El Prado recrea la Capilla Herrera, referente del primer barroco romano, para reflejar la maestría de Annibale Carracci

El Museo Nacional del Prado presentó este martes la ‘reconstrucción’ de la Capilla Herrera, una instalación que permite contemplar los frescos de Annibale Carracci y su taller tal como fueron concebidos e instalados originalmente en altura.

La capilla, hoy desaparecida, formaba parte de la iglesia de Santiago de los Españoles en Roma, uno de los grandes símbolos del poder de la monarquía hispánica en la ciudad.

Los frescos, realizados entre 1602 y 1605, narran episodios de la vida de San Diego de Alcalá y «reflejan la maestría» de Carracci y sus colaboradores, que trabajaron con un lenguaje pictórico «perfectamente unificado».

Tras su restauración y la exposición celebrada en 2022, el Prado vuelve a poner en valor «este conjunto excepcional del barroco italiano», rescatado tras el desmantelamiento de la capilla en 1833 y conservado desde entonces entre Barcelona y Madrid.

Gracias a la colaboración de OHLA, esta instalación permanente permite al público «redescubrir un capítulo esencial del arte mural europeo, en un montaje arquitectónico que respeta la escala y el espíritu del conjunto original».

 Esta instalación permanente permite al público «redescubrir un capítulo esencial del arte mural europeo».  

Varias personas esperan para entrar en el Museo Nacional del Prado.
Varias personas esperan para entrar en el Museo Nacional del Prado.EP

Esta instalación permanente permite al público «redescubrir un capítulo esencial del arte mural europeo».

El Museo Nacional del Prado presentó este martes la ‘reconstrucción’ de la Capilla Herrera, una instalación que permite contemplar los frescos de Annibale Carracci y su taller tal como fueron concebidos e instalados originalmente en altura. 

La capilla, hoy desaparecida, formaba parte de la iglesia de Santiago de los Españoles en Roma, uno de los grandes símbolos del poder de la monarquía hispánica en la ciudad.

Los frescos, realizados entre 1602 y 1605, narran episodios de la vida de San Diego de Alcalá y «reflejan la maestría» de Carracci y sus colaboradores, que trabajaron con un lenguaje pictórico «perfectamente unificado». 

Tras su restauración y la exposición celebrada en 2022, el Prado vuelve a poner en valor «este conjunto excepcional del barroco italiano», rescatado tras el desmantelamiento de la capilla en 1833 y conservado desde entonces entre Barcelona y Madrid.

Gracias a la colaboración de OHLA, esta instalación permanente permite al público «redescubrir un capítulo esencial del arte mural europeo, en un montaje arquitectónico que respeta la escala y el espíritu del conjunto original».

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