Mariann Edgard Budde se convirtió en la primera persona pública que se atrevió a pedirle a Donald Trumb, durante su homilia en la catedral de Washington, que tenga piedad con inmigrantes y comunidad LGTBI, contra quienes el nuevo presidente ha redactado sus primeros decretos limitando al máximo sus derechos.
La obispa de la Catedral Nacional de Washington ha sido entrevistada por la CNN, donde se ha reafirmado en su petición de compasión, dignidad y respeto a los derechos humanos para esos colectivos, a los que sigue calificando «como buenos vecinos, con hijos, con amigos».
A preguntas de la periodista, la religiosa dijo: «Esas personas han sido retratados a lo largo de toda la campaña política bajo la luz más dura… Yo quería contrarrestar eso, era mi responsabilidad», lo que justifica que hablara de esa manera desde el púlpito.
Edgard Budde explicó que este martes, cuando sorprendió a los asistentes al oficio con su discurso, estaba esperando al presidente para dirigirse a él porque sentía la necesidad de tener una conversación franca y sincera sobre los derechos humanos de las personas defendidas por ella, y que ese era el momento.
Reiteró la obispa que es necesaria la compasión con todos ellos, que, como dijo en su sermón, tienen miedo de su futuro a pesar de que cumplen con sus obligaciones ciudadanas y pagan sus impuestos. «Mi intención no era convertir un sermón en un debate político».
El presidente, que lo escuchaba en directo, respondió que el sermón no había sido ni bueno ni emocionante
Mariann Edgard Budde se convirtió en la primera persona pública que se atrevió a pedirle a Donald Trumb, durante su homilia en la catedral de Washington, que tenga piedad con inmigrantes y comunidad LGTBI, contra quienes el nuevo presidente ha redactado sus primeros decretos limitando al máximo sus derechos.
La obispa de la Catedral Nacional de Washington ha sido entrevistada por la CNN, donde se ha reafirmado en su petición de compasión, dignidad y respeto a los derechos humanos para esos colectivos, a los que sigue calificando «como buenos vecinos, con hijos, con amigos».
A preguntas de la periodista, la religiosa dijo: «Esas personas han sido retratados a lo largo de toda la campaña política bajo la luz más dura… Yo quería contrarrestar eso, era mi responsabilidad», lo que justifica que hablara de esa manera desde el púlpito.
Edgard Budde explicó que este martes, cuando sorprendió a los asistentes al oficio con su discurso, estaba esperando al presidente para dirigirse a él porque sentía la necesidad de tener una conversación franca y sincera sobre los derechos humanos de las personas defendidas por ella, y que ese era el momento.
Reiteró la obispa que es necesaria la compasión con todos ellos, que, como dijo en su sermón, tienen miedo de su futuro a pesar de que cumplen con sus obligaciones ciudadanas y pagan sus impuestos. «Mi intención no era convertir un sermón en un debate político».
20MINUTOS.ES – Televisión