El próximo alcalde aboga por medidas redistributivas y progresivas clásicas de la izquierda junto a un discurso identitario centrado en la inmigración, la clase y la descolonización Leer El próximo alcalde aboga por medidas redistributivas y progresivas clásicas de la izquierda junto a un discurso identitario centrado en la inmigración, la clase y la descolonización Leer
El martes por la noche, Zohran Mamdani ganó las elecciones municipales y será el próximo alcalde de Nueva York. El más joven en un siglo, a sus 34 años. El primer musulmán y el primero de origen asiático y africano. Y el segundo socialista en la historia de la ciudad de los rascacielos. Hay muchos números que dan pistas sobre el hartazgo de la población y su victoria con una campaña centrada completamente en la ‘affordability’, la asequibilidad.
Los 3.500 dólares que cuesta como mínimo de media un apartamento de un dormitorio en Nueva York (4.800 en Manhattan). El 12% que han subido los alquileres de las viviendas protegidas (más de un millón de pisos) durante el mandato de Eric Adams, el regidor saliente. Los 350.000 millonarios que viven principalmente en Manhattan. O el 50% que ha aumentado la cesta de la compra en la última década en toda el área metropolitana.
Pero hay un dato en especial, salvaje, que explica por qué durante su discurso de celebración Mamdani dijo que en el futuro, cuando mire atrás, seguramente lo único que lamente es que «este día haya tardado tanto en llegar»: más de 140.000 menores, el 15% del todo el alumnado, carecen de vivienda permanente. Son, formalmente, sin techo. «Esta es una ciudad donde una de cada cuatro personas vive en la pobreza, una ciudad donde 500.000 niños se acuestan con hambre cada noche», denunció el candidato en sus mítines.
Mamdani era el candidato del Partido Demócrata, tras ganar las primarias antes del verano. Pero su alma y su corazón están con los Socialistas Democráticos de América, el DSA, un partido pequeño pero ya no marginal. Que ha ido cogiendo fuerza en los últimos años y está compitiendo con el aparato tradicional, gracias a figuras con mucho gancho entre los jóvenes como Alexandria Ocasio-Cortez o el senador Bernie Sanders. Con ideas mucho más de izquierda e intervencionistas que las del establishment, y mucho más alineadas con los partidos de izquierda europeos.
El tipo de ideas que ha «aterrorizado», en sus propias palabras, a Wall Street. En los últimos seis meses, los mensajes de los más ricos, de los inversores, las empresas y los lobbies ha sido casi apocalípticos. Decenas de ellos han amenazado con irse, hablado de la destrucción de la ciudad, escrito incluso tribunas sobre su miedo, especialmente los que son judíos.
El inversor Bill Ackman, uno de los mejores ejemplos de multimillonarios que han descubierto la luz trumpista en los últimos meses, cree que sus ideas «serían desastrosas para la ciudad de Nueva York. El socialismo no tiene cabida en la capital económica de nuestro país. La capacidad de la ciudad de Nueva York para ofrecer servicios a los pobres y necesitados, y mucho menos al neoyorquino promedio, depende completamente de que sea un entorno favorable para los negocios y un lugar donde los residentes adinerados estén dispuestos a pasar 183 días y asumir la carga fiscal asociada. Desafortunadamente, ambos ya han comenzado a planificar sus salidas». El alcalde electo bromeó recientemente diciendo que los dos más de dos millones que Ackman ha invertido contra él son «más de lo que le hubiéramos puesto nunca en impuestos».
Más de 35 milmillonarios han aportado fondos a los rivales de Mamdani en la campaña. Grandes fondos como Citadel o Apolo instaron a todos sus trabajadores a ir a votar para intentar que ganara Andrew Cuomo y no «candidatos con opiniones extremas incompatibles con nuestros valores». Otros personajes importantes tenían una opinión diferente. Cliff Asness, dueño del hedge fund AQR Capital, publicó en sus redes sociales la escena por antonomasia del El planeta de los simios, con Charlton Heston, los restos de la Estatua de la Libertad en la playa y la frase: «¡Maníacos! ¡La volaron por los aires!». «Es una locura que un socialista haya sido elegido alcalde de la capital financiera del mundo», lamentaba esta mañana Anthony Pompliano, uno de los reyes de las criptomonedas.
Hay dos planos diferentes ahora mismo con Mamdani, alguien que como su campaña reconoce, ni en sus mejores sueños habían anticipado lo ocurrido. No se daban ni un 3% de posibilidades al inicio del proceso. La victoria de las primarias los cogió con el pie cambiado, tuvieron que improvisar y profesionalizarse. Y ahora tendrán que llevar a la práctica lo que eran propuestas e ideas destinadas a cambiar la narrativa y empujar a los candidatos con más opciones.
El primer plano es el que implica su discurso identitario. El nuevo alcalde se formó en teorías raciales, de género y descolonización. Hizo su tesina sobre Frantz Fanon y Rousseau, y escribía tuits vinculando el movimiento queer con la retirada de fondos de la Policía. El martes por la noche, en el Teatro Paramount de Brooklin, arrancó su discurso citando a Eugene Debs, diciendo «Puedo ver el amanecer de un día mejor para la humanidad». O a Jawaharlal Nehru: «Hay momentos, aunque rara vez en la historia, en el que pasamos de lo viejo hacia lo nuevo, en el que una era termina y en el que el alma de una nación, largamente reprimida, encuentra su voz», celebró citando el discurso de medianoche de 1947 del primer ministro de la India celebró la independencia.
El segundo discurso, el de la campaña, es muy diferente y ha mutado. Es mucho más conciliador, menos rupturista. Ha tendido la mano a todas partes, contratado a expertos en muchas materias que desconoce y recurrido a los clásicos del Partido Demócrata para tender puentes con Wall Street, los promotores inmobiliarios y la Policía. Es llamativo cómo todos los millonarios ponen una línea roja en el hecho de que Mamdani decida mantener en el puesto a la comisionada de Policía de la ciudad, Jessica Tisch. Irónicamente, hija del multimillonario Jim Tisch.
- Congelar durante cuatro años los alquileres, pero no en toda la ciudad, sino en las conocidas como viviendas protegidas, algo más de un millón en toda el área metropolitana. Él mismo vive en uno de esos pisos, muy pequeños, por el que paga 2.300 dólares al mes.
- Educación universal gratuita para niños hasta cinco años, ampliando los programas actuales que cubren a casi todos los niños de 4 años y muchos de 3, algo que se estima costaría en torno a 6.000 millones al año, casi lo mismo que todo el presupuesto del Departamento de Policía.
- Subir el salario mínimo para que pase de los 16,50 dólares por hora actuales a 30 dólares por hora para 2030. «Como ha ocurrido tantas veces, la clase multimillonaria ha tratado de convencer a quienes ganan 30 dólares la hora de que sus enemigos son los que ganan 20 dólares la hora», dijo el martes por la noche en su discurso de celebración tras imponerse.
- Transporte público gratuito (unos 800 millones al año). Su equipo sostienen que la mitad de los usuarios no paga en general y que esto aumentaría la seguridad de los conductores y reduciría el tráfico.
- Crear algo parecido a supermercados municipales, uno en cada uno de los cinco ‘boroughs’ (distritos) de la ciudad. Algo que existe puntualmente en otros estados. Gracias a estar exentos de ciertos tributos municipales, podrían ofrecen alimentos más baratos a las familias con menos recursos. Estima que el coste estaría en torno a 60 millones de dólares por las cinco tiendas.
- Subir los impuestos a los más ricos, si bien no puede hacerlo solo y tiene pocos aliados en la legislatura estatal. «Tax the rich» ha sido uno de los cánticos estrella de su campaña y de sus mítines. Para financiar sus iniciativas propone elevar el impuesto de sociedades cuatro o cinco puntos, hasta el 11,5%, el mismo que Nueva Jersey, lo que dice que generaría 5.000 millones de dólares adicionales a las arcas públicas. Y un impuesto extra del 2% a los que ganan más de un millón el año. lo que confía en que aportará otros 4.000 millones más. El impuesto de sociedades del estado de Nueva York recauda ahora en torno a 6.000 millones de dólares anuales con una base imponible de casi 100.000 millones de dólares, pero eso no implica que simplemente aumentando el tipo impositivo máximo en cinco puntos vaya a recaudar 5.000 millones de dólares. Desde 2021, las empresas neoyorquinas ya pagan un impuesto del 7,25% si ganan más de 5 millones de dólares, y el tipo máximo de Nueva Jersey no se aplica hasta los 10 millones de dólares. Mamdani confía en recaudar más también con multas pendientes, contratando a más inspectores de hacienda y reformando la administración para agilizar los permisos.
- Otro elemento clave de la plataforma de Mamdani es la creación de un Departamento de Seguridad Comunitaria, que ampliaría los servicios de salud mental de la ciudad, incluyendo la creación de un sistema para que especialistas respondan a las llamadas al 911 relacionadas con problemas de salud en lugar de la Policía.
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