El mandatario critica la inacción de los países árabes y Occidente ante los «crímenes» del ejército de Tel Aviv «que se cometen a diario» Leer El mandatario critica la inacción de los países árabes y Occidente ante los «crímenes» del ejército de Tel Aviv «que se cometen a diario» Leer
Abdul Latif Rashid fue elegido en octubre de 2022 como nuevo presidente de Irak, después de que el país se viera abocado a una enésima ronda de violencia ante las diferencias de la miríada de grupos que compiten en el confuso escenario político local.
La victoria de Rashid frente a su rival, el anterior jefe de Estado, Bahram Saleh, fue acompañada de la elección del actual primer ministro, Mohammed al Sudani, y puso fin a meses de bloqueo político tras los comicios legislativos de 2021.
Ingeniero de formación, el actual jefe de Estado fue un alto cargo de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura en los años 80.
Con más de ocho décadas de vida a sus espaldas, Rashid ha sido testigo de muchos de los violentos encontronazos que ha sufrido la región durante todos estos años: desde los choques en Beirut entre las milicias libanesas de Hizbulá y Amal, hasta los que enfrentaron a su propia comunidad, los kurdos, en los noventa.
Antiguo portavoz de la Unión Patriótica del Kurdistán en el Reino Unido, la formación que lideró el fallecido dirigente kurdo Jalal Talabani -de quien fue un estrecho asesor-, Rashid también ejerció durante años como ministro del Agua tras el derrocamiento de Sadam Hussein en 2003.
- ¿Qué opina de lo que está ocurriendo en Gaza?
- En Irak consideramos que todos estos ataques son ilegales y se dirigen contra el pueblo palestino. Son actos criminales contra civiles, contra niños, contra personal de Naciones Unidas. Son crímenes que se cometen a diario. Y nunca conseguirán nada hasta que toda la población de Palestina pueda ejercer su derecho a la autodeterminación. Irak apoya el derecho de los palestinos a crear su propio Estado.
- En 1973, los países árabes ejercieron presión sobre el escenario internacional aplicando un embargo de petróleo contra los aliados de Israel. Sin embargo, desde hace años esos mismos Estados sólo reaccionan con declaraciones de condena, sin efectividad alguna, ante los repetidos crímenes de guerra de los que se ha acusado a Tel Aviv…
- Cierto. Es algo desafortunado. Pero las acciones israelíes han sido apoyadas por muchos países occidentales, especialmente los Estados Unidos. Israel tiene superioridad aérea sobre todo Oriente Próximo y no duda en usarla. Estoy de acuerdo con usted: los palestinos se sienten completamente desesperanzados. No se trata sólo de [que no hagan nada] los países árabes, sino también de la comunidad internacional. Damos las gracias a España por su posición en este sentido y admiramos que sean capaces de decir que lo que hace Israel es un genocidio. Pero Israel no escucha a nadie. No le interesan los derechos humanos ni los de los niños. No dejan ni que les llegue comida. La comunidad internacional no tiene esperanza alguna de detener este genocidio.
- Durante los recientes ataques de Israel contra Irán, en la que ya se llama «la guerra de los 12 días», el espacio aéreo de Irak fue una suerte de territorio abierto para la aviación de Tel Aviv, que lo usó para lanzar su agresión contra Irán y también para el paso de los misiles a los que recurrió Teherán para replicar a esta agresión. ¿Por qué Irak no activó los F-16 que tiene desde hace años para intentar frenar lo que es una flagrante violación de su soberanía?
- Es algo que hemos condenado, pero todo el mundo sabe que Irak no puede proteger su espacio aéreo. No tenemos el armamento requerido. Llevamos años pidiendo que se compren esas armas, pero Irak sufrió décadas de dictadura, después la invasión [ilegal de la alianza liderada por Estados Unidos] y más tarde la acción del terrorismo [se refiere a los atentados de Al Qaeda]. Las fuerzas multinacionales [la coalición de militares extranjeros liderada por Washington] presentes en Irak tampoco tomaron decisión alguna. Deberían haberlo impedido [las incursiones israelíes e iraníes]. Los F-16 todavía carecen del equipamiento necesario y, para que actúen, requieren la aprobación de las fuerzas multinacionales.
- Estados Unidos está intentado promover una ampliación de los llamados Acuerdos de Abraham, la normalización de las relaciones con Israel que firmaron países como Emiratos Árabes Unidos o Bahrein en 2020. Cientos de tribus iraquíes indicaron en una reunión que se celebró en Erbil al año siguiente que estaban dispuestas a adherirse a esta polémica decisión. ¿Qué opina?
- Eso es una exageración. Puede que algún individuo se pronunciara en ese sentido pero la posición de Irak es clara: no es un asunto que estemos considerando. Puede que algunos individuos lo hayan usado para obtener popularidad política, pero ningún funcionario [representante del Estado] o formaciones políticas se han pronunciado en ese sentido.
- Recientemente el máximo líder religioso de la comunidad chií, Ali al Sistani, exigió que las «armas» que existen en Irak estuviesen bajo el control del Estado, en lo que parece una referencia a la gran cantidad de milicias pro iraníes que actúan al margen del gobierno. ¿Qué opina?
- Es la misma política del Gobierno. Las armas deberían estar en manos del Gobierno y de las fuerzas de seguridad o el ejército.
- Pero eso no ocurre en Irak. Hay decenas de grupos paramilitares apoyados por Teherán que disponen de ejércitos privados…
- Sí, alguno. Pero recientemente se están comportando [se refiere a que esas facciones no participaron en la corta guerra entre Israel y su principal mentor, Irán]. Esas milicias no son un peligro para la estabilidad de Irak. Mire, este asunto de Palestina [la ocupación israelí] lleva tanto tiempo sin resolverse que se ha convertido en un asunto de familia, algo que nos afecta en el sentimiento. La población piensa que, dado que como los grandes poderes [occidentales] y la comunidad internacional no hacen nada [para frenar a Israel], es la gente la que debe reaccionar con sus propias manos. Ahí está el peligro. Y no sólo en Irak: está pasando en muchos países [de la región].
- Los últimos anuncios oficiales sobre la presencia de fuerzas multinacionales en Irak indicaron que estas tropas -entre las que se cuenta un contingente español- seguirán presentes en el país hasta 2026, pero hay un amplio sector del espectro político iraquí que quiere que abandonen el territorio nacional. Eso fue lo que expresó el Parlamento en enero de 2020, tras el asesinato en Bagdad del general iraní, Qasem Soleimani, cuando exigió su expulsión inmediata por mayoría. ¿Puede explicarme cuál es la situación de esos uniformados?
- La presencia de fuerzas multinacionales en Irak es fruto de un acuerdo con el Gobierno iraquí. Son ellos [los dos lados] los que decidirán si deben quedarse, irse o cambiar la misión. La decisión final está en manos del Gobierno, que lleva mucho tiempo negociando [con Estados Unidos].
- La principal justificación para la permanencia de ese conjunto de militares extranjeros era luchar contra el Estado Islámico (ISIS). ¿Sigue siendo una amenaza para Irak?
- ISIS sigue siendo una amenaza en todo Oriente Próximo, no sólo en Irak, pero no como lo era antaño. En estos días hablamos de uno o dos individuos que cruzan la frontera. Fueron derrotados y, como cometieron grandes crímenes contra la población iraquí, nunca lo olvidaremos. Daesh [el apelativo despectivo con el que la mayoría de los iraquíes se refieren al movimiento extremista] no es sólo un enemigo de Irak, sino de la comunidad internacional. Tenemos que acabar con estos últimos individuos.
- Ya parecían derrotados en 2010, pero regresaron con más fuerza. ¿Cómo se puede evitar que no ocurra lo mismo?
- Porque estamos tomando precauciones. Nuestras fuerzas de seguridad conocen sus movimientos y seguimos atacándolos casi a diario.
- En estos días se ha vuelto a agudizar la crisis entre el Gobierno central iraquí y las autoridades federales del Kurdistán en torno a la exportación del petróleo situado bajo el control de las fuerzas kurdas. Las diferencias provocaron en mayo que Bagdad suspendiera el pago de los salarios a más de un millón de funcionarios de la región kurda, lo que ha derivado en manifestaciones en el Kurdistán. Las negociaciones en torno a los ingresos derivados del petróleo datan de 2007. ¿Por qué Erbil y Bagdad son incapaces de llegar a un acuerdo?
- Los medios siempre están exagerando. Irak es un Estado federal. Hay contactos diarios entre las autoridades del Kurdistán (KRG) y Bagdad. Hay situaciones muy similares en otros países, incluido España, cuando una parte del país reclama más parte del presupuesto. Los contactos entre KRG y el Gobierno central son buenos. Hay veces que la transferencia de fondos al KRG se retrasa, pero estamos intentando resolverlo. Hasta que no tengamos una ley que regule la distribución de los ingresos provenientes del petróleo, no solucionaremos este problema. Es algo que no se ha resuelto porque los dos lados piensan que no les beneficia solucionarlo. Pero eso es un error.
- Ya han pasado más de dos décadas desde que Sadam Hussein fue derrocado. Aquella invasión ilegal llevó al país a una guerra civil, se cobró la vida de cientos de miles de vidas y dejó un legado del que todavía no se han recuperado. ¿Valió la pena?
- Sí. El 90 o 95% de los iraquíes querían poner fin al régimen de Sadam. No podíamos respirar. Nuestro objetivo no se concentraba en las armas de destrucción masiva, sino en los derechos humanos y en la democracia. Tuvimos que pagar un precio porque, cuando cayó Sadam, Estados Unidos decidió desmantelar el ejército y eso creó un terreno fértil para Daesh, pero fueron derrotados. En los últimos cuatro años hemos recuperado la paz y la seguridad. No hemos solucionado todos los problemas porque eso requiere tiempo. Pero ahora Irak es un país libre: los medios pueden criticar al Gobierno y tenemos un Parlamento, que siempre es mejor que tener una dictadura.
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