Así se diagnostica el glioma difuso, el cáncer que se confunde con un dolor de espalda y crece rápidamente

Nadie puede pensar a priori que un dolor de espalda o cervicales, que suele asociarse a una mala postura o estrés, pueda desembocar en un diagnóstico de cáncer unas semanas más tarde y menos aún que haya una conexión con el cerebro. Pero es así y, aunque es un tipo raro de tumor, decenas de personas en España lo sufren cada año. ¿Cuáles son sus características?

Los gliomas difusos, especialmente el glioma difuso de la línea media (DIPG), presentan una incidencia variable y tasas de supervivencia bajas, especialmente en niños. La incidencia de DIPG en Europa está en torno a los 300 casos anuales. Los gliomas de alto grado, como el glioblastoma, tienen una incidencia de 2-3 casos por cada 100.000 personas en Europa y Norteamérica.

El glioma surge por una multiplicación celular que puede comenzar en el cerebro o en la médula espinal. Cuando las células tumorales aumentan de tamaño, ejercen presión sobre el tejido cerebral o de la médula y es ahí cuando aparecen los primeros síntomas, que dependerán de si la zona más afectada es una u otra.

Otros síntomas además del dolor de espalda

El problema con este tipo de cáncer es que sus síntomas iniciales se camuflan fácilmente con otras afecciones leves y por ello exige de una mirada multidisciplinar para su diagnóstico. Y si bien entre un 15 y un 20 por ciento de casos de glioma de fosa posterior o línea media debutan con dolor lumbar o cervical, es importante estar atentos a síntomas complementarios y que no podemos explicar, como náuseas o alteraciones cognitivas.

Se adjetiva este tipo de tumores como «difusos» porque las células se infiltran en el tejido cerebral sano sin límites definidos. Y aunque como ya se ha indicado, las señales de alerta no son en primer término muy definitorias de una patología cancerígena, los especialistas aseguran que pueden diferenciarse diversos síntomas que nos estarían indicando que no se trata de un simple dolor de espalda. Estaríamos hablando de:

  • Dorso-lumbalgia acompañada de náuseas matutinas, sin causa gastrointestinal.
  • Rigidez de nuca y visión borrosa o doble.
  • Dolor que empeora acostado y que se asocia a la hipertensión intracraneal.
  • Aparición súbita de torpeza motora o cambios de personalidad.

El hándicap del retraso diagnóstico

La prevención es un término fundamental en líneas generales en el ámbito de la salud, pero más aun si cabe si nos estamos refiriendo a enfermedades tan complejas y de pronóstico incierto como es el cáncer. En este sentido, los síntomas difusos de este tumor explican los elevados índices de retraso diagnóstico que le caracteriza.

Un estudio reciente constató que hasta el 30 por ciento de pacientes con glioma consultaron por un dolor de espalda y/o cuello y que acumularon un retraso diagnóstico final de entre tres y seis meses. Esto significa que en primera instancia en consulta médica la primera hipótesis que se baraja suele ser un sobreesfuerzo o mala postura. Otro de los factores es que en las pruebas es habitual infravalorar las señales cerebrales.

Referencias

Mayo Clinic (s.f.). Glioma: síntomas y causas. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/glioma/symptoms-causes/syc-20350251

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 Dado que los síntomas son fácilmente confundibles con diversos tipos de alteraciones, es imprescindible una mirada médica multidisciplinar para confirmar el diagnóstico y empezar cuanto antes el tratamiento  

Nadie puede pensar a priori que un dolor de espalda o cervicales, que suele asociarse a una mala postura o estrés, pueda desembocar en un diagnóstico de cáncer unas semanas más tarde y menos aún que haya una conexión con el cerebro. Pero es así y, aunque es un tipo raro de tumor, decenas de personas en España lo sufren cada año. ¿Cuáles son sus características?

Los gliomas difusos, especialmente el glioma difuso de la línea media (DIPG), presentan una incidencia variable y tasas de supervivencia bajas, especialmente en niños. La incidencia de DIPG en Europa está en torno a los 300 casos anuales. Los gliomas de alto grado, como el glioblastoma, tienen una incidencia de 2-3 casos por cada 100.000 personas en Europa y Norteamérica.

El glioma surge por una multiplicación celular quepuede comenzar en el cerebro o en la médula espinal. Cuando las células tumorales aumentan de tamaño, ejercen presión sobre el tejido cerebral o de la médula y es ahí cuando aparecen los primeros síntomas, que dependerán de si la zona más afectada es una u otra.

Otros síntomas además del dolor de espalda

El problema con este tipo de cáncer es que sus síntomas iniciales se camuflan fácilmente con otras afecciones leves y por ello exige de una mirada multidisciplinar para su diagnóstico. Y si bien entre un 15 y un 20 por ciento de casos de glioma de fosa posterior o línea media debutan con dolor lumbar o cervical, es importante estar atentos a síntomas complementarios y que no podemos explicar, como náuseas o alteraciones cognitivas. 

Se adjetiva este tipo de tumores como «difusos» porque las células se infiltran en el tejido cerebral sano sin límites definidos. Y aunque como ya se ha indicado, las señales de alerta no son en primer término muy definitorias de una patología cancerígena, los especialistas aseguran que pueden diferenciarse diversos síntomas que nos estarían indicando que no se trata de un simple dolor de espalda. Estaríamos hablando de:

  • Dorso-lumbalgia acompañada de náuseas matutinas, sin causa gastrointestinal.
  • Rigidez de nuca y visión borrosa o doble.
  • Dolor que empeora acostado y que se asocia a la hipertensión intracraneal.
  • Aparición súbita de torpeza motora o cambios de personalidad.

El hándicap del retraso diagnóstico

La prevención es un término fundamental en líneas generales en el ámbito de la salud, pero más aun si cabe si nos estamos refiriendo a enfermedades tan complejas y de pronóstico incierto como es el cáncer. En este sentido, los síntomas difusos de este tumor explican los elevados índices de retraso diagnóstico que le caracteriza.

Un estudio reciente constató que hasta el 30 por ciento de pacientes con glioma consultaron por un dolor de espalda y/o cuello y que acumularon un retraso diagnóstico final de entre tres y seis meses. Esto significa que en primera instancia en consulta médica la primera hipótesis que se baraja suele ser un sobreesfuerzo o mala postura. Otro de los factores es que en las pruebas es habitual infravalorar las señales cerebrales.

Referencias

Mayo Clinic (s.f.). Glioma: síntomas y causas. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/glioma/symptoms-causes/syc-20350251

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