Objetivo ‘millennial’: los futuros ricos herederos del ‘gran trasvase’ de la riqueza española

La banca se prepara para captar al cliente joven, empobrecido con respecto a sus padres y cuya vida dará un giro de 180º cuando reciba el dinero de los ‘baby boomers’. Se calcula que cada español de más de 65 años tiene un patrimonio próximo al medio millón de euros de media Leer La banca se prepara para captar al cliente joven, empobrecido con respecto a sus padres y cuya vida dará un giro de 180º cuando reciba el dinero de los ‘baby boomers’. Se calcula que cada español de más de 65 años tiene un patrimonio próximo al medio millón de euros de media Leer  

Algún millennial ha rescatado del desván el famoso juego de ‘La herencia de Tía Ágata’ para darse a sí mismo un poco de optimismo y vislumbrar su futuro con más alegría financiera. Hay mucho dinero en juego. Se calcula que los baby boomers atesoran una riqueza media de entre 400.000 y medio millón de euros por cabeza. Es solo una estadística. Sobra decir que la gran parte de estos ahorros, entre viviendas e inversiones, se concentra entre quienes más tienen. Pero, sea como fuere, el sector bancario se está preparando ya para dar caza al futuro heredero, perteneciente a la generación millennial, que está mucho más empobrecida que sus padres y a quien heredar le puede cambiar, literalmente, la vida.

Solo en joyas, arte y antigüedades hay unos 64.000 millones de euros. Otros 1,3 billones están repartidos en activos financieros, como fondos de inversión, oro, acciones, participaciones en empresas o planes de pensiones, entre otros; y el grueso del ahorro, no sorprenderá a nadie, está enterrado bajo el ladrillo de la vivienda. Los españoles han depositado su confianza y su riqueza en los inmuebles, que alcanzan una valoración de 5,26 billones de euros, casi el 400% del PIB nacional, según el último informe publicado por Fedea sobre la ‘Evolución de la riqueza de las familias en España (2002-2022)’.

De ahí que en España y en toda Europa corran ríos de tinta hablando del fenómeno del ‘gran trasvase’ de la riqueza entre generaciones que se producirá entre los baby boomers -que hoy tienen entre 79 y 61 años los más jóvenes- y los millenials -entre los 29 y los 44 años-. A nadie se le olvida que existe una generación intermedia, la ‘X’, que ha quedado silenciada por dos motivos: hay una probabilidad mucho mayor de que los boomers tengan hijos millennials y no de edades superiores; y dos, el dinero que heredarán estos jóvenes estará más concentrado que antes por la sencilla razón de que son muchos menos. La mitad de la población española tiene más de 45 años. De hecho, el 20% está jubilado o en edad de hacerlo, según datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

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Los menores de 45 años concentran solo el 13% de toda la riqueza. El 42% está entre quienes tienen más de 65 años y el 45% restante, en manos de representantes de dos generaciones, parte de la X y otra parte de los baby boombers. De hecho, los que nacieron antes (entre 1946 y 1955) «alcanzan los 500.000 euros, marcando un umbral difícil de alcanzar para las generaciones más jóvenes», señala el mencionado informe de Fedea.

Heredar juega un papel determinante para quienes empezaron a trabajar en los años de la crisis financiera y se han encontrado con problemas de acceso a la vivienda sin precedentes, salarios congelados y casi sin hijos, donde la paternidad llega a edades tardías entre unas cosas y otras.

Los expertos identifican tres etapas que explican dónde estamos hoy y cómo se ha ido amplificando esta brecha en la riqueza de los hogares. Antes de la gran crisis financiera de 2008 todo era tomar dinero prestado (permítanme la hipérbole) y comprar inmuebles, lo que disparó la riqueza de las familias, sobre todo de aquellas formadas por personas de más de 45 años, que son hoy nuestros boomers en pleno proceso de jubilación 20 años después. Con la explosión de la burbuja inmobiliaria arranca una segunda época marcada por «una caída generalizada de los niveles de riqueza» que afectó especialmente a los menores de 35 años; millennials muchos de ellos que comenzaban su etapa laboral por aquel entonces. Tanto es así que se calcula que su riqueza ha pasado de 101.040 euros en 2008 a apenas 23.500 euros en 2022, lo que supone una pérdida del 77% debido a un menor acceso a la vivienda en propiedad y, encima, un mayor endeudamiento después de que los bancos, asustados, cerraran el grifo del crédito. Y llegó la tercera etapa a partir de 2014 que es cuando se empieza a amplificar la desigualdad entre generaciones. «Los hogares encabezados por mayores de 65 años han logrado no solo recuperar, sino incluso superar los niveles previos a la crisis», sostiene el informe. En 2022, último dato disponible, su riqueza media ascendía a 425.838 euros, frente a solo 83.393 euros en los menores de 35 años, «lo que amplía la brecha intergeneracional de 100.833 euros en 2002 a más de 342.445 euros en apenas dos décadas».

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Grosso modo podría decirse que más del 70% de los españoles que tenía en 2022 más de 45 años contaba con una vivienda en propiedad. Solo los millennials y los menores de 35, que incluye también a la generación Z (que hoy tienen entre 13 y 28 años) están por debajo de estas cifras; en el 60% y en cotas que superan el 30% en cada caso, la mitad que hace diez años cuando gente de su misma edad tenía un piso propio. Ya si hablamos de una segunda residencia, el 50% de los españoles con más de 55 años tiene, al menos, una propiedad más; las que heredarán sus hijos en los próximos años.

Prueba de que la vivienda juega un rol importante en esa generación de riqueza es que desde la crisis financiera se ha multiplicado por tres el número de españoles que alquilan una vivienda, hasta los casi 2,15 millones de personas entre quienes lo declaran ante la Agencia Tributaria, y reconocen un rendimiento neto medio sobre su IRPF de casi 4.600 euros al año. La rentabilidad media del alquiler en España ronda el 8%, según los últimos datos disponibles. Y es aquí, en el alquiler, donde las generaciones más jóvenes se han hundido porque solo pagar la cuota mensual se lleva buena parte de sus ingresos y les impide ahorrar.

De hecho, la creencia generalizada de que alquilar es más barato que comprar se desmonta con los datos, en perjuicio de quien lleva años acusando a los españoles de ser demasiado tozudos en su afán por convertirse en propietarios. Desde hace una década es objetivamente más caro alquilar que comprar. Una cuota mensual para una vivienda de 90 m2 superó los 1.100 euros con datos a junio de 2023, 300 euros más que lo que paga un hipotecado medio.

Los bancos no son ajenos a esta realidad social, y cada vez son más quienes reconocen en voz alta que están buscando crecer entre el cliente millennial, no solo en la parte más comercial, sino, sobre todo, en el lado de gestión patrimonial y grandes fortunas. «Es fundamental que las entidades financieras reconozcan el desafío que representa la brecha intergeneracional en la distribución de la riqueza, y amplíen su oferta de productos y servicios para contribuir a reducirla», afirma Francisco Pérez-Bermejo, socio responsable del sector financiero en KPMG. «En este contexto, varias entidades, especialmente bancos digitales y fintechs, han comenzado a desarrollar soluciones dirigidas a clientes más jóvenes, promoviendo y democratizando el acceso al ahorro y la inversión».

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¿Quiénes son esas entidades? Los bautizados como neobancos, que ya copan el 27% de la cuota de mercado nacional si se mide por penetración total entre las entidades. Están lejos, eso sí, de ser el banco principal con el que los españoles gestionan sus recibos, pagan la hipoteca o domicilian su nómina. Para N26 solo el 10% de sus clientes en España tiene más de 60 años y suman otro 20% quienes superan los 45, con lo que el grueso de su clientela son jóvenes y no tan jóvenes de menos de esa edad. Revolut, que ha construido su marca en base a su perfil de tarjeta para un cliente viajero, tiene solo un 3,1% de clientes repartidos entre quienes suman más de 65 años a sus espaldas. Y Trade Republic es todavía más joven según sus usuarios. 7 de cada diez clientes no ha cumplido todavía los 35 años, con un tercio de ellos entre los 18 y los 26 años. De hecho, utilizan el bróker de este banco alemán para operar por primera vez la mitad. «El 77% invierte con horizonte de jubilación, no por especulación: buscan sustituir los productos de ahorro tradicionales ante la falta de rentabilidad en depósitos».

Por la parte de gestión patrimonial, las dos mayores bancas privadas del país están ya trabajando en ese relevo generacional. CaixaBank, que relanzó su marca a principios de mes, reconoce que son «los jóvenes entre 25 y 45 años y las mujeres los segmentos de mayor crecimiento en volumen en España» y uno de los objetivos con los que trabajan para responder «a las demanas de productos especiales» de la generación millennial y zeta. Desde Santander Private Banking identifican este proceso como «uno de los más relevantes de las últimas décadas (…) con un evidente cambio de mentalidad y preferencias de las nuevas generaciones de inversores y futuros clientes de banca privada», como en los ETFs u otros activos directos.

Una de las posibilidades con las que trabaja el sector es que los boomers empiecen a licuar su herencia en vida en favor de sus hijos, ante el futuro tan desolador que les espera. «Todo apunta a que el envejecimiento de la población no les va a ayudar porque necesitarán recaudar más para sostener las pensiones, lo que anticipa una mayor presión fiscal y, en paralelo, con salarios reales estancados», señala Marina Asensio, consultora de Afi. ¿Esto es factible? Hay mucho tabú aún sobre heredar en vida. «En Italia, un país con características similares, el 70% de las personas entre 65 y 74 años no involucra a sus hijos o descendientes en la gestión de su patrimonio; y a partir de los 74 años, solo lo hace un 40%», concluye Pérez-Bermejo.

Sea cuando sea esa lluvia de millones no llegará a todos los millennials. Sólo el 1% más rico concentra el 21% de toda la riqueza que hay en España; y en el siguiente percentil está otro 33%. ¿Esto qué implica? Sencillamente que los hijos de los ricos de hoy, serán todavía más ricos mañana porque heredarán más siendo muchos menos.

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