleep. Cell (2025). DOI: 10.1016/j.cell.2024.11.027
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El zolpidem es uno de los somníferos más habituales. Ahora, una investigación sobre ratones sugiere que podría perjudicar el modo en el que el cerebro se ‘limpia’ mientras dormimos.
Entre un 20 y un 48% de la población adulta de nuestro país sufre trastornos del sueño, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Es una realidad que muchas veces tiene origen en las exigencias del modo de vida, el ambiente que nos rodea o en patologías que afectan a la salud mental; y que a menudo se aborda farmacológicamente, incluso de manera crónica.
Como sucede con todos los medicamentos, los que se usan para los trastornos del sueño conllevan una serie de riesgos únicos que conviene tener muy en cuenta. Ahora, un nuevo estudio ha identificado que uno de los fármacos más usados en este área, el zolpidem, podría perjudicar precisamente a una de las posibles funciones del sueño en nuestro organismo: la eliminación de los desechos metabólicos del cerebro.
Así es como el cerebro vacía sus desechos.
Así lo explica un estudio publicado en la revista académica Cell, que por una parte contribuye a describir el modo en el que el sistema glinfático del cerebro ayuda a deshacerse de estos desechos metabólicos (cuya presencia se asocia, por ejemplo, con las enfermedades neurodegenerativas) y por otra documenta que el zolpidem puede interrumpir este proceso.
Los hallazgos se basan en un experimento en el que los investigadores usaron varias tecnologías para registrar la actividad cerebral de ratones tanto despiertos como dormidos. De este modo, encontraron que, al dormir, se producían oscilaciones lentas en la actividad de un transmisor, la norepinefrina, asociado con la contracción y el movimiento de los músculos.
Como desarrollan, estas oscilaciones impulsan una serie de lentas contracciones de los vasos sanguíneos del cerebro, que a su vez actúan como ‘bomba’ impulsando el fluido cerebroespinal hacia el tejido cerebral y a través de él. Finalmente, este líquido elimina las moléculas de desecho que produce la actividad normal del cerebro a través del sistema glinfático, un conjunto de cavidades llenas de líquido conectadas con el sistema linfático (a su vez, una parte del sistema inmunitario distribuida por todo el cuerpo que se asemeja al sistema circulatorio pero que en lugar de sangre transporta linfa, el exceso de líquido procedente de los vasos sanguíneos mezclado con las células inmunes llamadas linfocitos).
El efecto del zolpidem en el drenaje del cerebro
Una segunda parte del estudio consistió en analizar el modo en el que las medicaciones para dormir, y específicamente el zolpidem, podrían influir (o incluso inducir) en estas oscilaciones de norepinefrina, registrando la misma actividad cerebral tras administrar a los ratones el fármaco.
Paradójicamente, lo que hallaron es que el fármaco frenaba estas oscilaciones y la circulación de fluido cerebroespinal a través del tejido cerebral, dificultando así la eliminación de los desechos metabólicos en el cerebro.
Esto sugiere que el zolpidem, y tal vez otras medicaciones para dormir, pueden ser una suerte de ‘atajo’ para obtener un sueño muy necesario en personas con dificultades para conciliarlo, pero al mismo tiempo apoyaría las sospechas de muchos científicos de que el descanso que se obtiene de esta manera no sería de la misma calidad que el que puede lograrse mediante otras intervenciones como el abordaje de problemas de salud mental o ambientales y las medidas de higiene del sueño.
Limitaciones importantes del estudio
Con todo, hay que advertir de que este estudio tiene limitaciones muy importantes. Por una parte, se trata de un trabajo llevado a cabo sobre modelos animales y por ello no es necesariamente extrapolable a los humanos, especialmente si tenemos en cuenta las diferencias que existen entre el cerebro de los ratones y el de las personas.
Por otra parte, el descubrimiento del sistema glinfático es un hito muy reciente en la historia de la medicina, y aún es mucho lo que desconocemos acerca de su funcionamiento y su papel en nuestra salud.
De la misma manera, muchas de las funciones del sueño en nuestro organismo son aún un enigma. Todo ello supone que aquellas personas que reciban una receta de zolpidem no deberían renunciar al tratamiento por estudios como este, que no demuestran un perjuicio lo bastante significativo como para anular los beneficios del medicamento correctamente usado.
Referencias
SEN (2024). El 48% de la población adulta española y el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad. Consultado online en https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link435.pdf el 17 de enero de 2025.
Hauglund, Natalie L. et al. Norepinephrine-mediated slow vasomotion drives glymphatic clearance during sleep. Cell (2025). DOI: 10.1016/j.cell.2024.11.027
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