Cuando se cumple una semana del terremoto que ha puesto en jaque la continuidad de la legislatura, la publicación del informe policial que reveló la supuesta implicación de Santos Cerdán en el caso Koldo, ninguno de los socios del Gobierno ha roto con él, pero la incertidumbre sobre el futuro inmediato sigue siendo máxima y nadie descarta ningún escenario. Este miércoles, el presidente Pedro Sánchez se reunió en la Moncloa con ERC, EH Bildu, PNV y Coalición Canaria. Y, aunque ninguno de ellos le respaldar que siga en la Moncloa, también mostraron abiertamente sus dudas sobre la viabilidad de una legislatura que se complica por momentos.
Quien se mostró más contundente fue el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, que tuvo un primer rifirrafe con Sánchez en la sesión de control en el hemiciclo cuando le exigió que «jure y perjure» que esta trama no es «la Gürtel del PSOE» y que no habrá un «P.Sánchez en un papel». Minutos más tarde de ese intercambio, Rufián se reunió con el presidente en la Moncloa y, tras poco más de media hora, compareció ante los medios para trasladar un mensaje funesto: la izquierda necesita, dijo, «avanzar» lo máximo posible en «el tiempo que a esto le quede», porque, según confesó, no sabe «lo que va a pasar» ni «cuánto tiempo» resta de mandato, pese a que Sánchez insiste en que quiere gobernar hasta 2027.
«Me atrevo a pedirle a los diferentes representantes de los partidos de la izquierda a la izquierda del PSOE que aprovechemos el tiempo que nos quede, que a esto le quede, pase lo que pase, para avanzar», planteó concretamente Rufián, que aseguró haber visto «tocado» a Sánchez y propuso a los partidos progresistas ponerse de acuerdo en «tres o cuatro cosas» para dejarlas aprobadas lo antes posible. La situación que pintó el portavoz es tan grave que dio prácticamente por sentado que, cuando se celebren unas nuevas elecciones, PP y Vox accederán el Gobierno, y de ahí su llamamiento a «aprovechar» para «avanzar», ya que, ironizó, «cuando entren aquí los corruptos premium nos vamos al carajo todos».
Si Rufián definió a Sánchez como «tocado», el término que utilizó para referirse al presidente su homóloga del PNV, Maribel Vaquero, fue «preocupado». Tras su propia reunión en la Moncloa con el mandatario, Vaquero se mantuvo fiel al estilo discreto y poco efectista del PNV y aseguró que su partido no va a aprovechar la debilidad del Gobierno para «mercadear» con la amenaza de un eventual apoyo a una moción de censura del PP. Pero también señaló que los nacionalistas vascos van a actuar con «prudencia» e irán «contrastando» las informaciones que vayan apareciendo, si es que lo hacen.
«Cada día amanecemos con un dato más» y, ante esa incertidumbre, «vamos a ver qué explicaciones da» Sánchez en el Congreso, explicó Vaquero, que sin embargo aseguró que el presidente, como ya ha hecho en público, le ha asegurado que «no encuentra ningún indicio de financiación irregular del PSOE». «Iremos viendo si las informaciones que van saliendo van en ese sentido o no», y plantear cuál sería la respuesta del PNV en el caso de que, efectivamente, los socialistas se hubieran financiado ilegalmente «sería adelantarse» a los hechos, zanjó la portavoz de los nacionalistas vascos.
Podemos da el mandato por «muerto»
Esa misma incertidumbre fue la que trasladó otro de los socios más fieles de Pedro Sánchez desde el inicio de la legislatura: Coalición Canaria. Su única diputada, Cristina Valido, afirmó tras su reunión en la Moncloa que «no puede garantizar ya su apoyo» al Gobierno porque la confianza «se ha quebrado» con su partido y con la ciudadanía. «Tomaremos decisiones cuando correspondan y ante escenarios reales, no posibles», planteó Valido, que insistió en que la formación «no va a adelantarse» a los acontecimientos y que «seguirá con atención la evolución de los hechos» a través de las informaciones que vayan conociéndose en los próximos días y semanas.
Incluso EH Bildu, desde el inicio de la crisis el aliado más fiel que ha tenido el Gobierno, endureció este miércoles su tono, aunque en su caso el breve comunicado que publicó el partido tras la reunión en la Moncloa evitó reflejar la incertidumbre en la que están sumidos todos los socios. «La tolerancia cero contra la corrupción debe traducirse en medidas y decisiones», porque «ya no es políticamente suficiente con señalar que la alternativa a este Gobierno es peor», plantearon los abertzale, que pidieron a Sánchez «un nuevo programa político democrático, plurinacional y social» negociado con todos sus aliados para salir del impasse.
En contraste, quien se mostró más implacable con el Ejecutivo fue Podemos, que lleva meses reclamando que no se le considere un aliado fijo de Sánchez y cuyas críticas no son más noticiosas porque los morados han sido durísimos con el PSOE ya desde la semana pasada. No obstante, este miércoles la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, redobló aún más la presión y aseguró a las claras que, a su juicio, la legislatura está «muerta» y el ciclo político «ha llegado a su fin». «El PSOE no puede ser parte de la solución porque está demostrando, con la gestión de este gravísimo caso de corrupción en su seno, que es parte del problema», y por ello Belarra aseguró que no espera «nada de Sánchez».
Cuando se cumple una semana del terremoto que ha puesto en jaque la continuidad de la legislatura, la publicación del informe policial que reveló la supuesta…
Cuando se cumple una semana del terremoto que ha puesto en jaque la continuidad de la legislatura, la publicación del informe policial que reveló la supuesta implicación de Santos Cerdán en el caso Koldo, ninguno de los socios del Gobierno ha roto con él, pero la incertidumbre sobre el futuro inmediato sigue siendo máxima y nadie descarta ningún escenario. Este miércoles, el presidente Pedro Sánchez se reunió en la Moncloa con ERC, EH Bildu, PNV y Coalición Canaria. Y, aunque ninguno de ellos le respaldar que siga en la Moncloa, también mostraron abiertamente sus dudas sobre la viabilidad de una legislatura que se complica por momentos.
Quien se mostró más contundente fue el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, que tuvo un primer rifirrafe con Sánchez en la sesión de control en el hemiciclo cuando le exigió que «jure y perjure» que esta trama no es «la Gürtel del PSOE» y que no habrá un «P.Sánchez en un papel». Minutos más tarde de ese intercambio, Rufián se reunió con el presidente en la Moncloa y, tras poco más de media hora, compareció ante los medios para trasladar un mensaje funesto: la izquierda necesita, dijo, «avanzar» lo máximo posible en «el tiempo que a esto le quede», porque, según confesó, no sabe «lo que va a pasar» ni «cuánto tiempo» resta de mandato, pese a que Sánchez insiste en que quiere gobernar hasta 2027.
«Me atrevo a pedirle a los diferentes representantes de los partidos de la izquierda a la izquierda del PSOE que aprovechemos el tiempo que nos quede, que a esto le quede, pase lo que pase, para avanzar», planteó concretamente Rufián, que aseguró haber visto «tocado» a Sánchez y propuso a los partidos progresistas ponerse de acuerdo en «tres o cuatro cosas» para dejarlas aprobadas lo antes posible. La situación que pintó el portavoz es tan grave que dio prácticamente por sentado que, cuando se celebren unas nuevas elecciones, PP y Vox accederán el Gobierno, y de ahí su llamamiento a «aprovechar» para «avanzar», ya que, ironizó, «cuando entren aquí los corruptos premium nos vamos al carajo todos».
Si Rufián definió a Sánchez como «tocado», el término que utilizó para referirse al presidente su homóloga del PNV, Maribel Vaquero, fue «preocupado». Tras su propia reunión en la Moncloa con el mandatario, Vaquero se mantuvo fiel al estilo discreto y poco efectista del PNV y aseguró que su partido no va a aprovechar la debilidad del Gobierno para «mercadear» con la amenaza de un eventual apoyo a una moción de censura del PP. Pero también señaló que los nacionalistas vascos van a actuar con «prudencia» e irán «contrastando» las informaciones que vayan apareciendo, si es que lo hacen.
«Cada día amanecemos con un dato más» y, ante esa incertidumbre, «vamos a ver qué explicaciones da» Sánchez en el Congreso, explicó Vaquero, que sin embargo aseguró que el presidente, como ya ha hecho en público, le ha asegurado que «no encuentra ningún indicio de financiación irregular del PSOE». «Iremos viendo si las informaciones que van saliendo van en ese sentido o no», y plantear cuál sería la respuesta del PNV en el caso de que, efectivamente, los socialistas se hubieran financiado ilegalmente «sería adelantarse» a los hechos, zanjó la portavoz de los nacionalistas vascos.
Esa misma incertidumbre fue la que trasladó otro de los socios más fieles de Pedro Sánchez desde el inicio de la legislatura: Coalición Canaria. Su única diputada, Cristina Valido, afirmó tras su reunión en la Moncloa que «no puede garantizar ya su apoyo» al Gobierno porque la confianza «se ha quebrado» con su partido y con la ciudadanía. «Tomaremos decisiones cuando correspondan y ante escenarios reales, no posibles», planteó Valido, que insistió en que la formación «no va a adelantarse» a los acontecimientos y que «seguirá con atención la evolución de los hechos» a través de las informaciones que vayan conociéndose en los próximos días y semanas.
Incluso EH Bildu, desde el inicio de la crisis el aliado más fiel que ha tenido el Gobierno, endureció este miércoles su tono, aunque en su caso el breve comunicado que publicó el partido tras la reunión en la Moncloa evitó reflejar la incertidumbre en la que están sumidos todos los socios. «La tolerancia cero contra la corrupción debe traducirse en medidas y decisiones», porque «ya no es políticamente suficiente con señalar que la alternativa a este Gobierno es peor», plantearon los abertzale, que pidieron a Sánchez «un nuevo programa político democrático, plurinacional y social» negociado con todos sus aliados para salir del impasse.
En contraste, quien se mostró más implacable con el Ejecutivo fue Podemos, que lleva meses reclamando que no se le considere un aliado fijo de Sánchez y cuyas críticas no son más noticiosas porque los morados han sido durísimos con el PSOE ya desde la semana pasada. No obstante, este miércoles la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, redobló aún más la presión y aseguró a las claras que, a su juicio, la legislatura está «muerta» y el ciclo político «ha llegado a su fin». «El PSOE no puede ser parte de la solución porque está demostrando, con la gestión de este gravísimo caso de corrupción en su seno, que es parte del problema», y por ello Belarra aseguró que no espera «nada de Sánchez».
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