El supermercado, que lidera las subidas en la UE, y el apagón de abril disparan la inflación en España

España es el quinto país de la UE en el que más se están encareciendo los alimentos no procesados Leer España es el quinto país de la UE en el que más se están encareciendo los alimentos no procesados Leer  

Hacer la compra y dar la luz. Estos dos hábitos de la vida cotidiana, básicos y por tanto irrenunciables para las familias, independientemente de su renta, se han convertido en casi un lujo en España y han sido los principales responsables de que en el mes de julio la inflación interanual -es decir, lo que suben los precios de media en comparación con el mismo mes del año pasado- se haya elevado cuatro décimas, pasando del 2,3% al 2,7%, según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística.

La razón principal que esgrimió este organismo fue el «efecto base» que se ha producido en los precios de la electricidad, es decir, el hecho de que en julio del año pasado la electricidad se abarató un 6% frente a junio, mientras que este año se ha encarecido, lo que ha tirado al alza de la inflación interanual.

El INE todavía no ha desglosado la evolución de los precios en julio, pero con datos de junio sí se observa que la electricidad es en España un 9% más cara que el año pasado. Esta subida de precio se ha concentrado en los últimos meses, especialmente tras el apagón que sufrió el país en abril.

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Según los datos del Sistema de Información del Operador del Sistema (e·sios), de Red Eléctrica, el precio que paga por la electricidad una familia que tenga la tarifa regulada ha subido un 26% desde el día del apagón, pasando de los 108,47 €/MWh a los 136,77 €/MWh, un incremento que los hogares con precio fijo no experimentarán hasta que se renueve su contrato, pero que acabará afectándoles también.

Por su parte, la electricidad que se compra en el mercado mayorista ha experimentado un incremento del 59% en el primer semestre con un subida especialmente brusca los últimos meses. Según la Organización de Consumidores y Usuarios, el precio mayorista se ha multiplicado casi por cuatro respecto al mes de mayo, lo que ha incrementado la factura de la luz en un 12%.

Los motivos que están detrás de este encarecimiento de la electricidad son al menos tres. Primero, el fuerte incremento que se ha producido en la demanda con la llegada del verano y las olas de calor, que multiplican el uso del aire acondicionado y la necesidad de consumo energético en el país, elevándolo a su pico anual. Detrás de ese aumento de demanda está también el turismo y el mayor número de consumidores en el país.

En segundo lugar, ese pico de demanda coincide con que la producción eólica y, sobre todo, hidroeléctrica, que se habían mantenido en cotas muy altas durante la primavera, han descendido, lo que obliga a tirar más de centrales de gas, un combustible cuyo precio acumula un incremento del 43% en el primer semestre del año, lo que contribuye a elevar el precio del kilovatio hora.

El tercer y último factor, derivado directamente del apagón, es que Red Eléctrica está operando desde entonces en lo que se denomina «modo seguro», es decir, recurriendo más a las centrales de ciclo combinado y reduciendo la aportación de las renovables, que suelen abaratar la factura.

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Junto a la electricidad, los alimentos no procesados -huevos, carne, pescado, fruta, etc.- están protagonizando subidas muy superiores a las del índice general. Con datos de junio, este tipo de productos básicos son un 8% más caros que en el mismo mes del año pasado, lo que deja a España como uno de los países de la Unión Europea con más subidas de precio en el supermercado.

Según datos de Eurostat, nuestro país es el quinto de la UE en el que los alimentos frescos suben más, sólo por detrás de Rumania, donde son un 11,7% más caros que en junio de 2024; República Checa (9,6%), Bulgaria (8,9%) y Estonia (8,5%). En términos armonizados con la UE, la inflación de los alimentos frescos en España es del 8,4%, frente a una media del 5,6% en la UE.

Otras grandes potencias como Alemania ya tienen la inflación de los alimentos frescos mucho más controlada (en el 2,5%), o Bélgica (3%).

Al ser los productos energéticos y los alimentos no procesados los que más están tirando de los precios, la inflación subyacente -que no tiene en cuenta ninguno de estos dos componentes por ser los más volátiles- se ha situado en julio en el 2,3%, una décima menos que en junio.

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