España podría decirse que es una ciudad especialmente ruidosa, algo que puede provocar más o menos molestias a los ciudadanos. Sin embargo, cuando no hablamos de malestar puntual por culpa de los ruidos cotidianos sino de algo más profundo e invalidante, nos referimos a la misofonía, que es un trastorno neurológico que provoca una sensibilidad auditiva extrema, que afecta a la calidad de vida de quien la padece.
Así pues, la misofonía es una verdadera intolerancia al ruido, por imperceptible que parezca a los oídos de la mayoría de los ciudadanos, que provoca reacciones emocionales negativas e intensas que se perciben como dolor. El farmacéutico Álvaro Fernández publica un vídeo en sus redes sociales intentando arrojar algo de luz sobre esta patología.
La misofonía y la ansiedad que provoca
La misofonía no es sólo una molestia, sino una reacción intensa e incontrolable ante sonidos cotidianos que la mayoría de las personas no percibe. Las teclas del ordenador, el ruido de alguien al masticar, el golpeteo constante de un pie… son sonidos que pueden desencadenar un grave proceso de ansiedad en quien lo padece.
Un patrón de sonido repetido, aunque sea prácticamente imperceptible, genera la reacción irracional por culpa de la reducción de la tolerancia al ruido. En cuanto a las causas de esta patología, que se caracteriza por una reacción negativa e intolerante a algunos sonidos, desde Gaes explican que «la mayor parte de los detalles que rodean a la misofonía son una absoluta incógnita».
¿Cómo saber si padezco misofonía?
La misofonía es un trastorno neurológico que tiene que ver con la conexión entre la percepción de los sentidos y las sensaciones que generan. Para saber si tienes misofonía, debes observar si experimentas reacciones emocionales intensas (irritación, enojo, ansiedad, pánico) al escuchar ciertos sonidos cotidianos. Masticar, respirar, teclear, o golpear con los dedos, generan en ti emociones que van más allá de una simple incomodidad.
Para identificarlo, es importante reconocer los desencadenantes: sonidos concretos que provocan una reacción emocional desproporcionada; la intensidad de la reacción: y comprobar si esos sonidos afectan a nuestra concentración, el estado de ánimo o las interacciones sociales.
Otra forma de averiguarlo es mediante el denominado patrón de evitación: observar si se empieza a evitar situaciones, lugares o personas debido a los sonidos que molestan.
Misofonía: un ejercicio constante de autocontrol
“Si te molestan ruidos que no molestan a nadie más hasta el punto de que incluso te enfadas y te dan ganas de matar (dice en broma), es posible que sufras de misofonía, un trastorno neurológico que hace que sufras reacciones especialmente fuertes y negativas a sonidos normales que hacen los humanos”, comenta el farmacéutico Álvaro Fernández.
La misofonía es algo que debemos tomar en serio, puesto que «no es un capricho, es una condición real que puede convertirse en un verdadero suplicio. Todo va a depender del tipo de sonidos que desencadenen el malestar y de cómo reacciona cada persona ante ellos». Como resumen, debemos saber que vivir con misofonía es un ejercicio constante de autocontrol y adaptación. Requiere estrategias para evitar detonantes, y cultivar la empatía.
La misofonía, aunque bastante desconocida, es una alteración neurológica que nos vuelve muy sensibles a determinados sonidos.
España podría decirse que es una ciudad especialmente ruidosa, algo que puede provocar más o menos molestias a los ciudadanos. Sin embargo, cuando no hablamos de malestar puntual por culpa de los ruidos cotidianos sino de algo más profundo e invalidante, nos referimos a la misofonía, que es un trastorno neurológico que provoca una sensibilidad auditiva extrema, que afecta a la calidad de vida de quien la padece.
Así pues, la misofonía es una verdadera intolerancia al ruido, por imperceptible que parezca a los oídos de la mayoría de los ciudadanos, que provoca reacciones emocionales negativas e intensas que se perciben como dolor. El farmacéutico Álvaro Fernández publica un vídeo en sus redes sociales intentando arrojar algo de luz sobre esta patología.
La misofonía y la ansiedad que provoca

La misofonía no es sólo una molestia, sino una reacción intensa e incontrolable ante sonidos cotidianos que la mayoría de las personas no percibe. Las teclas del ordenador, el ruido de alguien al masticar, el golpeteo constante de un pie… son sonidos que pueden desencadenar un grave proceso de ansiedad en quien lo padece.
Un patrón de sonido repetido, aunque sea prácticamente imperceptible, genera la reacción irracional por culpa de la reducción de la tolerancia al ruido. En cuanto a las causas de esta patología, que se caracteriza por una reacción negativa e intolerante a algunos sonidos, desde Gaes explican que «la mayor parte de los detalles que rodean a la misofonía son una absoluta incógnita».
¿Cómo saber si padezco misofonía?

La misofonía es un trastorno neurológico que tiene que ver con la conexión entre la percepción de los sentidos y las sensaciones que generan. Para saber si tienes misofonía, debes observar si experimentas reacciones emocionales intensas (irritación, enojo, ansiedad, pánico) al escuchar ciertos sonidos cotidianos. Masticar, respirar, teclear, o golpear con los dedos, generan en ti emociones que van más allá de una simple incomodidad.
Para identificarlo, es importante reconocer los desencadenantes: sonidos concretos que provocan una reacción emocional desproporcionada; la intensidad de la reacción: y comprobar si esos sonidos afectan a nuestra concentración, el estado de ánimo o las interacciones sociales.
Otra forma de averiguarlo es mediante el denominado patrón de evitación: observar si se empieza a evitar situaciones, lugares o personas debido a los sonidos que molestan.
Misofonía: un ejercicio constante de autocontrol
“Si te molestan ruidos que no molestan a nadie más hasta el punto de que incluso te enfadas y te dan ganas de matar (dice en broma), es posible que sufras de misofonía, un trastorno neurológico que hace que sufras reacciones especialmente fuertes y negativas a sonidos normales que hacen los humanos”, comenta el farmacéutico Álvaro Fernández.
La misofonía es algo que debemos tomar en serio, puesto que «no es un capricho, es una condición real que puede convertirse en un verdadero suplicio. Todo va a depender del tipo de sonidos que desencadenen el malestar y de cómo reacciona cada persona ante ellos». Como resumen, debemos saber que vivir con misofonía es un ejercicio constante de autocontrol y adaptación. Requiere estrategias para evitar detonantes, y cultivar la empatía.
20MINUTOS.ES – Salud