Rusia agota las reservas de carros de combate por el desgaste en Ucrania

Moscú cambia de táctica para conservar su fuerza blindada tras perder 13.103 vehículos Leer Moscú cambia de táctica para conservar su fuerza blindada tras perder 13.103 vehículos Leer  

Camino ya de los cuatro años de guerra, que se cumplirán el próximo 24 de febrero de 2026 si nadie pone fin antes a la carnicería, Rusia está comenzando a rascar el fondo del caldero. Las gigantescas reservas de blindados que dejó en su caída la Unión Soviética están agotándose, tal y como venían anunciando expertos en el análisis de imágenes por satélite, que llevan años estudiando cada imagen de esos almacenes al aire libre por toda la extensa geografía rusa.

Los números de ese desgaste, demostrados por el análisis de fuentes abiertas (Oryx) son demoledores: 4.084 carros de combate perdidos, de un total de 13.103 blindados de todos los tipos que se han ido al limbo, una gigantesca chatarrería que sólo se puede comparar a la producida en toda la Segunda Guerra Mundial. Ni en grandes batallas de tanques como Kursk los ejércitos perdieron tantos vehículos acorazados como Rusia durante esta invasión.

«Si bien ambos bandos han perdido grandes cantidades de equipo, análisis recientes sugieren que Rusia tendrá dificultades para entregar suficiente equipo al frente para compensar las tasas de desgaste anteriores», publica la revista Newsweek. Este conflicto ha supuesto el mayor agotamiento del equipo militar de Rusia en 80 años a un ritmo sin precedentes. Moscú contaba con unos 2.987 tanques operativos cuando inició la invasión.

Estos analistas consideran, además, que un 10% o un 15% de las pérdidas permanecen ocultas porque no han sido filmadas o publicadas, con lo que los números deberían ser aún mayores. La realidad es que los accesos al frente son un cementerio de blindados rusos, ucranianos y occidentales en menor medida.

En los almacenes de armamento, los blindados se han ido reduciendo paulatinamente casi desde el inicio de la invasión rusa hasta hoy. En un principio se recuperaron los modelos más modernos, que requieren un menor coste de actualización. Es decir, los primeros en desaparecer camino del frente fueron las últimas versiones de los modelos T72 y T80, como el T72B Mod.1989 o el T80 U. Algunos de ellos ya se han agotado por completo.

Las imágenes de satélite muestran estas campas aún con decenas de vehículos oxidados. Es decir, aunque no estén vacías «es muy probable que el equipo ruso que permanece almacenado se encuentre en condiciones deterioradas, lo que puede dificultar que Rusia entregue suficiente equipo para compensar las tasas de desgaste anteriores», según publica el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

En los últimos meses, ante la carestía de los modelos más actuales, las autoridades rusas han tenido que empezar a tirar de tanques T72 Ural, una versión de los años 70 cuyas unidades están en muy mal estado y necesitan mucho más tiempo y dinero para su actualización. Además, Rusia ha recuperado también miles de modelos T62 y T55, diseñados inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, un material muy obsoleto. Según los datos del Instituto KSE, los envíos de blindados cerca de los principales campos de almacenamiento de Rusia caerán de un pico de 242.000 toneladas en 2022 a 119.000 toneladas en 2025.

¿Significan estas cifras que Rusia se ha quedado sin blindados? Aunque las reservas están casi agotadas, Rusia ha dejado de usar masivamente blindados en el frente para conservar los que ya tiene, además de los que puede fabricar cada año, unas 300 unidades, que son versiones nuevas de su T-90, el carro de combate más moderno de su arsenal, insuficientes para paliar las pérdidas.

Sin embargo, algunos analistas desaconsejan interpretar la reducción de las entregas de vehículos blindados en primera línea como una señal definitiva de que las fuerzas rusas estén «perdiendo efectividad en combate», según el Financial Times. «Rusia se queda sin armas de la era soviética mientras Corea del Norte llena el vacío», publica el diario. Son los aliados de Moscú los que comienzan a enviar armamento a gran escala a Rusia para suplir el enorme desgaste sufrido por las tropas de la Z. Se estima que Pyongyang ya entrega un tercio de toda la munición de artillería consumida por Rusia en el campo de batalla. Kyrylo Budanov, jefe de Inteligencia militar de Ucrania, afirma que estas entregas son aún mayores: «Corea del Norte suministró el 40 % de la munición de Rusia».

Pero la guerra ha cambiado. Si el uso de carros de combate y blindados de infantería fue el arma principal de los rusos durante 2022 y 2023, poco a poco, conforme las pérdidas aumentaban, el ejército ruso ha virado hacia tácticas que mezclan el uso de drones y los asaltos con motocicletas, carritos de golf o unidades a pie para penetrar entre las sobreextendidas defensas de Ucrania. Y más allá de las pérdidas, que son las más altas de la guerra, los propios defensores ucranianos reconocen cierta efectividad en esas tácticas,lo que ha permitido a Rusia avanzar en algunas zonas del frente y conservar al menos la reserva acorazada que le queda.

En el último mes, tan sólo se ha visto un asalto blindado en el Donbás, con el mismo resultado que la gran mayoría de los sucedidos en esta invasión: los drones localizan el objetivo antes de llegar a las líneas de combate y son eliminados en pocos minutos con artillería y drones kamikaze.

El carro de combate se extingue a gran velocidad.

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