¿Qué parte de esta etapa de su vida hay en el disco?

Hay un poco de todas las etapas en las que gracias y por culpa de ellas, has ido creciendo de una manera o de otra. Así que es un poco, desde la niñez hasta ahora todo lo que ha ido pasando, pero sobre todo niñez y adolescencia.

Si Infancia Mal Calibrada fuera un lugar, ¿cuál sería?

Aranda de Duero, con sus pros y sus contras. Es el sitio donde crecí y sobre él hay mucho en mi música. Todas mis vivencias, lo bueno y lo malo que me ha pasado en la vida, lo que me ha hecho aprender, las discusiones… hay bastante.

A la hora de componer, ¿le interesa más contar historias o provocar sensaciones en los oyentes?

Un poco las dos, es decir, que dentro de la historia haya un aderezo metafórico que te haga sentir cosas y que mi historia te lleve a la tuya para que te haga pensar y decir ‘hostia, a lo mejor a mí también me ha pasado esto’; que te haga reflexionar un poco como cuando ves una película y te taladra por dentro.

En la canción Victoria dice ‘Hasta mis demonios tienen demonios’. ¿Cuáles son los suyos?

La incertidumbre al futuro, el no quedarme solo sin tener a mi gente alrededor, el sí saldrá bien, si no saldrá bien, si el amor será mutuo… no sé, ese tipo de cosas que si me pongo a hablar de ellas estaríamos aquí cuatro horas, pero sí, un poco es ese resumen. Sabes que la gente que quieres no es para siempre, tú no eres para siempre, no eres inmortal.

Chato fue su anterior disco, cuyo título viene porque su padre le llama así, ¿cuánto de importante es su familia a la hora de crear?

Es el núcleo base, por lo menos el mío, de las cosas más importantes y la base más tocha que alguien puede tener para inspirarse. Al final, la educación que te ha dado la familia y de quién has estado rodeado cuando eres joven, es decir, la familia que eliges, todo ese conglomerado al que llamamos familia es lo que eres hoy. Así que creo que un 90% por lo menos se lleva.

¿Y el otro 10%?

Lo que te vas encontrando a lo largo de la vida, desde los amores hasta la educación, hay una mezcla de todo un poquito ahí.

Hablando de Chato,  ¿qué relación guarda la portada con la de Infancia Mal Calibrada? Porque vemos dos siluetas de un chico…

Chato estaba escondido, esperando su momento, que era un poco lo que significaba que estuviera ahí: en la parte izquierda y agazapado con toda la simbología de estar preparado para lo que viene. Y en Infancia Mal Calibrada es como ‘pum’, la cara del chaval, incluso de pequeño, sin miedo a estar en primer plano. Siempre lo comparo con una foto que hay del Real Madrid en la que sale Benzema, salvando las distancias, por detrás aplaudiendo en plan ‘espero mi momento’ y al año o a los años siguientes ganó el Balón de Oro. Me intento mantener motivado en ese aspecto, ¿sabes? No flipado, pero sabiendo que todo llega. Luego imagino que la siguiente portada tendrá que estar en la parte superior derecha, no sé, toda la diagonal (risas).

Se ha convertido en una de las voces más singulares de la nueva escena. ¿Cuál ha sido la clave para construir su identidad sonora?

Escuchar música inglesa de los 90, a Stone Roses, Primal Scream… todo esto que, de chavales muy poca gente escuchaba, yo tuve la suerte de que mi familia, otra vez mi familia (risas), me ponía estos temas. Y al final me ha servido para bien, porque es la base que tengo siempre para escribir canciones.

Los artistas de su generación mezclan géneros sin miedo. ¿Siente que esta libertad creativa es ya una seña de identidad de la nueva música en España?

Sí, el hecho de poder hacer tus canciones en casa, mezclar referencias, escuchar a los chavales que están haciendo otras cosas y ver que hay total libertad para hacer lo que queramos, está creando una especie de nueva cultura en la que estoy afortunado de estar dentro. Cada uno tiene sus vertientes, pero todo nace de la misma base es curioso en lo que se está generando ahora. No da miedo meter trap en una canción de rock, por decirlo de alguna manera, no da miedo juntar etiquetas y hacer un mix.

Ha colaborado con artistas tan distintos como Ralphie Choo, Rusowsky, Recycled J, Carolina Durante o Aitana. ¿Qué aprende de cada colaboración?

A como trabajan las personas con las que colaboro. Veo diferentes maneras de encarar una canción, de inspirarse, el cómo son en el estudio y te sorprenden para bien. Cuando alguien está currando en algo que le gusta, ves cómo es de verdad y eso inspira muchísimo.

Viene de estudiar y trabajar como ingeniero. ¿Qué fue lo que le llevó a dar ese cambio de proyecto profesional?

Antes de estudiar ingeniería tenía un grupo de rock en Aranda y nunca me abandonó esa sensación de querer hacer música por ocio. Esto fue a más, se infló y aquí estoy. Ha sido supernatural, me nacía de dentro.

¿Le dio vértigo cambiar de profesión?

Hemos sido muy conservadores. Hasta que no estuvo todo muy bien hilado y sabíamos que íbamos a tener un respaldo de dos o tres años vista no dejé el curro y esto ha sido en febrero de este año. Gracias al equipo y a toda la movida que se ha generado alrededor he ido con pies de plomo.

¿Ha cambiado su relación con la música desde que empezó a ser su trabajo y no solo una pasión?

Nunca he perdido la pasión por la música, me encanta empezar temas y cuando termino uno estoy fácil un mes entero poniéndomelo 24/7. Me regocijo en ellos cuando me salen bien, estoy orgulloso de ellos, son como hijos míos. Sigo manteniendo la pasión, pero me lo tomo como un curro, porque si no, me volvería loco. Tengo que saber diferenciar Barry B y Gabriel. Lo llevo bastante bien y sigo manteniendo el disfrute por hacer canciones.

Tienes más de un millón de escuchas mensuales en Spotify. ¿Cuánta importancia le das a las cifras?

Al final es un indicador, te da la seguridad de que te van a escuchar bastantes personas, pero nunca se sabe porque las cifras no te dan entradas. Hay gente que tiene muchas cifras en Spotify y luego no llenan salas. En mi caso está equiparado y es bastante realista, pero nunca se sabe; a lo mejor tienes una colaboración supertocha con alguien que tiene muchos números y simplemente le están escuchando a esa persona y tú no recibes audiencia que luego te va a comprar entradas. Te puede engañar, pero yo estoy bastante chill.

En un mundo tan polarizado como en el que vivimos, ¿qué papel juega para ti la música a la hora de lanzar un mensaje reivindicativo?

Creo que al final la música tiene que servirle a la persona que te está escuchando como una banda sonora de tu vida y si te puede llegar a evocar algo que te tranquilice, incluso que te sale en un momento difícil, pues creo que ahí hemos hecho bingo, hemos acertado. Creo que es un poco lo que intento transmitir; mucha gente me habla, me dice que mis canciones les ayudan, así que creo que estamos yendo por el buen camino. Si tienes un momento difícil dentro de toda esta vorágine de lo que es la sociedad, del individualismo y las comparaciones por redes, al final, si esto te puede ayudar a liberarte un poquito, aunque sean 3 minutos, pues bienvenido sea.

Siendo la inmediatez la orden del día, ¿de qué manera afecta el consumo rápido de las redes a la hora de hacer música?

Tienes que sacar música y trabajar. Aunque sea una liada el tener que estar sacando música, al final pienso que bueno, es mi curro. El otro día lo hablaba con mi padre y me decía: tu colega se levanta a las cinco de la mañana, va una cárnica y está cortando tendones desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde y ahí está. Tú tienes que dar entrevistas, tienes que hacer música y si tienes que sacar una canción al mes, pues bueno, si te gusta, adelante, tienes que estar ahí en el meollo. Un futbolista, que está superpagado, pues igual, tiene que hacer un partido cada semana o cada media semana.

Estás inmerso en una gira donde ya vas por la tercera Riviera, pero has colgado sold out en más ciudades e incluso saltas el charco yéndote a México. ¿Qué se siente?

No lo sé, la verdad es la hostia. Lo más bonito que le puede pasar a alguien que hace arte es que compren su música, que se sientan identificados con las canciones, que vivan los bolos… es increíble. Hace un año no me imaginaba llenar una Riviera y bueno, van 3, pues qué te voy a decir. Nos hemos preparado muy bien mentalmente para que esto sea posible. Estoy muy bien rodeado y no me afecta a nivel flipármelo.

Mirando a un futuro, ⁠¿dónde te gustaría estar de aquí a cinco años?

Nunca se sabe, si todo va bien, pues obviamente se proyectan estadios, pero vamos, con seguir viviendo de la música, mantener equipo, pareja estable y que no se vaya la movida de olla, me vale.