Cegasa o cómo plantar cara desde Vitoria al imperio de las baterías chinas: «No podemos darles todo el control, está en juego la seguridad»

Iñigo Atutxa, CEO de la empresa vasca, analiza las distintas olas por las que ha pasado una tecnología que ha tomado impulso tras el apagón del 28 de abril Leer Iñigo Atutxa, CEO de la empresa vasca, analiza las distintas olas por las que ha pasado una tecnología que ha tomado impulso tras el apagón del 28 de abril Leer  

Iñigo Atutxa (Zeanuri, 1981) recaló el pasado enero al frente de Cegasa, una empresa casi centenaria que desde 1934 ha liderado a nivel nacional, desde su cuartel general de Vitoria, la tecnología del almacenamiento. Sí, ha leído bien, 90 años persiguiendo el sueño de la energía infinita. Un objetivo que, desde el apagón del pasado 28 de abril, ha ascendido a la categoría de prioridad estratégica nacional.

Cegasa fue el primer fabricante de pilas de España y uno de los primeros de Europa. Aunque uno todavía puede pedir en el supermercado un paquete de pilas Cegasa, ya no es la empresa la que lo fabrica. Fue una de las primeras decisiones que Sherpa Capital, la gestora española de capital riesgo especializada en invertir en empresas en crisis, tomó tras adquirir la mayoría de la compañía vasca. «Al día siguiente de entrar traspasaron la división de pilas y con ella la marca comercial». Hace ya 15 años de aquello y no parece que, precisamente ahora, la gestora tenga prisa por salir de Cegasa. Al igual que Atutxa, en Sherpa saben que la compañía tiene los mimbres para salir reforzada (y revalorizada) de la última fiebre del negocio energético: el almacenamiento. En su camino hay una piedra, o más bien, una muralla: la competencia de los gigantes chinos que dominan el mercado mundial de baterías.

Atutxa recuerda que hacia el 2009, cuando empezó a sonar el litio como solución para almacenar energía, se llegó a hacer una línea de prototipado para fabricar aquí celdas e, incluso, un estudio para desarrollar una gigafactoría. «Se avanzó bastante, pero el problema fue que ya entonces se vio que fabricar la celda aquí no era económicamente viable. Ha habido casos como el de Northvolt en los que se ha metido muchísimo dinero y no se ha conseguido competir con los chinos, porque tiene un mercado interno muy potente, apoyo estatal y el control de las propias minas de litio», asegura. La solución por la que ha apostado Cegasa es comprar las celdas de China y hacer en nuestro país todo lo demás. Desde el ensamblado hasta la programación electrónica, sensores de tensión o temperatura y sistemas que permiten a sus baterías recibir órdenes de la red eléctrica y enviar señales al sistema.

«Se le da mucha importancia a la celda, pero la celda es un ladrillo, no tiene ningún tipo de electrónica. Existe muchísima cadena de valor por arriba, hasta convertirla en un sistema de almacenamiento conectado», explica el ejecutivo. Insiste en que garantizar que toda esa cadena se queda en España y en Europa es urgente, y no solo por el empleo o el arraigo industrial, sino por una cuestión de seguridad. «La celda, como digo, es un ladrillo, pero si dejamos que China lo haga todo y nos limitamos a comprar sus baterías ya terminadas, pues perderemos todo el control. ¿Y si a alguno le da por meternos un troyano? Nosotros estamos aquí generando empleo y tecnología, pero también asegurando el control de un sistema crítico que es la red. Es una cuestión de seguridad nacional».

Atutxa celebra que el Gobierno haya escuchado las advertencias del sector sobre el riesgo de que colosos chinos irrumpieran en el mercado nacional a través de ayudas públicas. «Uno de los mejores cambios lo ha dado el Idae -organismo que gestiona los fondos europeos del Ministerio de Transición Ecológica-, al introducir un sistema de puntos que premia el contenido local de los proyectos candidatos».

Hace unos días, el Idae tuvo que aumentar un 20% el presupuesto, inicialmente de 700 millones de euros, de la última convocatoria de ayudas de los fondos Feder para almacenamiento, debido al enorme apetito generado. Finalmente, inyectará casi 840 millones a más de 140 iniciativas, premiando el componente local. Era la convocatoria más esperada para Cegasa, cuyo papel es proveer con sus productos a los promotores de esos proyectos.

El resultado final de esas ayudas condicionará el crecimiento de la firma, que ya tiene previsto duplicar su capacidad productiva con una segunda línea de fabricación para la que ya están haciendo hueco en su fábrica de Vitoria. Allí no solo se ensambla, hay desarrollo, investigación y se somete a las baterías a condiciones extremas para asegurar que resisten a casi cualquier escenario.

El almacenamiento lleva años perfilándose como una tecnología necesaria para la supervivencia de sistemas eléctricos como el español, dominados por las energías renovables. Pero en la práctica su despliegue ha estado casi congelado. Hoy, el consenso a pie de fábrica es que el apagón ha vuelto a poner el almacenamiento en el mapa y, esta vez, todo apunta a que será de manera definitiva.

El CEO vuelve a mirar hacia atrás. «En 2015 se empezó a hablar del almacenamiento, aunque no a gran escala. La fotovoltaica ya había explotado, aunque la red seguía siendo mayoritariamente síncrona, con algo de renovable. Ahora es al revés. Se ha instalado mucha renovable y cada vez entra menos energía síncrona al sistema porque es más cara. Eso ha inestabilizado el sistema y la solución son las baterías. Ahora estamos en eso», afirma.

¿Por qué no despegó el almacenamiento en paralelo a toda esa renovable? «El problema era, digamos, el business case, lo económico. Hemos instalado renovables muy rápido, pero sin una tecnología que les permitiera generar una red, es decir, emular ese sincronismo de las energías tradicionales. Es lo que se está intentando ahora con los inversores grid forming, que es algo un poco técnico, pero que básicamente permite a las renovables controlar más la tensión y la frecuencia».

Atutxa apunta que el problema está en toda esa renovable antigua que no incorporó esos sistemas en su día, «unos 70 gigavatios». «Se podía haber legislado en su momento porque tecnología había, pero no se hizo porque no interesaba, porque era más cara y los sistemas no estaban tan preparados como ahora. Interesaba instalar mucha renovable. Ni las utilities ni Red Eléctrica tuvieron en cuenta eso… hasta que llegó el apagón». Ahora, afirma, el sistema español está dando «un paso atrás», subiendo la entrada de gas, lo que hace que entre menos renovable y suban los precios.

«España está ahora con las renovables como Arabia Saudí estaba hace 100 años con el petróleo»

Y ahí es donde, según el ejecutivo, deben entrar las baterías para que nuestro país no pierda su ventaja competitiva. «España tiene un montón de recurso renovable, estamos como Arabia Saudí hace cien años con el petróleo. Tenemos el recurso natural y tenemos las empresas. Estamos en posición de ser líderes mundiales en la energía más barata, más limpia y mejor», insiste.

Explica que el problema es que el sistema llega un momento en que no puede absorber más renovable, principalmente fotovoltaica. En parte, porque no es despachable, es decir, porque no la puedes generar cuando la necesitas. «El sol y el viento están cuando están, pero la demanda crece cuando la gente quiere consumir. No se le puede decir a la gente que ponga la lavadora cuando haya sol… ¿Qué tenemos ahora? Precios cero por la mañana y precios muy altos al anochecer, cuando crece la demanda y no hay generación». Eso, insiste, es lo que está generando desequilibrios de precios que ponen en riesgo la viabilidad de todo el modelo verde.

«Las baterías convierten energía no despachable en despachable. Recoges la energía al mediodía y luego la puedes vender por la noche. Falta mucho almacenamiento para que esos 70 gigas de renovables puedan llegar a ese punto. Mínimo 30 gigavatios hora… y hay instalados dos», remarca. Atutxa confía en que va a haber un enorme crecimiento para el mercado de baterías porque además de ser una forma de almacenamiento, es un «estabilizador» que ayuda a gestionar mejor las renovables ya instaladas e inyectar más con mejores retornos económicos. Asegura que darán estabilidad al sistema sin necesidad de depender de más energía síncrona. «Eso de que la inercia solo la aporta la aceleración síncrona es tecnológicamente incierto. Los nuevos sistemas de control de las renovables dan una inercia virtual igual a la de esas máquinas. Mejor, incluso, porque es más rápida y más controlable».

¿Puede una prórroga nuclear frenar esa transformación? «Extenderla solo retrasa el salto necesario. Todo lo que alargue la vida de la nuclear o el gas nos hace más dependientes. El gas o el uranio nos lo pueden vender cuando y al precio que quieran, pero sol en España hay de sobra», asevera. Sobre el auge de las posiciones antiecológicas en Europa, Atutxa es contundente: «Negar el cambio climático es como negar que en Australia hay canguros».

«Alargar la nuclear nos hace dependientes y retrasa un salto necesario»

En el caso de las baterías, la dependencia está en la curva de precios del litio. China domina ese mercado y en los últimos años ha pilotado vaivenes considerables. «Ahora está barato y estable. Creo que China ha tomado una decisión política de que este es el nivel más beneficioso». La bajada de precios supone un reto -«ahora para ingresar lo mismo hay que vender el doble»-, pero el CEO confía en que incentivará la demanda. «Empieza a ser interesante porque ahora la vida útil de las baterías está entre 15 y 20 años. A los precios actuales, hay retornos de inversión a los cinco años sin necesidad de ayudas«, celebra.

Se da la paradoja de que sus proveedores de celdas son también sus competidores. Cuando mejor le va a empresas como Cegasa, mejor marchan también gigantes chinos como Huawei con los que se bate el cobre. «Es el modelo de coopetition y es lo que hay. La competencia nos hace mejorar, pero no partimos de las mismas condiciones. Necesitamos apoyo o, más bien, reconocimiento». Atutxa tiene clara su ventaja. «Nos centramos en plantas pequeñas porque ahí a los chinos no les interesa entrar. Ellos funcionan bien cuando hay volumen, como ocurre con el automóvil. Nosotros prestamos a nuestros clientes el servicio en cercanía, tenemos aquí los repuestos. Si compras la batería a China y hay un fallo se la tienen que llevar. Esa es nuestra mayor baza«.

 Actualidad Económica // elmundo

Te Puede Interesar