Si a uno lo prologa Mario Vargas Llosa, es que la cosa va muy en serio. Si además ese prólogo es lo último que el Nobel peruano escribió antes de morir, la expectación y el éxito están encuadernados entre sus palabras. Eso sucede con El misterio del último Stradivarius, la nueva novela del argentino Alejandro Guillermo Roemmers (Planeta), y de la que el escritor fallecido dijo: «Como viejo aficionado a la música clásica que soy, he disfrutado viendo al violín convertido en protagonista de una ficción». Esta ficción referida por Vargas Llosa tiene dos personajes: el conocido lutier, nacido en Cremona (Italia) y convertido en un artesano de la música, y el inspector que unos siglos después investiga un crimen (que sucedió de verdad) en Paraguay, el asesinato de un padre y su hija adolescente. Roemmers (1958), poeta, músico y activista de la paz, se lanza en su primera aventura editorial con Planeta a un recorrido elegantemente reconstruido entre notas y sangre. Libro policial y novela histórica a un tiempo, el título abarca casi tres siglos, que su lectura resume en un veloz viaje de placer y aprendizaje.
Compartía mis poemas con mi abuela, que tenía un amigo poeta que me comentaba mis escritos y me recomendaba autores
En la novela, el crimen no se cuenta con detalles, porque son tan escabrosos que un lector podría encontrarlos inverosímiles
Me cuesta imaginar un mundo donde no pueda leer o no pueda escuchar mis melodías favoritas
La paz en nuestro entorno tiene que comenzar por la paz en nosotros mismos
A Vargas Llosa le hicieron llegar un borrador de ‘El misterio…’ y se entusiasmó tanto, que hizo un hermoso prólogo
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Entrevista

El escritor argentino traslada su nueva novela, un ‘thriller’ histórico, a la Cremona del siglo XVII, donde nació el lutier Antonio Stradivari, y al Paraguay actual.
Si a uno lo prologa Mario Vargas Llosa, es que la cosa va muy en serio. Si además ese prólogo es lo último que el Nobel peruano escribió antes de morir, la expectación y el éxito están encuadernados entre sus palabras. Eso sucede con El misterio del último Stradivarius, la nueva novela del argentino Alejandro Guillermo Roemmers (Planeta), y de la que el escritor fallecido dijo: «Como viejo aficionado a la música clásica que soy, he disfrutado viendo al violín convertido en protagonista de una ficción». Esta ficción referida por Vargas Llosa tiene dos personajes: el conocido lutier, nacido en Cremona (Italia) y convertido en un artesano de la música, y el inspector que unos siglos después investiga un crimen (que sucedió de verdad) en Paraguay, el asesinato de un padre y su hija adolescente. Roemmers (1958), poeta, músico y activista de la paz, se lanza en su primera aventura editorial con Planeta a un recorrido elegantemente reconstruido entre notas y sangre. Libro policial y novela histórica a un tiempo, el título abarca casi tres siglos, que su lectura resume en un veloz viaje de placer y aprendizaje.
Dice que su afición por la música le viene de su madre. ¿Toca usted el violín o es, sin más, un oyente habitual de música clásica?
Mi madre toca muy bien el piano y desde muy pequeños nos inculcaron el amor por la música, llevándonos a conciertos y a la ópera. Tuve una profesora de piano cuando era chico y todavía tomo lecciones, que disfruto mucho. El violín me parece un instrumento de cuerda hermoso, aunque nunca lo toqué. En cambio, sí toco la guitarra.
Compartía mis poemas con mi abuela, que tenía un amigo poeta que me comentaba mis escritos y me recomendaba autores
¿Le inculcó alguien su pasión por la literatura y el pensamiento? ¿O con esto se nace?
La vocación por la poesía fue innata. Nosotros pasábamos las vacaciones de invierno en las montañas, donde yo sentía una gran libertad. Recuerdo perfectamente la tarde en que escribí mi primer poema, con ocho años. Era el final de esas vacaciones y la idea de volver a la ciudad y al colegio me ponía muy triste. Compartía mis poemas con mi abuela, que tenía un amigo poeta que me comentaba mis escritos y me recomendaba autores.
La parte histórica de este libro, El misterio del último Stradivarius, sucede en Italia, cuna del famoso lutier. ¿Cómo llega hasta allí?
La novela está dividida en dos partes. La parte histórica cuenta el recorrido del violín por algunos de los acontecimientos más trascendentales de la Europa de los últimos 250 años, como la epidemia de peste en Nápoles, la invasión de la República de Venecia por el ejército de Napoleón, el atentado contra el archiduque Francisco Fernando que detonó la Primera Guerra Mundial, la irrupción del liderazgo de Benito Mussolini en Italia y su alianza con la Alemania nazi de Hitler. Son momentos muy significativos, que contribuyeron a definir la sociedad occidental que conocemos, y que, espero, producen una sensación de totalidad sobre lo que fueron años muy turbulentos, pero también muy importantes. Lo lógico es que el relato empiece en Cremona, porque es el lugar donde estaba el taller de Stradivari. Partiendo de estos datos reales, todo lo que se cuenta en el libro es ficción.
En la novela, el crimen no se cuenta con detalles, porque son tan escabrosos que un lector podría encontrarlos inverosímiles
La parte actual transcurre en Paraguay. Se sirve de la novela negra para contar esta historia. ¿Tan cruel es la realidad?
El asesinato en que se basa la novela fue sumamente cruel. Las víctimas fueron un lutier alemán y su hija de 14 años. Luego se supo que el lutier fue torturado para entregar el certificado de autenticidad de unos violines Stradivarius que guardaba en su casa de Areguá (Paraguay). Como los asaltantes eran personas que conocía, tenía claro que al final lo matarían y resistió sin revelar el paradero de esos certificados, sin los que los violines carecen de valor. Este tipo de hechos nos recuerda que la realidad muchas veces logra ser más cruel que la imaginación. De hecho, en la novela el crimen no se cuenta con los detalles de la realidad, porque son tan escabrosos que un lector podría encontrarlos inverosímiles.

¿Qué haría el autor por conseguir algo que desea a toda costa, por poseer ese símbolo, ese fetiche, ese amuleto necesario en su vida?
Yo he tenido la suerte de que las cosas que más me gustan y valoro vinieron a mí. En otros casos he sido muy persistente y, sin recurrir a malas artes, le pongo mucha dedicación hasta conseguirlo. Aun así, muchas de las cosas más importantes de mi vida simplemente vinieron, se presentaron. El único amuleto que llevo es una medalla que me regaló mi madrina en mi primera comunión. Me lo robaron dos veces y ambas lo recuperé. Cuando algo es muy difícil de conseguir, hay que cuestionarse si es para uno y debe insistir.
Me cuesta imaginar un mundo donde no pueda leer o no pueda escuchar mis melodías favoritas
Gutiérrez y Tobosa, ¿son como Sancho y don Quijote? ¿Es usted un devoto de Cervantes?
Sin ser un devoto de Cervantes, obviamente estoy familiarizado con su obra cumbre y sus dos personajes. Creo que podríamos asimilar a Tobosa con Don Quijote y a Gutiérrez con Sancho, aunque es un Sancho desleal, con una experiencia de vida más limitada y una aplicación maliciosa y retorcida de la sabiduría popular.

Su vida ha transcurrido entre la escritura y la música. ¿De tener que elegir, con cuál se quedaría?
Con la música, porque incluso la poesía es música compuesta con palabras. De todas maneras, me cuesta imaginar un mundo donde no pueda leer o no pueda escuchar mis melodías favoritas.
La paz en nuestro entorno tiene que comenzar por la paz en nosotros mismos
Es un activista a favor de la paz, premiado con galardones que reconocen sus numerosos proyectos. ¿Qué solución se le ocurre para frenar esta escalada de violencia mundial que vivimos en la Franja, en Ucrania, en EE. UU.…?
La paz en nuestro entorno tiene que comenzar por la paz en nosotros mismos. En ese sentido, apoyo que la educación incluya también momentos de meditación, de silencio y de reflexiones que lleven a la paz interior. En cuanto a las guerras del mundo, yo tuve una gran amistad con el Papa Francisco, que me apoyó en la convocatoria de jóvenes de todos los países del mundo para que se abracen al frente de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, junto a todos los premios Nobel de la Paz. En una segunda oportunidad, este abrazo ocurrió alrededor de la cúpula de la iglesia de San Pedro. Ambos abrazos fueron símbolos muy fuertes, que muestran que los jóvenes no quieren la guerra y son capaces de aceptar y perdonar, ya que, especialmente, habíamos influido para que un joven de Ucrania se abrazara con un joven ruso, un israelí con un palestino, un norteamericano con un chino y así sucesivamente. De este modo, la nueva generación demostró su intención de superar esos enfrentamientos.
A Vargas Llosa le hicieron llegar un borrador de ‘El misterio…’ y se entusiasmó tanto, que hizo un hermoso prólogo
El prologuista de este libro es Mario Vargas Llosa, fallecido hace poco. Es una carta de presentación inimaginable. ¿Eran ustedes amigos o simplemente les unía admiración mutua?
Con Mario Vargas Llosa compartí múltiples encuentros y charlas alrededor de la literatura y la defensa de los valores democráticos. Poco a poco se fue formando una amistad, que complementó la mutua admiración que nos unía por la literatura. A Mario le hicieron llegar uno de los primeros borradores de El misterio del último Stradivarius y se entusiasmó tanto, que preparó un hermoso prólogo, del que se seleccionó un fragmento para la novela. Tengo entendido que es lo último que escribió.
¿A qué otros escritores de habla hispana sigue?
Me han gustado novelas de Javier Cercas, Arturo Pérez-Reverte, Javier Moro, María Rosa Lojo, y en el ensayo me gusta mucho Irene Vallejo. A través de mi presidencia de la Fundación Argentina para la Poesía, tengo ocasión de leer los poemas de los jóvenes premiados en los diferentes concursos a los que convoca la Fundación. Creo que el futuro de la poesía en nuestro idioma está garantizado.

La poesía, ¿salvará el mundo¿ ¿Qué poetas están en sus sueños y en sus lecturas?
Solo el amor puede salvar al mundo. Pero la poesía, como la música y el arte en general, es una expresión de amor del ser humano, aunque en algunos casos se haya usado para la crítica y sin esa necesaria búsqueda de belleza que el arte implica. Siempre me resuenan algunos versos de los clásicos del Siglo de Oro español, como Lope de Vega y Quevedo, así como otros grandes de la poesía española como los hermanos Machado y Miguel Hernández. Y en Latinoamérica, Amado Nervo, Alfonsina Storni, Jorge Luis Borges, César Vallejo, Miguel Obligado, Ernesto Cardenal y tantos otros…
¿Qué espera de esta nueva etapa con la editorial Planeta?
Una mayor difusión de mi obra, no solo en Latinoamérica, sino también es España y en la comunidad hispanohablante de Estados Unidos.
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