Lady Gaga deleitó a su público durante tres noches en Barcelona. Su ‘Mayhem Ball’ resonó en el Palau durante la víspera y la noche de Halloween, dando más sentido si cabe a su retorcido show.
En esta gira, Gaga sorprende con una ópera dividida en 5 actos en los que canta tanto a sus ‘Little Monsters’- como llama a sus fans-, como a sus monstruos interiores. Nos baja a los infiernos, nos los presenta en una jaula y los deja libres para contarnos cómo lucha contra ellos.
En las afueras del Palau, los fans calientan haciendo turnos en la cola y apurando sus looks inspirados en la artista. Algunos optan por escoger sus momentos más icónicos, como una de las chicas con la que hablamos que recogió la visita de Gaga en el muro de Berlín, la actuación de los MTV Video Music Awards 2009, donde apareció ensangrentada, y su actuación de ‘Applause’ en 2013; otros, teniendo en cuenta el último CD, imitan a la reina de corazones del videoclip de ‘Abracadabra’.
A lo largo de su ópera, Gaga nos hace testigos de una partida de ajedrez contra su propio alter ego. Luego nos transporta a un cementerio, donde resucita de un arenero rodeada de bailarines mientras interpreta ‘Disease’. Tras una sucesión de cambios de vestuario y escenografía —en la que incluso planta una calavera gigante en el centro del escenario—, la historia alcanza su redención con los dos actos finales: “Every Chessboard Has Two Queens” (Todo tablero de ajedrez tiene dos reinas) y “Eternal Aria of the Monster Heart” (Aria eterna del corazón monstruoso). Canta Million Reasons en una versión lenta, donde muestra cómo hace las paces con sus demonios y contradicciones para abrazarlos y convivir con ellos: ‘I just need one good one to stay’ .
Lady Gaga se hizo con el Palau con una producción inmensa tanto en forma como en contenido. Sin aflojar en las coreografías y en su calidad vocal. Cantó sus mejores éxitos, pero se los llevó al lenguaje de la ópera, adaptándolos a la historia, para contarnos- sin necesidad de diálogos- que más allá de las máscaras, de las excentricidades, o del éxito, Gaga canta desde una verdad de quien no teme mostrarse sin artificios.
La artista baja a los infiernos y se reconcilia con sus demonios en una ópera pop que repasa sus éxitos
Lady Gaga deleitó a su público durante tres noches en Barcelona. Su ‘Mayhem Ball’ resonó en el Palau durante la víspera y la noche de Halloween, dando más sentido si cabe a su retorcido show.
En esta gira, Gaga sorprende con una ópera dividida en 5 actos en los que canta tanto a sus ‘Little Monsters’- como llama a sus fans-, como a sus monstruos interiores. Nos baja a los infiernos, nos los presenta en una jaula y los deja libres para contarnos cómo lucha contra ellos.
En las afueras del Palau, los fans calientan haciendo turnos en la cola y apurando sus looks inspirados en la artista. Algunos optan por escoger sus momentos más icónicos, como una de las chicas con la que hablamos que recogió la visita de Gaga en el muro de Berlín, la actuación de los MTV Video Music Awards 2009, donde apareció ensangrentada, y su actuación de ‘Applause’ en 2013; otros, teniendo en cuenta el último CD, imitan a la reina de corazones del videoclip de ‘Abracadabra’.
A lo largo de su ópera, Gaga nos hace testigos de una partida de ajedrez contra su propio alter ego. Luego nos transporta a un cementerio, donde resucita de un arenero rodeada de bailarines mientras interpreta ‘Disease’. Tras una sucesión de cambios de vestuario y escenografía —en la que incluso planta una calavera gigante en el centro del escenario—, la historia alcanza su redención con los dos actos finales: “Every Chessboard Has Two Queens” (Todo tablero de ajedrez tiene dos reinas) y “Eternal Aria of the Monster Heart” (Aria eterna del corazón monstruoso). Canta Million Reasons en una versión lenta, donde muestra cómo hace las paces con sus demonios y contradicciones para abrazarlos y convivir con ellos: ‘I just need one good one to stay’ .
Lady Gaga se hizo con el Palau con una producción inmensa tanto en forma como en contenido. Sin aflojar en las coreografías y en su calidad vocal. Cantó sus mejores éxitos, pero se los llevó al lenguaje de la ópera, adaptándolos a la historia, para contarnos- sin necesidad de diálogos- que más allá de las máscaras, de las excentricidades, o del éxito, Gaga canta desde una verdad de quien no teme mostrarse sin artificios.
20MINUTOS.ES – Cultura
