Bruselas quiere reducir los periodos de obtención de permisos a sólo 60 días, establecer puntos de contacto únicos con el Estado o relajar la legislación medioambiental para la producción militar Leer Bruselas quiere reducir los periodos de obtención de permisos a sólo 60 días, establecer puntos de contacto únicos con el Estado o relajar la legislación medioambiental para la producción militar Leer
«Cuando los servicios de inteligencia advierten de que la agresión es posible, la preparación para defender la paz se convierte en una prioridad». El comisario de Defensa, Andrius Kubilius, incluyó ayer este aviso en la presentación que llevó a cabo del paquete ómnibus de Defensa que ayer desveló la UE. Volvió así a avisar a los ciudadanos europeos de que Vladimir Putin sigue preparándose para un posible ataque a la UE. Y, de hecho, en una segunda intervención fue incluso más concreto: «En los próximos tres o cuatro años es posible una agresión por parte de Rusia«.
Kubilius fue, por lo tanto, muy directo y tajante en una advertencia que en el oeste de Europa se se va observa todavía con cierta distancia. Pero en Bruselas y, en especial, en los países que más cerca están de Rusia el temor es muy real. Y por eso, la Comisión sigue avanzando en sus medidas para facilitar el rearme con actuaciones muy concretas como las ayer presentadas. Por ejemplo: la reducción a sólo 60 días del periodo de concesión de permisos para proyectos o instalaciones de Defensa desde los hasta «cuatro o cinco años» que actualmente tardan algunos países, según expuso el comisario de Defensa.
«En nuestras consultas, nos dijeron muy claramente que lo más importante es acelerar la tramitación de permisos. Esta es la queja número uno tanto de las Fuerzas Armadas como de los proveedores», incidió Kubiluis, que precisó que si una vez transcurridos los 60 días no hay respuesta de la Administración, el proyecto se dará por aprobado.
Más. Se crearán un «punto único de contacto para la industria de Defensa en cada Estado miembro» con el mismo fin de agilizar los proyectos. También se relajarán los criterios medioambientales relacionados con el desarrollo militar. «Queremos que nuestra legislación química tenga en cuenta la Defensa, ya que la preparación en Defensa depende de productos químicos para explosivos y municiones», apunta el texto, lo que daría una mayor laxitud en el empleo de estos materiales.
Ligado a esto, la Comisión también quiere «poner fin a las controversias con los criterios ESG», que son aquellos que establecen las inversiones sostenibles y por lo que se limita el gasto en determinados ámbitos militares. «La Defensa es compatible con los criterios de sostenibilidad, como cualquier otro sector», añade el documento, que intenta así eliminar el estigma que existe sobre este ámbito.
«Queremos que nuestras reglas de Competencia no impidan nuestra preparación en Defensa. Brindamos una guía clara sobre cómo trataremos las fusiones y ayudas estatales en la industria de Defensa», añadió Kubiluis, que junto al comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, y la vicepresidenta para la para la Soberanía Tecnológica, la Seguridad y la Democracia, Henna Virkkunen, fueron los responsables de presentar el paquete ómnibus. Un lituano, un letón y una finlandesa en puestos clave relacionados con Defensa. No parece que la elección de Ursula von der Leyen haya sido precisamente aleatoria.
«Porque vivimos tiempos especiales», finalizó Kubiluis. «Como dijo célebremente Mark Rutte: No estamos en guerra. Pero ciertamente tampoco estamos en paz. Por primera vez en una generación, el riesgo de un ataque convencional a gran escala en Europa ha vuelto a entrar en el cálculo estratégico. Y nuestra propia preparación para la Defensa y la disuasión no es suficiente; en términos de capacidades actuales, estamos muy por detrás de lo que se necesita para cumplir los planes de defensa de la OTAN».
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