Israel resiste las embestidas de Irán: «Todo el edificio de 20 pisos tembló»

Pese que llevan más de 20 meses en guerra, los israelíes no estaban acostumbrados al reto de frenar diariamente decenas de misiles balísticos disparados de forma conjunta y simultánea Leer Pese que llevan más de 20 meses en guerra, los israelíes no estaban acostumbrados al reto de frenar diariamente decenas de misiles balísticos disparados de forma conjunta y simultánea Leer  

La ciudad de Petah Tikva -«puerta de esperanza» en español- intenta superar la desesperanzadora noche en la que cuatro de sus habitantes murieron por el impacto de un misil disparado por Irán en la guerra más prevista y temida de la región.

«Tras la sirena, nos metimos en el mamad (habitación blindada) y en unos minutos escuchamos un boom muy fuerte. Fue terrible. Nos dijeron por megafonía que bajásemos a la calle y en el camino vimos todo destrozado», explicado Chaim que vive -o vivía- en el quinto piso del edificio situado al lado del que sufrió el impacto directo. El complejo inmobiliario está cerca de uno de los hospitales más grandes del país al que se puede llegar por el puente creado por el arquitecto español Santiago Calatrava.

Petah Tikva, situada a escasos kilómetros de Tel Aviv, se suma a la lista cada vez mayor de localidades que no solo han visto las interceptaciones de los misiles balísticos iraníes en un «espectáculo» en directo más propio de una película que de una cuestión de vida o muerte, sino también han tenido que anunciar funerales (24 muertos en tres días) y evacuar los residentes de los edificios en ruinas.

Mientras Chaim se aleja con un par de maletas hechas rápidamente, un joven hace fotos de su coche semi destrozado por las metrallas del misil. Le preguntó si no fue Israel quien inició esta guerra o como denuncia Teherán «declaró la guerra» al lanzar el pasado viernes una ofensiva a gran escala en Irán. «El fuego empezó el sábado 7 de octubre del 2023 con el ataque de Hamas apoyado por los ayatolas de Irán que ataca a los civiles israelíes de forma deliberada», replica.

Pese que llevan más de 20 meses saliendo y entrando en refugios ante proyectiles, drones y misiles disparados desde la Franja de Gaza, Líbano, Siria, Yemen o Irak y muchos de ellos son de fabricación iraní, los israelíes no estaban acostumbrados al reto de frenar diariamente decenas de misiles balísticos disparados de forma conjunta y simultánea.

Israel atacó el régimen del Ayatolá Ali Jameneialegando su programa nuclear y de misiles pero a cambio se ve inmerso en la madre de todas las escaladas.

Pese a sufrir un golpe sin precedentes y quedarse sin cúpula armada y defensas antiaéreas, Irán ha logrado meter millones de israelíes en refugios, cerrar su espacio aéreo, causar víctimas en edificios residenciales y golpear de forma exacta y contundente centros estratégicos como el Instituto Weizmann de Ciencia en Rehovot o una importante refinería en Haifa (3 muertos) que hizo arder esa zona de la capital del norte.

Piden salir de Teherán mientras continúan los ataques entre Israel e IránE.M

Ni los más veteranos recuerdan que en apenas tres días Israel fuera atacado por casi 400 misiles balísticos y más de 100 drones, aunque en su inmensa mayoría fueran interceptados. De hecho, se trata de su primera guerra de este tipo con un país desde la guerra del 73.

Con el edificio con las marcas negras y los enormes boquetes dejados por el misil como fondo en Petah Tikva, Alon Poraz recuerda una excepción trágica a nivel personal: la guerra del Golfo del 91. Entonces, el líder iraquí Sadam Husein lanzó decenas de proyectiles contra ciudades de Israel con el objetivo de provocar su respuesta y así quizá desbaratar la coalición árabe-estadounidense. No lo logró ya que el entonces primer ministro, Isaac Shamir, decidió contenerse y dejar que EEUU hiciera el trabajo de bombardear las lanzaderas.

En esos momentos no había habitaciones selladas y la psicosis se centraba en que Sadam atacara con armas químicas. «Mi abuelo se puso nervioso, no logró poner a mi abuela la máscara antigás y tuvo un ataque de corazón. Las ambulancias tardaron en llegar ya que temían que era un ataque químico y cuando llegaron ya era demasiado tarde», recuerda Poraz a EL MUNDO.

Treinta y cuatro años después, sin máscara antigás pero en un refugio, Poraz sigue en las mismas que su abuelo. La amenaza ahora no es un Scud iraquí sino un Emad iraní. «Todo el edificio de 20 pisos tembló. No quedó nada de nuestra casa», comenta sobre la noche en la que volvió a nacer al igual que su esposa Moshit que destaca: «No solo es Irán ya que estamos en varios frentes como por ejemplo el de la Franja de Gaza donde aún están los secuestrados y mueren soldados».

«Ahora cuando alertan ante el disparo de los hutíes desde Yemen le damos menos importancia», añade su marido entre sonrisas antes de comparar el estado de emergencia al del coronavirus: «Entonces, salías a la calle con la mascarilla y tu única preocupación era no acercarse mucho a alguien para contagiarse. Ahora sales a la calle y un misil te puede alcanzar». Concluye con una frase que firmarían israelíes, palestinos e iraníes: «Cuando piensas que ya nada puede ir peor, pues todo va peor».

Entre los ocho muertos anoche en Haifa, Bnei Brak y Petah Tikva por los ataques de Irán, lo ocurrido en esta última ciudad es lo que más alerta a la población ya que dos de las víctimas- un matrimonio- estaban en el cuarto sellado altamente seguro. El motivo es que el misil impactó contra su pared de forma directa y en un ángulo excepcional. En un mensaje de calma, las autoridades señalan que los 1200 residentes en este complejo de Petach Tikva se salvaron precisamente por estar en los refugios.

«Ciento diez personas se salvaron en el edificio destrozado de Bat Yam porque estaban en refugios como las escaleras o el cuarto sellado», recuerdan en Protección Civil del ejército sobre el llamado «escudo defensivo pasivo» en caso de fallar el «escudo defensivo activo» en alusión a las sofisticadas baterías defensivas.

Los sofisticados sistemas Jetz II y Jetz III han interceptado la mayoría de los ataques, pero la Guardia Revolucionaria solo necesita acertar en dos o tres ocasiones en cada oleada para causar el pánico en la retaguardia del enemigo, al que acusa de ser «agresor de Irán y ocupante de Palestina».

Especialmente en su objetivo preferido, Tel Aviv, donde más del 70% de sus casas no tienen habitación sellada de seguridad. En una zona muy concurrida de esta ciudad, un misil provocó anoche severos daños afectando muy ligeramente la embajada estadounidense.

Entre los que se acercaron para ver los daños en Tel Aviv se encontraba el jefe de la oposición y ex primer ministro, Yair Lapid. El motivo es que su hijo vive cerca del impacto del misil. «La pequeña cama de mi nieta de año y medio estaba llena de cristales. No quiero ni pensar que hubiera pasado si está allí en ese momento. Ésta es la realidad que debemos afrontar», contó a los medios antes de referirse al ataque ordenado por su gran rival interno.

«No estoy de acuerdo en casi nada con Netanyahu pero la ofensiva era necesaria. Debemos ganar la guerra para que Irán no tenga armas nucleares. Ellos mismos dicen que su objetivo es la destrucción de Israel por lo que no podemos permitir que las tengas para usarlas contra nosotros. Tampoco que tengan más misiles balísticos que nosotros misiles de interceptación», aseguró.

El Gobierno aprobó ampliar la situación de emergencia hasta el próximo 30 de junio. Desde el viernes, las clases se hacen por Zoom y la asistencia al trabajo solo es obligada a puestos vitales para el país. Dado que 150.000 israelíes siguen atrapados en el extranjero debido al cierre del espacio aéreo, Israel fleta a partir de mañana un enorme puente aéreo para devolverlos desde Nueva York, Lárnaca, Atenas y Bangkok en uno de los mayores dispositivos en este aspecto en la historia del país. Los que no tienen o pueden esperar van regresando a través de los pasos fronterizos de Egipto y Jordania o un barco de una empresa de cruceros desde Chipre.

No faltan indicios, al margen de los misiles disparados con cientos de kilos de explosivos a más 1.500 kilómetros, para darse cuenta de que Israel está en guerra. Uno solo tiene que ir a los supermercados con ausencia de algunos productos, conducir en carreteras semivacías con menos uso del claxon de lo habitual o entrar en hospitales que habilitaron complejos subterráneos para tratar a los heridos. El Ministerio de Sanidad dirige la infraestructura de emergencia en una sala de mando y dirección en una planta subterránea en el centro del país.

Si los tres años previos al 7-0 Israel estaba atrapado en un bucle de elecciones, en los dos siguientes no puede o no quiere salir del laberinto que tiene a Irán como casilla de inicio y final.

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