Salazar, uno de los 'fontaneros' del sanchismo, superviviente del clan del Peugeot y cara del último escándalo

La reorganización que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaba llevando a cabo en la Secretaría de Organización del partido para espantar los fantasmas de Santos Cerdán, en prisión preventiva, y José Luis Ábalos tras el escándalo por el presunto cobro de mordidas en adjudicaciones públicas ha saltado por los aires este sábado con la renuncia del sevillano Francisco José Salazar, hombre del núcleo duro de Sánchez, por informaciones sobre comportamientos «inapropiados» con compañeras del partido.

Era el elegido para ocupar el puesto de adjunto segundo de la valenciana Rebeca Torró, nueva secretaria de Organización.

Natural de Montellano (1968), municipio sevillano del que fue alcalde entre 2003 y 2008, este Ingeniero Técnico Agrícola, licenciado en Ciencias Políticas y afiliado al PSOE desde 1992, fue, precisamente junto a Cerdán y Ábalos, de los primeros en llegar al gabinete de Sánchez cuando este alcanzó la Secretaría General en 2017.

No en vano, sus destinos ya se habían unido estrechamente un año antes cuando el presidente se subió a su Peugeot 407 para recorrer España en busca de votos para recuperar la Secretaría General del partido. Salazar fue clave en Andalucía y se deslomó para convencer a los militantes frente a una Susana Díaz con la que siempre había estado enemistado.

Con Sánchez de vuelta a Ferraz, Salazar cogió el AVE (que entonces funcionaba mejor) para dar el salto a Madrid como secretario de Acción Electoral y Análisis, cargo en el que trabajó mano a mano con Iván Redondo, con quien mantuvo una estrecha relación. Pero, pese a contar con despacho en Ferraz y en Moncloa, juntos cayeron en desgracia cuando el entonces considerado el gurú de la comunicación en el partido fue despedido.

Tras un tiempo como presidente de la empresa pública que gestiona el Hipódromo de la Zarzuela, Salazar fue rescatado por Sánchez como secretario general de Planificación Política y desde entonces se ha mantenido a su lado, pero siempre discreto, en un segundo (o tercer) plano, pese a que su nombre llegó a sonar como sustituto de Cerdán. De él dicen que siempre ha tenido ambición, pero quizás sea esa capacidad para pasar desapercibido la que lo ha convertido en uno de los pocos supervivientes del primer equipo del presidente.

Diputado en el Congreso por la provincia de Sevilla en dos legislaturas, conoce el partido como la palma de su mano. Además de alcalde, ha sido Comisario para la Memoria Histórica en la Junta de Andalucía y técnico en el Ayuntamiento de Dos Hermanas, uno de los bastiones socialistas de más peso en todo el país, aquel que justamente Sánchez eligió para relanzar su carrera y donde trabajó codo con codo con el veterano Francisco Toscano, valedor del presidente del Gobierno y voz más que autorizada entre las filas del partido.

 Nuevo escándalo para Sánchez en pleno Comité del PSOE: Salazar renuncia tras las noticias de comportamientos «inapropiados».  

La reorganización que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estaba llevando a cabo en la Secretaría de Organización del partido para espantar los fantasmas de Santos Cerdán, en prisión preventiva, y José Luis Ábalos tras el escándalo por el presunto cobro de mordidas en adjudicaciones públicas ha saltado por los aires este sábado con la renuncia del sevillano Francisco José Salazar, hombre del núcleo duro de Sánchez, por informaciones sobre comportamientos «inapropiados» con compañeras del partido.

Era el elegido para ocupar el puesto de adjunto segundo de la valenciana Rebeca Torró, nueva secretaria de Organización.

Natural de Montellano (1968), municipio sevillano del que fue alcalde entre 2003 y 2008, este Ingeniero Técnico Agrícola, licenciado en Ciencias Políticas y afiliado al PSOE desde 1992, fue, precisamente junto a Cerdán y Ábalos, de los primeros en llegar al gabinete de Sánchez cuando este alcanzó la Secretaría General en 2017.

No en vano, sus destinos ya se habían unido estrechamente un año antes cuando el presidente se subió a su Peugeot 407 para recorrer España en busca de votos para recuperar la Secretaría General del partido. Salazar fue clave en Andalucía y se deslomó para convencer a los militantes frente a una Susana Díaz con la que siempre había estado enemistado.

Con Sánchez de vuelta a Ferraz, Salazar cogió el AVE (que entonces funcionaba mejor) para dar el salto a Madrid como secretario de Acción Electoral y Análisis, cargo en el que trabajó mano a mano con Iván Redondo, con quien mantuvo una estrecha relación. Pero, pese a contar con despacho en Ferraz y en Moncloa, juntos cayeron en desgracia cuando el entonces considerado el gurú de la comunicación en el partido fue despedido.

Tras un tiempo como presidente de la empresa pública que gestiona el Hipódromo de la Zarzuela, Salazar fue rescatado por Sánchez como secretario general de Planificación Política y desde entonces se ha mantenido a su lado, pero siempre discreto, en un segundo (o tercer) plano, pese a que su nombre llegó a sonar como sustituto de Cerdán. De él dicen que siempre ha tenido ambición, pero quizás sea esa capacidad para pasar desapercibido la que lo ha convertido en uno de los pocos supervivientes del primer equipo del presidente.

Diputado en el Congreso por la provincia de Sevilla en dos legislaturas, conoce el partido como la palma de su mano. Además de alcalde, ha sido Comisario para la Memoria Histórica en la Junta de Andalucía y técnico en el Ayuntamiento de Dos Hermanas, uno de los bastiones socialistas de más peso en todo el país, aquel que justamente Sánchez eligió para relanzar su carrera y donde trabajó codo con codo con el veterano Francisco Toscano, valedor del presidente del Gobierno y voz más que autorizada entre las filas del partido.

 20MINUTOS.ES – Nacional

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