El subidón del petróleo amenaza las previsiones económicas en España: riesgo de menos crecimiento y más inflación

Si el barril de crudo no vuelve al entorno de los 65 dólares, restará décimas al PIB y retrasará la moderación de las subidas de precios Leer Si el barril de crudo no vuelve al entorno de los 65 dólares, restará décimas al PIB y retrasará la moderación de las subidas de precios Leer  

Tan sólo unos días después de que en España presentaran sus proyecciones macroeconómicas el Banco de España y el servicio de estudios de BBVA -que recortaron su previsión de crecimiento para el país al 2,4% y 2,5%, respectivamente-, el estallido del conflicto en Oriente Medio ha puesto sobre la mesa un nuevo foco de incertidumbre que podría dejar en papel mojado las estimaciones: la escalada del precio del petróleo.

Los bombardeos de Israel sobre Irán han provocado que el precio del petróleo se dispare en los mercados internacionales, aunque la subida por ahora se mantiene relativamente contenida. El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, se elevó el viernes pasado un 7%, el incremento en un sólo día más importante desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, ante el miedo generalizado a que se interrumpa el suministro procedente de la región. Después del fin de semana, el crudo registró en la madrugada de este lunes máximos no vistos desde finales de enero, por encima de los 78 dólares, aunque después cerró la sesión en los 73,23 dólares, un 1,35% menos.

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Aunque los mercados parecen relativamente inmunizados ya a los conflictos de la zona y la reacción parece contenida (los futuros a cuatro o cinco meses sitúan el precio entre los 70 y 75 dólares por barril), el clima de incertidumbre incide sobre el precio. «Si Irán percibe una amenaza significativa, podría plantearse bloquear el estrecho de Ormuz, un punto de estrangulamiento crítico por el que circula aproximadamente el 25% del comercio mundial de petróleo. Una acción de este tipo afectaría también a las propias exportaciones iraníes y podría tensar las relaciones con otros países productores de petróleo y grandes consumidores como China», apunta Kerstin Hottner, directora de materias primas en Vontobel. Además, advierte, «en caso de ataques contra las instalaciones de exportación de petróleo iraní, existe la posibilidad de que se produzcan represalias contra otras infraestructuras de producción o exportación de petróleo, como se vio en 2019 cuando los ataques contra Saudi Aramco interrumpieron temporalmente la mitad de la producción de petróleo de Arabia Saudí».

Cualquier movimiento de este tipo se traduciría automáticamente en una escalada aún mayor de precio, que tendría un impacto directo en economías domésticas como la española, ampliamente dependiente del exterior en su consumo energético. España es un país netamente importador de petróleo, por lo que cualquier incremento de su precio supone automáticamente un mayor esfuerzo y resta décimas al PIB.

Días antes del movimiento de Israel, las previsiones eran muy diferentes: «Nosotros veníamos de una previsión de entorno a 75 dólares que habíamos rebajado a los 65 dólares por barril y eso nos daba unas décimas más de crecimiento. Ahora hemos desandado el camino que estábamos andando», explica a EL MUNDO Camilo Ulloa, economista principal de España y Portugal de BBVA Research y especialista en inflación. Según sus cálculos, el precio del petróleo previo al movimiento de Israel, combinado con unos precios del gas también contenidos, podrían haber aportado medio punto de crecimiento a España: 4 décimas este año y una el próximo. Puesto que el petróleo tiene más peso, sus modelos estiman que «por cada diez puntos adicionales de precio del petróleo en dólares, eso resta tres décimas de crecimiento». «Es lo que estarían descontando los mercados», apunta.

En lo que respecta a la inflación, advierte de que el impacto «entra de lleno» en los alimentos y en los productos energéticos y, en segundo lugar, afectaría a los servicios. «Por cada 10 puntos de subida del petróleo, la inflación residual (energía y alimentos) nos aumenta 1,1 puntos», mientras que para la inflación general el impacto es de 0,2 puntos.

«Tampoco nos iríamos a un escenario a priori con presiones inflacionistas elevadas, al margen de lo que pueda pasar porque hay demasiada incertidumbre. Hay que esperar a ver cómo reaccionan el resto de oferentes y los productos sustitutos: ver qué pasa con el mercado del gas, las renovables y el resto del mix energético en España, pero la noticia no es positiva porque es un choque negativo de oferta», admite.

Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas, señala a este medio que el encarecimiento del crudo se traducirá en menos crecimiento (una décima menos este año) y más inflación. Este organismo proyecta tres posibles escenarios. El central asume que la subida del petróleo será transitoria y que en pocas semanas volverá a cotizar en el entorno de los 65 dólares, para incrementarse a lo largo de 2026 de forma progresiva hasta los 70 dólares. Este pronóstico llevaría a la inflación en España a situarse en el 2,4% en promedio este año y en el 1,9% el próximo.

Este marco, sin embargo, podría verse mejorado o empeorado. En el primer caso, si se supone que el crudo se estabiliza en torno a los 65 dólares durante este año y el próximo, la inflación podría descender del 2,4% en promedio este año al 1,4% el próximo; pero en el peor de los casos, si el conflicto se hace «persistente» y el precio del crudo se eleva un 20% por encima del contemplado en el escenario central para descender hasta 75 dólares en 2026, el resultado sería que la inflación sería del 2,8% en promedio este ejercicio y del 2,4% el próximo.

Históricamente, el Gobierno ha calculado en sus últimos Programas de Estabilidad que por cada diez de euros de aumento en el precio del barril de crudo, el PIB real pierde 0,5 puntos ese año, 1 punto el siguiente, 1,2 el próximo y 1,4 el de después, con caídas pronunciadas en el consumo privado a partir segundo año y también en los ingresos públicos desde ese ejercicio y en los tres posteriores (de 0,2; 1,1, 1,3 y 1,4 puntos, respectivamente). El saldo público en porcentaje de PIB también se ve afectado, así como el empleo, que también se resiente por el encarecimiento de esta materia prima.

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