Pamela Hicks, la ‘lady’ que bailaba con la reina de Inglaterra y meditaba con Gandhi: “No soy una leyenda”

Pocas personas pueden presumir de haber nacido en la suite de un hotel de lujo. Lady Pamela Carmen Louise Hicks (Barcelona, 96 años) es una de ellas. La aristócrata inglesa llegó a este mundo el 19 de abril de 1929 en una habitación del antiguo Ritz de la capital catalana. Su madre, la rica heredera Edwina Ashley, rompió aguas durante unas vacaciones en España. Su padre, Louis Mountbatten, emparentado con prácticamente todas las familias reales europeas, llamó al Palacio Real de Madrid para hablar con su prima, la reina Victoria Eugenia. Cogió el teléfono Alfonso XIII. “¡Voy a tener un bebé!”, exclamó Lord Mountbatten. El rey, un mujeriego empedernido, entendió mal y le respondió: “Oh, querido Dickie. No te preocupes, no se lo diré a nadie”. Mountbatten le imploró: “Díselo a todos. Es mi esposa, Edwina, va a tener el bebé”. Media hora después, un médico y varios miembros de la guardia real estaban en el Ritz asistiéndoles.

Seguir leyendo

 La aristócrata británica, hija de Louis Mountbatten y Edwina Ashley, parece que siempre ha vivido a la sombra de sus padres, de Isabel II, de quien fue dama de compañía, o de su esposo, el famoso decorador David Hicks. Nada más lejos de la realidad. Ahora, su rica y variada vida es contada en un libro por su hija India  

Pocas personas pueden presumir de haber nacido en la suite de un hotel de lujo. Lady Pamela Carmen Louise Hicks (Barcelona, 96 años) es una de ellas. La aristócrata inglesa llegó a este mundo el 19 de abril de 1929 en una habitación del antiguo Ritz de la capital catalana. Su madre, la rica heredera Edwina Ashley, rompió aguas durante unas vacaciones en España. Su padre, Louis Mountbatten, emparentado con prácticamente todas las familias reales europeas, llamó al Palacio Real de Madrid para hablar con su prima, la reina Victoria Eugenia.Cogió el teléfono Alfonso XIII.“¡Voy a tener un bebé!”, exclamó Lord Mountbatten. El rey, un mujeriego empedernido, entendió mal y le respondió: “Oh, querido Dickie. No te preocupes, no se lo diré a nadie”. Mountbatten le imploró: “Díselo a todos. Es mi esposa, Edwina, va a tener el bebé”. Media hora después, un médico y varios miembros de la guardia real estaban en el Ritz asistiéndoles.

Un nacimiento tan atípico solo podía ser el preludio de una vida excepcional. Lady Pamela acompañó a sus padres a la India cuando fueron nombrados virreyes. Allí conoció a Gandhi y Nehru y vio con sus propios ojos el comienzo del fin del imperio británico. Luego fue dama de compañía y confidente de la reina de Inglaterra y, finalmente, se casó con David Hicks, el gran decorador del Swinging London. Ahora, su hija, India Hicks, publica Lady Pamela. Los extraordinarios años de mi madre como hija del virrey de la India, dama de honor de la reina y esposa de David Hicks (Rizzoli), un libro que repasa la asombrosa biografía de este personaje, una leyenda viva para los entendidos en los asuntos de la realeza, pero una desconocida para el gran público.

“Habiendo vivido una vida a la sombra de sus extraordinarios padres, de la reina Isabel y de su esposo, sentí que era el momento de dedicar un libro a la rica y variada vida de mi madre, a pesar de sus protestas”, explica India Hicks en videollamada con EL PAÍS desde The Grove, la casa de estilo georgiano de su madre en la campiña de Oxfordshire. “Nunca me he sentido a la sombra de nadie. He permanecido en la sombra de manera deliberada”, se apresura a aclarar la propia Lady Pamela, sentada muy recta en uno de los sofás de una de las salitas de su mansión, rodeada de cuadros y fotografías familiares.

Lady Pamela junto a su familia en una imagen de archivo.

La nonagenaria aristócrata ya casi no da entrevistas, pero hace una excepción porque se trata del libro que le ha dedicado su hija. Goza de una salud de hierro y de una memoria elefantiásica. ¿Sabe que Alfonso XIII fue mi padrino de bautizo? Cuando el rey fue destronado, vino a Inglaterra a pasar un tiempo con mis padres. Poco después, a mi padre le dieron un puesto en la Armada fuera del Reino Unido y le dijo: ‘Alfonso, lo lamento, pero me envían fuera’. El rey le respondió: ‘¿Cuándo nos vamos?’. Así que se fue con él”.

Lady Pamela se acuerda de un sinfín de anécdotas divertidas como esta. Dice que se llama Carmen en honor de su madrina española, la duquesa de Peñaranda. No la conoció, pero sabe perfectamente que escandalizó a la España pacata de la época por su romance con el torero Cagancho. ¿Sigue en contacto con los Borbones?Hace un largo silencio. Su hija responde por ella: “Los vemos de vez en cuando en grandes reuniones familiares, como en los funerales del príncipe Felipe o de la reina Isabel”.

En 1940, con solo 11 años, los Mountbatten enviaron a su hija Pamela a Estados Unidos para alejarla de las bombas de la II Guerra Mundial. Mientras los londinenses sufrían la furia del Blitz nazi, ella y su hermana disfrutaron de los últimos destellos de la Gilded Age en la mansión neoyorquina de la millonaria Grace Vanderbilt. A la señora Vanderbilt, con fama de ser una escaladora social obsesionada con la realeza europea, le gustaba presumir de que conocía a todo el mundo. “En una de sus comidas, un caballero se retiró antes porque tenía una función de teatro. ‘Me voy a ver a Hamlet’, anunció. La señora Venderbilt le respondió: ‘Oh, conozco a su padre muy bien. Dele cariños de mi parte”, recuerda Lady Pamela durante la conversación con EL PAÍS. “En otra ocasión, pensó que sería bueno para nuestra educación sacarnos del colegio para enseñarnos cómo había puesto la mesa para una visita de Lord Halifax, secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido. Nos sacó de clase solo para eso. Cuando se enteró mi madre, se puso furiosa”.

Recuerdos de la vida de Lady Pamela.

En 1941 Winston Churchill encargó a Lord Mounbatten, el padre de Pamela, la planificación inicial del desembarco de Normandía y en 1943 le confió el mando aliado en el sudeste asiático. En 1947, tras expulsar a los japoneses de Birmania y Singapur, Mountbatten sucedió a Lord Wavell como último virrey de la India para llevar a cabo el proceso de transferencia e independencia del Raj Británico y su división en los Estados de India y Pakistán. A los 17 años, Lady Pamela meditaba con MahatmaGhandi y lo llamaba cariñosamente Gandhiji. Se le ilumina la cara al pronunciar su nombre. “Lo amaba. Amaba a Ghandi. Todo el mundo lo amaba”, dice. “Su mera presencia era suficiente para parar una protesta. Solo tenía una posesión, una talla de los tres monos sabios. ¿Sabía eso? Al pobre se la robaron en un tren… lo único que tenía”.

Los padres de Pamela Hicks tenían un matrimonio abierto. Lord Mountbatten salía con la socialité francesa Yola Letellier y Lady Mountbatten mantenía una relación inclasificable con Jawaharlal Nehru, primer ministro de la India. Según Lady Pamela, el vínculo que tenía su madre con Nehru siempre fue platónico. “No fue una relación sexual, pero fue igual de profunda”, explicó a Vanity Fair en 2013. “Mi madre es muy abierta de mente. Mamá, ¿verdad que eres abierta de mente”, pregunta India. “¿Sobre qué?”, inquiere la aristócrata. “Sobre la vida”. “¡Por supuesto!”.

Fue de las primeras en saber que la princesa Isabel, futura reina de Inglaterra, estaba enamorada de su primo, Felipe Mountbatten. “No fue necesario que me dijera nada. La conocía muy bien”, reconoce. Algunos cortesanos no veían con buenos ojos el compromiso de una Windsor con un príncipe griego, sin trono, sin reino, sin dinero y con ascendencia alemana. Ella, en cambio, estaba encantada. Siempre se dijo que la reina tenía como lema “Nunca te quejes, nunca te expliques”. A Lady Pamela no le consta. “¿Sí? Supongo…”. Entonces, ¿cómo era Isabel II? “Tenía un gran sentido del humor. Era muy buena haciendo imitaciones.Estar con ella siempre era agradable”.

Lady Pamela y la reina Isabel II, durante una gira por Australia, en 1954.

La reina la eligió como una de sus damas de honor en su boda y luego la nombró dama de compañía. Tras casarse con el duque de Edimburgo, le pidió que la acompañara en una larga gira por los países de la Commonwealth. A la aristócrata no le entusiasmaba la idea, pero terminó aceptando. “Mi madre siempre dice que el servicio y el deber están por encima de todo. Son dos palabras que ya no se escuchan mucho”, apunta India.

Aquel viaje, que iba a durar seis meses, terminó abruptamente en Kenia el 6 de febrero de 1952. Lady Pamela estaba allí cuando le dieron a Isabel la noticia de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, a los 56 años. Le dio un abrazo, pero inmediatamente pensó: “¡Dios mío, ahora es la reina!”. Entonces le hizo una profunda reverencia. “Recuerdo que nos pidió disculpas a todos por tener que volver antes a Inglaterra. Así era ella, siempre pensando antes en los demás”.

Ejerció de dama de honor en la coronación de la monarca en la abadía de Westminster y fue testigo del único momento que no se televisó, el de la unción. Estuvieron unidas hasta el final. Lady Pamela asistió en silla de ruedas al funeral de Isabel II, en septiembre de 2022. “Fue el fin de una era, pero con el rey Carlos ha llegado una nueva”, sentencia. Parece inamovible, inconmovible. Admite que nunca mira hacia atrás. “He aprendido a vivir día a día”, dice. En 1979, el IRA asesinó a su padre. Asegura que hace tiempo que perdonó a la organización terrorista. “La resiliencia, eso es lo que más admiro de mi madre”, explica India. “Viene de una familia de enormes privilegios, pero eso no significa que no haya tenido que atravesar tragedias y dificultades. Ha superado muchas cosas. Siempre dice: ‘Mira hacia el sol y deja que las sombras queden detrás”.

Lady Pamela y David Hicks, el día de su boda el 13 de enero de 1960.

En enero de 1960 se casó con el decorador David Hicks, superestrella de los Swinging Sixties. Desde la salita en la que habla con EL PAÍS y en la que pasa sus días leyendo se puede ver el jardín regio que diseñó su marido. ¿Le preocupa el futuro de Europa? “El mundo siempre ha estado desequilibrado”, responde. ¿Siente nostalgia del imperio? “No siento nostalgia por el pasado, estoy muy ocupada leyendo mis libros”. Cuando se le pregunta a India Hicks cuándo se dio cuenta de que su madre es una leyenda, Lady Pamela responde antes que su hija: “No soy una leyenda”. Eso es lo que India más admira de su madre: su capacidad para quitarse importancia. “Siempre ha sido muy buena normalizando nuestras vidas. Cuando se anunció que yo iba a ser damita en la boda de Carlos y Diana [los príncipes de Gales], empezaron a llegarme a casa cartas de gente de todo el país y de todo el mundo. Después del evento, mamá me dijo: ‘Ahora tienes que volver a tu vida normal’. No quería hacerme sentir especial o diferente. Me mandó inmediatamente de vuelta al internado”.

Con casi 97 años, Lady Pamela ha sido testigo en primera fila de gran parte del siglo XX y ha conocido y enterrado a algunos de sus protagonistas. ¿Se siente la última de su especie? “Mamá, déjame que responda yo”, suplica India. “Ella te va a decir que no, pero yo creo que sí”.

 Gente en EL PAÍS

Te Puede Interesar