Lo que no graban las cámaras del directo del casting de OT

Es fácil saber dónde se realiza el casting de Operación Triunfo en Madrid. Aunque el lugar esté perdido en un pabellón poco conocido de la Casa de Campo. El sonido de un enjambre de voces desincronizadas calentándose al unísono te dice «por ahí es«. Y sí, ahí es.

Los aspirantes se preparan vocalmente. Aunque les queden horas para ser escuchados. Esperan turno en una extensa cola a la orilla de la carretera. Se nota su expectativa con un nervio que no puede disimular cómo observa a quién les mira. Más aun a quién graba. A eso han venido, a ser vistos. Algunos más que otros. De hecho, algunos solo quieren ser observados porque saben que no pasarán a ninguna otra fase. Pero, quizá, sí puedan hacerse virales. Y promocionar sus redes.

Ya dentro del pabellón las pegatinas están listas. Pegatinas que despiertan un subidón de ilusión cuando son pegadas en la solapa y, a la vez, reflejan lo poco que dura el ímpetu de las alegrías en la vida. Ganar una pegatina con su número significa pasar a la siguiente fase. Ser algo mejor que la mayoría. Pero la mayor parte de los que se llevará la pegatina puesta hoy, se quedarán sin ella en solo unas horas: en la segunda parte del cast. Así de corta es la temporalidad de la euforia. Viene bien experimentarla a ratitos.

En total, se imprimen 1400 pegatinas con su código numérico (aunque en realidad se imprimen 2800 para tenerlas duplicadas, por si alguna se rompe o pierde de la primera a la segunda fase del aspirante). De los 2925 participantes que pisaron el casting de Madrid, 76 recibieron el preciado adhesivo circular. La tele que traspasa sabe construir elementos icónicos: la pegatina es una carismática seña de identidad para identificar quién pasa. También la tele traspasa por la forma en la que vemos el casting, que desde hace unos años se retransmite en Youtube recordándonos que, ahora, los grandes programas de televisión no sólo se emiten cuando están en emisión.

OT crea lazo con la audiencia fuera del plató y la academia. Los propios usuarios de las redes sociales son más rápidos que los redactores encontrando momentos estelares a subrayar o a convertir en meme. Es el valor positivo de las redes sociales: el espectador pone el broche creativo al programa mientras se siente partícipe de lo que pasa dentro de él. Para lograrlo, es fundamental no considerar un extra del DVD al contenido transmedia, que es esencial para los programas de hoy que ya no solo se ven por la tele.

Operación Triunfo lo tiene claro porque incluso cuando la emisión solo es online no olvida la factoría en cadena que es la tele, donde cada trabajador pone una pieza esencial. A los influencers les basta con una cámara, pero el éxito de la tele se construye en el trabajo en equipo bien sincronizado. OT desplaza 29 personas de Gestmusic que permiten cuidar la mirada propia del casting que no solo la ponen los concursantes y su capacidad de plasmar su talento en solo unos segundos. También cómo lo explica Noemí Galera, cómo lo cuenta el equipo digital, con Albert Vico, Belén Pueyo, Alejandro Valledor, Miriam Martínez, Aída Valle y Ángela Serrano, y cómo lo muestra el equipo de realización con Taida Martínez al frente. A diferencia de otras audiciones que se quedaban en una realización más estática, Taida y juega al expresivo matiz también en los previos de OT. Así las cámaras bailan con los concursantes como en un gran concierto. Entendiendo que no hay trabajo menor, la belleza visual está en la manera de mirar que va más allá de simplemente ver. Parece lo mismo, pero no lo es.

 El ejercicio televisivo detrás de las audiciones de ‘Operación Triunfo’.  

Es fácil saber dónde se realiza el casting de Operación Triunfo en Madrid. Aunque el lugar esté perdido en un pabellón poco conocido de la Casa de Campo. El sonido de un enjambre de voces desincronizadas calentándose  al unísono te dice «por ahí es«. Y sí, ahí es. 

Los aspirantes se preparan vocalmente. Aunque les queden horas para ser escuchados. Esperan turno en una extensa cola a la orilla de la carretera. Se nota su expectativa con un nervio que no puede disimular cómo observa a quién les mira. Más aun a quién graba. A eso han venido, a ser vistos. Algunos más que otros. De hecho, algunos solo quieren ser observados porque saben que no pasarán a ninguna otra fase. Pero, quizá, sí puedan hacerse virales. Y promocionar sus redes.

Ya dentro del pabellón las pegatinas están listas. Pegatinas que despiertan un subidón de ilusión cuando son pegadas en la solapa y, a la vez, reflejan lo poco que dura el ímpetu de las alegrías en la vida. Ganar una pegatina con su número significa pasar a la siguiente fase. Ser algo mejor que la mayoría. Pero la mayor parte de los que se llevará la pegatina puesta hoy, se quedarán sin ella en solo unas horas: en la segunda parte del cast. Así de corta es la temporalidad de la euforia. Viene bien experimentarla a ratitos. 

Javi Crespo, que ya ganó La Voz, recibió la primera pegatina del casting de Madrid.
Javi Crespo, que ya ganó La Voz, recibió la primera pegatina del casting de Madrid.
Prime Video

En total, se imprimen 1400 pegatinas con su código numérico (aunque en realidad se imprimen 2800 para tenerlas duplicadas, por si alguna se rompe o pierde de la primera a la segunda fase del aspirante). De los 2925 participantes que pisaron el casting de Madrid, 76 recibieron el preciado adhesivo circular. La tele que traspasa sabe construir elementos icónicos: la pegatina es una carismática seña de identidad para identificar quién pasa. También la tele traspasa por la forma en la que vemos el casting, que desde hace unos años se retransmite en Youtube recordándonos que, ahora, los grandes programas de televisión no sólo se emiten cuando están en emisión.

OT crea lazo con la audiencia fuera del plató y la academia. Los propios usuarios de las redes sociales son más rápidos que los redactores encontrando momentos estelares a subrayar o a convertir en meme. Es el valor positivo de las redes sociales: el espectador pone el broche creativo al programa mientras se siente partícipe de lo que pasa dentro de él. Para lograrlo, es fundamental no considerar un extra del DVD al contenido transmedia, que es esencial para los programas de hoy que ya no solo se ven por la tele.

Taida Martínez, en el centro, con su equipo de realización de OT en el pabellón satélite de la Casa de Campo.
Taida Martínez, en el centro, con su equipo de realización de OT en el pabellón satélite de la Casa de Campo.
Borja Terán

Operación Triunfo lo tiene claro porque incluso cuando la emisión solo es online no olvida la factoría en cadena que es la tele, donde cada trabajador pone una pieza esencial. A los influencers les basta con una cámara, pero el éxito de la tele se construye en el trabajo en equipo bien sincronizado. OT desplaza 29 personas de Gestmusic que permiten cuidar la mirada propia del casting que no solo la ponen los concursantes y su capacidad de plasmar su talento en solo unos segundos. También cómo lo explica Noemí Galera, cómo lo cuenta el equipo digital, con Albert Vico, Belén Pueyo, Alejandro Valledor, Miriam Martínez, Aída Valle y Ángela Serrano, y cómo lo muestra el equipo de realización con Taida Martínez al frente. A diferencia de otras audiciones que se quedaban en una realización más estática, Taida y juega al expresivo matiz también en los previos de OT. Así las cámaras bailan con los concursantes como en un gran concierto. Sabiendo que no hay trabajo menor, la belleza visual está en la manera de mirar que no es ver. Parece lo mismo, pero no lo es.

 20MINUTOS.ES – Televisión

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