Con FOMO pero coherente

Españoles, ¡estamos divididos! Están los que han visto a Lady Gaga en concierto y los que teorizan sobre el estreno operístico de Rosalía. Una de dos: o vives experiencias únicas o tuiteas enfadado desde el sofá de tu casa.

Yo me he perdido a Lady Gaga y me da mucha rabia moderna: FOMO. Miedo a quedarme fuera y a no formar parte del momento que todos viven… menos yo.

Mi consuelo de ‘tonto’ es que más me dolería perder el sentido común. Entre la entrada de reventa, el tren a Barcelona, el hotel… la broma no hubiese bajado de los 700 euros. Y, sinceramente, por muy Little Monster que me crea, eso sería un Bad Romance… con la ruina. He decidido ser coherente.

A veces, la madurez consiste en decir que no. A quien sea. Consiste en quedarte en casa con la dignidad y la coherencia intactas y el dinero suficiente para pagar la hipoteca. Total, tampoco me van a quitar el carnet de fan…

Mientras, Twitter arde con Berghain, lo nuevo de Rosalía. Porque si no has visto a Gaga, de algo tendrás que hablar para no quedarte fuera de la conversación social… ¡Qué de analistas! Que si es arte, que si es postureo, que si lo hubiera hecho una chica de tu barrio nadie lo aplaudiría…

Y es que, mientras algunas de tu barrio se inspiran en ‘los micrófonos’ de Tata Golosa, Rosalía, que es más de barrio que tú y que yo, se dejó sus euritos en pagarse un primer disco: su proyecto final de carrera en la ESMUC que seguimos diseccionando como un tratado de arte contemporáneo.

Igual, ahí está la lección. En tiempos de FOMO, experiencias ‘imperdibles’ y opiniones instantáneas, la verdadera revolución no es ir a todo, ni comentar todo. Es saber callar, disfrutar desde la barrera y aprender a elegir a dónde vas y qué comentas.

Escribo esto mientras vuelo de regreso a Madrid. Anoche, disfruté en la catedral de San Pablo de Londres de un concierto acústico de Melanie C, la deportista de las Spice Girls, junto a un cuarteto de cuerda, bajo la luz de las velas.

La coherencia, a veces, también es un acto de rebeldía. Y si me pierdo a Lady Gaga… que sea por escucharme a mí.

 A veces, la madurez consiste en decir que no, y quedarte en casa con la dignidad y la coherencia intactas y el dinero suficiente para pagar la hipoteca.  

Españoles, ¡estamos divididos! Están los que han visto a Lady Gaga en concierto y los que teorizan sobre el estreno operístico de Rosalía. Una de dos: o vives experiencias únicas o tuiteas enfadado desde el sofá de tu casa.

Yo me he perdido a Lady Gaga y me da mucha rabia moderna: FOMO. Miedo a quedarme fuera y a no formar parte del momento que todos viven… menos yo.

Mi consuelo de ‘tonto’ es que más me dolería perder el sentido común. Entre la entrada de reventa, el tren a Barcelona, el hotel… la broma no hubiese bajado de los 700 euros. Y, sinceramente, por muy Little Monster que me crea, eso sería unBad Romance… con la ruina. He decidido ser coherente.

A veces, la madurez consiste en decir que no. A quien sea. Consiste en quedarte en casa con la dignidad y la coherencia intactas y el dinero suficiente para pagar la hipoteca. Total, tampoco me van a quitar el carnet de fan…

Mientras, Twitter arde conBerghain, lo nuevo de Rosalía. Porque si no has visto a Gaga, de algo tendrás que hablar para no quedarte fuera de la conversación social… ¡Qué de analistas! Que si es arte, que si es postureo, que si lo hubiera hecho una chica de tu barrio nadie lo aplaudiría…

Y es que, mientras algunas de tu barrio se inspiran en ‘los micrófonos’ de Tata Golosa, Rosalía, que es más de barrio que tú y que yo, se dejó sus euritos en pagarse un primer disco: su proyecto final de carrera en la ESMUC que seguimos diseccionando como un tratado de arte contemporáneo.

Igual, ahí está la lección. En tiempos de FOMO, experiencias ‘imperdibles’ y opiniones instantáneas, la verdadera revolución no es ir a todo, ni comentar todo. Es saber callar, disfrutar desde la barrera y aprender a elegir a dónde vas y qué comentas.

Escribo esto mientras vuelo de regreso a Madrid. Anoche, disfruté en la catedral de San Pablo de Londres de un concierto acústico de Melanie C, la deportista de lasSpice Girls, junto a un cuarteto de cuerda, bajo la luz de las velas.

La coherencia, a veces, también es un acto de rebeldía. Y si me pierdo a Lady Gaga… que sea por escucharme a mí.

 20MINUTOS.ES – Cultura

Te Puede Interesar