Roberto Carretero, el prodigio del tenis roto por las lesiones: «Si hubiera ganado tres Roland Garros no sería quién soy»

Roberto Carretero (Madrid, 1975) es hoy, para muchos aficionados al tenis, la voz que los acompaña en su salón durante las tardes de partidos. Pero el comentarista de los mejores torneos de Movistar+ tiene un pasado que los más jóvenes quizás no recuerden. Carretero fue una vez el prodigio del tenis español, el joven en el que todos depositaban la esperanza de los grandes títulos.

El guión no fue, sin embargo, el esperado. Las lesiones y la vida tenían un camino diferente para él. Así, sin remordimientos, lo cuenta en su libro recién publicado El tenis desde dentro: Del vestuario a la cabina: un viaje al corazón del tenis y en una entrevista concedida por esta ocasión a 20 minutos.

Conseguí lo que conseguí y ya está, cuando vi que no podía, pues no me quise volver demasiado loco

 Roberto Carretero es la voz del tenis  

Entrevista

El extenista y comentarista Roberto Carretero.
El extenista y comentarista Roberto Carretero.

Roberto Carretero colgó la raqueta tras una carrera de puro sufrimiento por las lesiones y ahora es la voz del mejor tenis en los micrófonos de Movistar+.

Roberto Carretero (Madrid, 1975) es hoy, para muchos aficionados al tenis, la voz que los acompaña en su salón durante las tardes de partidos. Pero el comentarista de los mejores torneos de Movistar+ tiene un pasado que los más jóvenes quizás no recuerden. Carretero fue una vez el prodigio del tenis español, el joven en el que todos depositaban la esperanza de los grandes títulos. 

El guión no fue, sin embargo, el esperado. Las lesiones y la vida tenían un camino diferente para él. Así, sin remordimientos, lo cuenta en su libro recién publicado El tenis desde dentro: Del vestuario a la cabina: un viaje al corazón del tenis y en una entrevista concedida por esta ocasión a 20 minutos.

¿Qué empuja a Roberto Carretero a escribir un libro? ¿Sentía la necesidad de soltar o aclarar algo?

Pues mira, la verdad es que no me había planteado jamás escribir un libro. Sí que es verdad que mucha gente me lo decía y, en realidad, yo sabía que era una historia para contar. El hecho de que lleve 18 años en la tele, en el mundo del tenis… seguro que hay muchos que dicen: ‘hostia, pero si este jugaba, ¿qué le pasó?’. Al final mi historia se quedó en la de un chaval que empezó muy fuerte, que iba para algo muy bueno y, por cosas de la vida, se quedó ahí.
Yo lo digo en el libro, al final vivimos solo una vida y yo prefiero vivirla de verdad a vivir amargado, o infeliz. Entonces lo que hago es
no ‘pasar página’, sino que cambio de libro y fuera. Así es mi vida y así ha sido desde bien pequeño. Mi deseo era ser tenista, el mejor. Bueno, conseguí lo que conseguí y ya está, cuando vi que no podía, pues no me quise volver demasiado loco porque es verdad que al final, cuando te afecta a la cabeza, empiezas a ser infeliz. Cuando algo no me hace feliz o que, mejor dicho, te hace infeliz, ya no lo quiero. Paso, cambio de libro y se acabó.

¿El proceso de escritura ha sido una terapia? ¿Ha habido algún relato o fragmento que doliera escribir?

No, para nada. Es algo que ya te digo que tengo bien superado desde el momento en el que dejo el tenis. Yo no me quedo estancado ni frustrado. El «tenía que haber sido, qué pena, qué mala suerte que he nacido en la época equivocada…» No puedo estar así, al final no evoluciona una persona que se queda estancada en unos pensamientos negativos. No tiene ningún sentido. El libro no lo escribo como un método de terapia.

A mí me lo propone la editorial, la misma editorial del libro de Agassi, Open, y la verdad es que no me lo pienso mucho en tirar hacia delante, simplemente me apetecía. Creía que era el momento de contarlo todo a mi manera, como yo soy, honesto y desde lo más profundo de mi corazón. Contar todo, cómo yo creo que ha sido mi vida hasta los 50 años que tengo ahora. También yo creo que mi visión de las cosas es un poco diferente a la de la mayoría. En el libro mando mensajes reflexivos, que pueden ayudar a la gente sin necesidad de que sea tenista. Al final un mensaje lo puedes llevar a cualquier ámbito de la vida.

¿Ha disfrutado con esta ‘primera vez’?

Ha sido un proceso muy bonito, el atreverme a hacerlo yo, el atreverme a escribirlo yo, ser autor del libro y la verdad es que supercontento y muy orgulloso de lo que de lo que ha quedado. Y luego encima, la acogida está siendo muy buena, pero, sobre todo, aunque no fuese así de buena, sinceramente me voy a la cama tranquilo porque he hecho lo que tenía que hacer y como lo tenía que hacer. Y la editorial me ha dejado serio, que es lo más importante.

Habla de una manera distinta de ver la vida y veo en usted un mensaje similar al ‘a mi manera’ de Carlos Alcaraz… Has repetido varias veces que en libro cuenta todo, todo, todo, pero sin detalles…

Bueno, es que creo que tampoco tendría por qué hacerlo. O sea, uno puede inflar las cosas, puede contar detalles que sean verdad o incluso que sean mentira, para vender más libros, para crear más morbo, para tener más audiencia… No es mi manera, o sea, yo cuento todo lo que tengo que contar, pero tampoco hace falta ni entrar en detalles que puedan ser escabrosos. Ya sabes cómo funciona esto, pero oye, si no vendemos tres ediciones, pues nada, pero lo que no voy a hacer es contar cosas que tampoco vienen a cuento, sean verdad o sean mentira.

Roberto Carretero, extenista y comentarista de tenis en Movistar+.
Roberto Carretero, extenista y comentarista de tenis en Movistar+.

Los que sí que hablan en su libro son personajes de la altura de Carlos Moyá, Álex Corretja, Albert Costa… ¿Cómo se siente al tener un libro con los testimonios de esa gente tan grande en la historia del tenis?

Superorgulloso, es una maravilla. Hace mucho que no veo a muchos de ellos, como ‘Guga’ Kuerten [que también participa], por la distancia… pero la verdad es que todo ha salido a las mil maravillas con ellos en las entrevistas. El único que se me ha quedado por ahí en el tintero es Marcelo Ríos. Los demás, pues fíjate, tengo en mi libro a cuatro exnúmeros uno del mundo: Rafa Nadal, Carlos Moya, Marat Safín, Gustavo Kuerten, Corretja, Costa, también a mi compañero de retransmisiones José Antonio Mielgo. 

Además, en esas charlas que mantengo con ellos yo quería que estuviera presente un periodista del mundo del tenis, no quería hacerla yo como periodista, no quería estar en los dos lados. Al final yo me los llevo a donde quiero en una charla, una conversación, Carlos Navarro ha sido el periodista que se ha encargado de plasmar esas conversaciones. 

Ha estado en la pista con la presión del público, las críticas… y ahora pasa a estar en el foco con el micrófono en las manos, donde también se señala mucho. Son dos carreras diferentes, pero con una presión similar, ¿no?

En cuanto a mi época en el tenis, era el siglo pasado, no era como ahora. Yo podía sentir cierta presión de la prensa o de mis alrededores, pero en realidad de lo que es la ‘masa’, no, porque no había redes sociales ni esas cosas que hoy en día hacen que te llegue todo. La gente, cuando te ve, no se atreve a decir realmente lo que pueda pensar como sí hacen escondiéndose detrás de una red social. La presión en aquel entonces no era tanta como la que tengo ahora en la televisión.

No sé qué pasa con los narradores. Yo siempre contesto a la gente que critica y les digo ‘tenéis que aprender a escuchar’. Hay que escuchar antes, hay que escuchar después, hay que escuchar ayer, hay que escuchar mañana. Hay que aprender a escuchar, ¿sabes? Y no por eso vas a estar de acuerdo siempre con lo que yo esté diciendo, pero uno cuando escucha, pues a lo mejor no le vienen esas ganas de criticar siempre o de agarrar el móvil para ir a la red social y criticar.

Yo me imagino a gente en su casa diciendo: ‘qué tonto es este tío’ o ‘¿con quién coño ha empatado este?’, o ‘no lo aguanto, le bajo el volumen’. Vale, muy bien, pero es verdad que con las redes sociales… imagínate cuando estoy comentando a Djokovic o cuando comentaba a Rafa o a Federer. Hay una diferencia brutal entre hacer un partido de Cerúndolo o de Etcheverri o Carlos Alcaraz, por ejemplo. Con los años he aprendido a intentar no hacer ni caso, no me ha afectado para no ‘ser yo’.

Claro, encima su estilo es sin pelos en la lengua, le iba a preguntar justo por eso ¿mira usted las redes?

Sí, hombre, claro que sí, porque también es una manera de respetar. Estamos hablando siempre de lo malo de las redes, pero también hay gente que te escribe diciendo: ‘oye, pues muy bien, me ha gustado’ u ‘oye, pues por aquí no me gusta del todo, porque yo creo que tal’. Hay muchos que son respetuosos, hay que mirar las redes porque no te puedes quedar y contestar solo al que te insulta, hay que dialogar con todo el mundo. Yo voy por la calle y alguien me pregunta algo, yo contesto, si me mandas un WhatsApp, yo contesto al momento. Si me escribes una cosa, pues yo te contesto y te intento explicar el porqué.
Al final también es una manera de saber cómo lo estáis viviendo desde casa. Es un termómetro para nosotros también. Pero nunca he dejado de ser yo porque me hayan dicho tres o cuatro personas un ‘hoy estás fatal’. Si estoy aquí es también para equivocarme, por supuesto, a veces digo: ‘igual llevan razón, pues venga, voy a redirigirlo o voy a explicarme’. Es un termómetro.

La presentación de su libro ha tenido una gran campaña de promoción. Ha sido la coincidencia de la victoria de Valentin Vacherot, que llegaba desde la previa, en el Masters 1.000 de Shanghái con la que ha igualado su gesta de Hamburgo (donde él ganó el torneo empezando desde la ronda previa de clasificación) ¿Te molesta o te halaga que te sigan recordando por aquel torneo que ganaste cuando nadie lo esperaba?

No, por supuesto que a mí me halaga que me puedan recordar por eso, al final eso está ahí, eso es historia. Estos días estoy superencantado de que haya aparecido alguien como el monegasco, que me hizo, por primera vez en mi vida, llorar en una narración porque me invadió la emoción cuando ganó. Estoy encantado de que me haya quitado ese récord,  pero nadie me podrá quitar que fui el pionero, el primero en salir de una previa y ganar un Masters 1000.

Conseguí lo que conseguí y ya está, cuando vi que no podía, pues no me quise volver demasiado loco

Tuvo una carrera muy dura. Llegaste lejos, pero las lesiones y las circunstancias de la vida te lo quitaron todo. ¿Se arrepiente de algo? 

No, no, no, te juro que no. No puedo arrepentirme, ni lo pienso. Y si lo pienso, no me voy a arrepentir porque es que he vivido a mi manera y no puedo querer ser yo y luego arrepentirme, porque entonces estaría contrariado todo el día. Con esto no quiere decir que no uno no aprenda de los errores y quiera evolucionar, pero arrepentirme no. 

Es que si no me hubiese pasado todas las cosas que me han pasado igual, no sería la persona que soy ahora. Me daría miedo echar para atrás y cambiar muchas cosas porque me gusta quién soy y me gusta como soy. Si hubiese ganado tres Roland Garros, a lo mejor no sería quien soy, tendría menos problemas económicos, más gloria… pero a lo mejor sería un idiota o un infeliz por no haber ganado cinco, ¿sabes? Pienso que de haber cambiado algo y quizás no estoy donde estoy ahora, o no estoy con los hijos que tengo, la mujer con la que estoy. Si la vida me hubiese llevado por otro lado, a lo mejor sería mejor, pero como no lo sé, esta es la que tengo, esta es la que me gusta y no cambiaría nada. Estoy muy feliz y muy orgulloso de lo que soy.

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