SPECTREGRAPH de James Tynion IV / Christian Ward (Norma Editorial, 2025)

Una de las historias libres del gran James Tynion IV, fuera de DC, salvaje, elegante, terror de los noventa, con el dibujo de Christian Ward, que ofrece una fuerza cualitativa, desde la luz del sol, la brillantez del día a los pasillos despedazados y oníricos del interior de la casa. Más allá de lo onírico, sería pesadilla. Por un instante recuerda el ambiente del asilo de David McKean, entre las portadas de Sandman y la orquídea. Por supuesto, obras como El departamento de la verdad o The Nice House on the Lake, Tynion alimenta con este SPECTREGRAPH, editado por Norma Editorial.

La aparición de runas y estructuras, los planos de ingeniería, funcionando como runas, esa mezcla de tecnología, movimientos mecánicos y el baile sacado de las almas. Vida y muerta. Cuatro números. Años que no son solamente cronología, es también una manera de darle forma a la narrativa, color y personajes. En 1967, los grupos demoníacos: «Los fantasmas no existen/pero deberían». Y el salto a 2024, hoy, ayer la inmobiliaria, David Lynch, un día normal, un día de luz y sol. ¿California? El juego del pantón es parte de la historia, reiteramos en la narrativa. Las pinturas, la mansión (Found Footage activo, la película de «13 fantasmas» es una inspiración o referente claro), leyendo estos días el magnífico «Archipiélago» de Mariana Enríquez y el tono de libros como The Haunting of hill house de Shirley Jackson y similares. El salto de década se refleja en los personajes pero también en el uso de los colores, de la luz profunda a los degradados, casi quemados, expuestos a una nova, fantasmal y agónica.

Hemos hablado de runas y diseños, estructuras de geometría agonística, otra referencia serían los cubos de Hellraiser, ese Clive Barker en el que los fantasmas están hambrientos, en ausencia de carne, el alma y el interior. Conjunciones euclídeas que se desplazan hacia la aberración para construir el estadio de represión, captura de espíritus, un generador de fantasmas, mística la combinación de piezas, piñones, palancas… «La casa es toda entera, es como una máquina. Totalmente analógica, con más de seis millones de claves, los códigos». En clases de combinatoria, los números generados a partir de las permutaciones de letras y números, un conjunto de combinaciones, variaciones y permutaciones, con y sin repetición. «Con más de seis millones de componentes, todo operado por una serie de teclados». En 1967, otra vez, el cálculo de 0 al 9, un árbol de decisión, diez elevado a cuatro. Diez mil combinaciones. Circunferencias e intersecciones. Esos movimientos de metal, números y sangre son fundamentales para disfrutar plenamente de todo el trasfondo de esta historia.

Diez años de diarios, diagramas, el funcionamiento de un puzzle mecánico. La aparición de un color blanco, brillante, esos instantes que llevan a la génesis del Doctor Manhattan, la superposición de órganos, carne, huesos. El Doctor Manhattan, contemplando el tiempo, frente a él, como un conjunto de números reales, el infinito, la densidad del espacio y el tiempo, emparentando lo atómico con la sucesión convergente de almas que generan los fantasmas ahí contenidos. Las líneas, temporales y físicas, euclídeas, o secantes o paralelas, que se cortan en el infinito. Cuando los personajes quedan atrapados, todo está oscuro fuera. Los fantasmas son moléculas, átomos, de ahí esa especie de referencia atómica, azul, en el pasado, presente y futuro, la intersección. Bestiario fantasma, de cualquier persona un catálogo de fantasma. Superposición de gritos que se alimentan, funcionan a través de recibir el sustento gráfico: sucesión de viñetas, blancas que arden como un espectro, lejía y pantalla, el grito es terror, el peor terror llega sin palabras.

Llegas a 1976, es una década, la del amor, el canto al solo, las migajas de todo aquello, niño, rojo, sangre, góticos como tribu en auge definitivo en el 2023, con sus juegos antiguos, sus juegos nuevos, seducidos por la muerte, pero sin saber que solo se puede disfrutar de la oscuridad en cuerpo portal: «¿Estás preparada para pasar toda una eternidad en el sur de California? », «Estoy lista para morir. Me muero de ganas por hacerlo». Y un poco más adelante. Hoy. Atrapados. En los círculos ocultistas, los dos fantasmas, la inversión de geometrías y pasillos, la arquitectura de la mansión, otro personaje más, un elemento fundamental en lo narrativo.

2023 es el final, la despedida, es escuchar Echo and the Bunnymen o Bauhaus en una fiesta en la que van vestidos como en el diseño de vestuario sacado de las noventeras Matrix o Blade. Aceleramos otra vez hasta 2024. La aceleración de las partículas, el bosón de Higgs, aquellos tiempos en los que nos contaron que, bajo tierra, se construía el pasado y el futuro, ir y venir, mientras imaginas, cambios, tiempos, después y antes, el gran salto: ataremos el pasado para hacer el futuro infinito.

Esa mezcla de mecanizado y espiritismo, el diseño de los interruptores, los campos magnéticos que se visten de energía mística, ¿hay algo de Dios? No, solo es un salto, vórtice oscuro, de la vida a la muerte, entre medio, espacio oscuro en el que nadie sabe muy bien cuánto tiempo se puede permanecer allí. Apariciones, la búsqueda, el músculo, la sangre. El cuerpo es una molestia. El estómago exhala un lixiviado, la máscara, el hueso, la descomposición del organismo. Mira, recuerdo a uno de esos mutantes raros, apartados, de la época de Grant Morrison.

Dos años, el recuero, del dueño, de la mente, el inventor, y ellas, las dos, una y la otra, los espectros, la biblioteca, el pasillo, el subterráneo, otro, allí, siembra, es el infinito, un encuentro, un desencuentro, la muerte se puede atrapar en una foto, no es necesario más mecanismos. El libro, los números, son de una dureza plástica infinita, embriagante, con unos contrastes extremos que son los que nutren el terror.

El salto, ahora a 1990, las americanas remangadas, las americanas con camisa, las gafas de sol, los tres formatos, cinta, cedé y vinilo, una belleza de otro tiempo y otro lugar, una perfección de artificio sacada del medioambiente angelino de Bret Easton Ellis. Alejado en el tono universitario, en la manera de escuchar a REM que tienen los personajes de Un lugar misterioso junto al lago. La habilidad de James Tynion IV. Estadios y narrativas tan distintas, con el mal apareciendo, con el mal dudoso, con la oscuridad presente, rendijas fantasmales o extraterrestres. Ambrose, el personaje, la muerte, la enfermedad: ¿Qué tiempo queda? Qué estudios hay contra la vida. («Me pregunto por qué una casa, me pregunto por qué está decidido a hacernos daños, está hecho de mí, ¿Pero por qué se me opone?»)

Es todo eso una manifestación del miedo. Si el ego tiene algo que ver. Es así. ¿Qué intentaron prolongar? ¿Qué vida se quiere estirar para acabar siendo la muerta lo que dura? Vida es eternidad, como la muerte, mezclada, en el silencio, en el frío.

Salto otra vez hasta 2024, doce meses antes, la palabra Espectrógrafo, mezcla espectro y maquinaria. Años de ingeniería química para encontrarme con esto, con la captura de los componentes, las sustancias olvidadas. La máquina, una combinación de cables como si fueran telefonistas en los años treinta, número a número, pinchar y combinar: «Nadie quiere vivir para siempre a no ser que tenga una gran opinión de sí mismo», los circuitos de cobre, la vida en metal, el alma capturada por el magnetismo, los dos juntos, el hombre desaparecido, Testa, el hombre de la ecuación inmediata, la resistencia de Ohm. Recuerdo, otra vez, cómo el movimiento de un campo magnético provoca la generación de energía eléctrica. Así que lo hace es descomponer los cuerpos, los transforma, separa músculos y carne de alma y luz, y esa electricidad vital es terrible, se contiene, porque es energía que se contiene y se transforma. Gira, corriente alterna, corriente continua. La vida está animada por la avidez eléctrica y los rezos paganos. James Tynion IV sabe de eso. Así que, de nuevo, la belleza de mejorar el circuito en otro guiño al Doctor Frankenstein, postmoderno, electricidad, tormenta, la ingeniería inversa, construir con pedazos de muertos y tormenta eléctrica la vida, deshacer con magnetismo y hombres vivos el cuerpo hasta llegar al espíritu puro (¿alma?).

El cuerpo, claro, entrar, salir, ser atraído, infierno, cielo, el interludio, vivos, muertos, atados, el fantasma, los cubos donde se retienen las almas, instintos básicos y salvajes: terror básico de callejones, terror total en los túneles bajo la mansión.

El fantasma hambriento de personas, cuando no tiene apetito, no puede encontrar sustento, pero lo busca. 2006, la aparición del fantasma último, del fantasma primero. La mejor versión o la última. Despedida, hola, amor, final, Petri, la máquina que se construye para ser Dios. Una pareja que busca dos lugares. Uno el placer, dos el placer infinito de la inmortalidad. No cariño, no lo haré. El vacío reside en ti: de pronto se descubren las probaturas. Porque nada sale bien al principio. En los ensayos los fantasmas que, en su monstruosidad, se reduce la soledad. Los fantasmas, más que hambre, son el apetito final, los ensayos que, en su monstruosidad reducen la soledad. Alma y destrucción reduce el dolor, el estómago… 2024. ¿Quién quedó atrapado? ¿Quién está abajo? ¿Qué es el tiempo? El alma es un laberinto, pero también una biblioteca infinita, una simulación donde la existencia no se mide de manera normal. ¿Qué hay dentro? El resultado del espectro, la iteración final…

Lágrimas y silencio. Agonía de voz. ¿Puedes oírme? ¿Por qué estás ahí abajo? FRÍO. Otros fantasmas le hacen daño. En el dolor y la soledad está la clave. (NO SE PUEDE CAPTURAR TODA LA VIDA, TODA UNA VIDA). Esos restos, esas pérdidas, esos espacios que se han difuminado, memoria, amor, todo, el espectro, el fantasma, no es completo. Ella dice, él escucha: «Él dice que tenías razón». Tiene miedo en los ojos de fantasma. Todo es aburrido. La vida aburrida está cercana a la muerte. El vacío. La llave. Una pandilla de tíos aullando. Todos los fantasmas se tienen miedo entre sí. La mezcla empuja: no encontramos reglas claras, James Tynion IV no lo expone, no lo necesita, esa destrucción del alma, atrapar el espectro, no es necesario, la narrativa no lo pide. La inmortalidad es tan parecida al vacío que asusta.

Explosión de sangre, órganos y vísceras. Una historia de máscaras sicilianas, de localizaciones entre Charles Manson y Bret Easton Ellis, entre los 13 fantasmas, Clive Barker, autopistas infinitas, el David Lynch de Mulholland Drive. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está atrapado? ¿Todos los que leemos, vivimos, respiramos? O los que no consensuamos el final. Décadas, tiempos, gente. Una historia nutritiva de uno de los mejores escritores de tebeos de la actualidad y, como siempre, fuera de las exigencias de las grandes, libre en su delirio y acompañado de un dibujante como Christian Ward que sostiene la historia. Notable.

 Atrápame estos fantasmas. El vacío interzone de la mansión.  

Una de las historias libres del gran James Tynion IV, fuera de DC, salvaje, elegante, terror de los noventa, con el dibujo de Christian Ward, que ofrece una fuerza cualitativa, desde la luz del sol, la brillantez del día a los pasillos despedazados y oníricos del interior de la casa. Más allá de lo onírico, sería pesadilla. Por un instante recuerda el ambiente del asilo de David McKean, entre las portadas de Sandman y la orquídea. Por supuesto, obras como El departamento de la verdad o The Nice House on the Lake, Tynion alimenta con este SPECTREGRAPH, editado por Norma Editorial.

Departamento de la verdad
Departamento de la verdadNorma Comics

La aparición de runas y estructuras, los planos de ingeniería, funcionando como runas, esa mezcla de tecnología, movimientos mecánicos y el baile sacado de las almas. Vida y muerta. Cuatro números. Años que no son solamente cronología, es también una manera de darle forma a la narrativa, color y personajes. En 1967, los grupos demoníacos: «Los fantasmas no existen/pero deberían». Y el salto a 2024, hoy, ayer la inmobiliaria, David Lynch, un día normal, un día de luz y sol. ¿California? El juego del pantón es parte de la historia, reiteramos en la narrativa. Las pinturas, la mansión (Found Footage activo, la película de «13 fantasmas» es una inspiración o referente claro), leyendo estos días el magnífico «Archipiélago» de Mariana Enríquez y el tono de libros como The Haunting of hill house de Shirley Jackson y similares. El salto de década se refleja en los personajes pero también en el uso de los colores, de la luz profunda a los degradados, casi quemados, expuestos a una nova, fantasmal y agónica.

Hemos hablado de runas y diseños, estructuras de geometría agonística, otra referencia serían los cubos de Hellraiser, ese Clive Barker en el que los fantasmas están hambrientos, en ausencia de carne, el alma y el interior. Conjunciones euclídeas que se desplazan hacia la aberración para construir el estadio de represión, captura de espíritus, un generador de fantasmas, mística la combinación de piezas, piñones, palancas… «La casa es toda entera, es como una máquina. Totalmente analógica, con más de seis millones de claves, los códigos». En clases de combinatoria, los números generados a partir de las permutaciones de letras y números, un conjunto de combinaciones, variaciones y permutaciones, con y sin repetición. «Con más de seis millones de componentes, todo operado por una serie de teclados». En 1967, otra vez, el cálculo de 0 al 9, un árbol de decisión, diez elevado a cuatro. Diez mil combinaciones. Circunferencias e intersecciones. Esos movimientos de metal, números y sangre son fundamentales para disfrutar plenamente de todo el trasfondo de esta historia.

Recorte
RecorteNorma Comics

Diez años de diarios, diagramas, el funcionamiento de un puzzle mecánico. La aparición de un color blanco, brillante, esos instantes que llevan a la génesis del Doctor Manhattan, la superposición de órganos, carne, huesos. El Doctor Manhattan, contemplando el tiempo, frente a él, como un conjunto de números reales, el infinito, la densidad del espacio y el tiempo, emparentando lo atómico con la sucesión convergente de almas que generan los fantasmas ahí contenidos. Las líneas, temporales y físicas, euclídeas, o secantes o paralelas, que se cortan en el infinito. Cuando los personajes quedan atrapados, todo está oscuro fuera. Los fantasmas son moléculas, átomos, de ahí esa especie de referencia atómica, azul, en el pasado, presente y futuro, la intersección. Bestiario fantasma, de cualquier persona un catálogo de fantasma. Superposición de gritos que se alimentan, funcionan a través de recibir el sustento gráfico: sucesión de viñetas, blancas que arden como un espectro, lejía y pantalla, el grito es terror, el peor terror llega sin palabras.

Recorte
RecorteOctavio Gómez

Llegas a 1976, es una década, la del amor, el canto al solo, las migajas de todo aquello, niño, rojo, sangre, góticos como tribu en auge definitivo en el 2023, con sus juegos antiguos, sus juegos nuevos, seducidos por la muerte, pero sin saber que solo se puede disfrutar de la oscuridad en cuerpo portal: «¿Estás preparada para pasar toda una eternidad en el sur de California? », «Estoy lista para morir. Me muero de ganas por hacerlo». Y un poco más adelante. Hoy. Atrapados. En los círculos ocultistas, los dos fantasmas, la inversión de geometrías y pasillos, la arquitectura de la mansión, otro personaje más, un elemento fundamental en lo narrativo

Portada
PortadaOctavio Gómez

2023 es el final, la despedida, es escuchar Echo and the Bunnymen o Bauhaus en una fiesta en la que van vestidos como en el diseño de vestuario sacado de las noventeras Matrix o Blade. Aceleramos otra vez hasta 2024. La aceleración de las partículas, el bosón de Higgs, aquellos tiempos en los que nos contaron que, bajo tierra, se construía el pasado y el futuro, ir y venir, mientras imaginas, cambios, tiempos, después y antes, el gran salto: ataremos el pasado para hacer el futuro infinito.

Recorte
RecorteNorma Comics

Esa mezcla de mecanizado y espiritismo, el diseño de los interruptores, los campos magnéticos que se visten de energía mística, ¿hay algo de Dios? No, solo es un salto, vórtice oscuro, de la vida a la muerte, entre medio, espacio oscuro en el que nadie sabe muy bien cuánto tiempo se puede permanecer allí. Apariciones, la búsqueda, el músculo, la sangre. El cuerpo es una molestia. El estómago exhala un lixiviado, la máscara, el hueso, la descomposición del organismo. Mira, recuerdo a uno de esos mutantes raros, apartados, de la época de Grant Morrison.

Mutantes fantasmales
Mutantes fantasmalesOctavio Gómez

Dos años, el recuero, del dueño, de la mente, el inventor, y ellas, las dos, una y la otra, los espectros, la biblioteca, el pasillo, el subterráneo, otro, allí, siembra, es el infinito, un encuentro, un desencuentro, la muerte se puede atrapar en una foto, no es necesario más mecanismos. El libro, los números, son de una dureza plástica infinita, embriagante, con unos contrastes extremos que son los que nutren el terror.

Recorte
RecorteOctavio Gómez

El salto, ahora a 1990, las americanas remangadas, las americanas con camisa, las gafas de sol, los tres formatos, cinta, cedé y vinilo, una belleza de otro tiempo y otro lugar, una perfección de artificio sacada del medioambiente angelino de Bret Easton Ellis. Alejado en el tono universitario, en la manera de escuchar a REM que tienen los personajes de Un lugar misterioso junto al lago. La habilidad de James Tynion IV. Estadios y narrativas tan distintas, con el mal apareciendo, con el mal dudoso, con la oscuridad presente, rendijas fantasmales o extraterrestres. Ambrose, el personaje, la muerte, la enfermedad: ¿Qué tiempo queda? Qué estudios hay contra la vida. («Me pregunto por qué una casa, me pregunto por qué está decidido a hacernos daños, está hecho de mí, ¿Pero por qué se me opone?»)

Un lugar misterioso
Un lugar misteriosoOctavio Gómez
Es todo eso una manifestación del miedo. Si el ego tiene algo que ver. Es así. ¿Qué intentaron prolongar? ¿Qué vida se quiere estirar para acabar siendo la muerta lo que dura? Vida es eternidad, como la muerte, mezclada, en el silencio, en el frío.

Salto otra vez hasta 2024, doce meses antes, la palabra Espectrógrafo, mezcla espectro y maquinaria. Años de ingeniería química para encontrarme con esto, con la captura de los componentes, las sustancias olvidadas. La máquina, una combinación de cables como si fueran telefonistas en los años treinta, número a número, pinchar y combinar: «Nadie quiere vivir para siempre a no ser que tenga una gran opinión de sí mismo», los circuitos de cobre, la vida en metal, el alma capturada por el magnetismo, los dos juntos, el hombre desaparecido, Testa, el hombre de la ecuación inmediata, la resistencia de Ohm. Recuerdo, otra vez, cómo el movimiento de un campo magnético provoca la generación de energía eléctrica. Así que lo hace es descomponer los cuerpos, los transforma, separa músculos y carne de alma y luz, y esa electricidad vital es terrible, se contiene, porque es energía que se contiene y se transforma. Gira, corriente alterna, corriente continua. La vida está animada por la avidez eléctrica y los rezos paganos. James Tynion IV sabe de eso. Así que, de nuevo, la belleza de mejorar el circuito en otro guiño al Doctor Frankenstein, postmoderno, electricidad, tormenta, la ingeniería inversa, construir con pedazos de muertos y tormenta eléctrica la vida, deshacer con magnetismo y hombres vivos el cuerpo hasta llegar al espíritu puro (¿alma?).

Recorte
RecorteOctavio Gómez
El cuerpo, claro, entrar, salir, ser atraído, infierno, cielo, el interludio, vivos, muertos, atados, el fantasma, los cubos donde se retienen las almas, instintos básicos y salvajes: terror básico de callejones, terror total en los túneles bajo la mansión. 

El fantasma hambriento de personas, cuando no tiene apetito, no puede encontrar sustento, pero lo busca. 2006, la aparición del fantasma último, del fantasma primero. La mejor versión o la última. Despedida, hola, amor, final, Petri, la máquina que se construye para ser Dios. Una pareja que busca dos lugares. Uno el placer, dos el placer infinito de la inmortalidad. No cariño, no lo haré. El vacío reside en ti: de pronto se descubren las probaturas. Porque nada sale bien al principio. En los ensayos los fantasmas que, en su monstruosidad, se reduce la soledad. Los fantasmas, más que hambre, son el apetito final, los ensayos que, en su monstruosidad reducen la soledad. Alma y destrucción reduce el dolor, el estómago… 2024. ¿Quién quedó atrapado? ¿Quién está abajo? ¿Qué es el tiempo? El alma es un laberinto, pero también una biblioteca infinita, una simulación donde la existencia no se mide de manera normal. ¿Qué hay dentro? El resultado del espectro, la iteración final…

Recorte
RecorteOctavio Gómez

Lágrimas y silencio. Agonía de voz. ¿Puedes oírme? ¿Por qué estás ahí abajo? FRÍO. Otros fantasmas le hacen daño. En el dolor y la soledad está la clave. (NO SE PUEDE CAPTURAR TODA LA VIDA, TODA UNA VIDA). Esos restos, esas pérdidas, esos espacios que se han difuminado, memoria, amor, todo, el espectro, el fantasma, no es completo. Ella dice, él escucha: «Él dice que tenías razón». Tiene miedo en los ojos de fantasma. Todo es aburrido. La vida aburrida está cercana a la muerte. El vacío. La llave. Una pandilla de tíos aullando. Todos los fantasmas se tienen miedo entre sí. La mezcla empuja: no encontramos reglas claras James Tynion IV no lo expone, no lo necesita, esa destrucción del alma, atrapar el espectro, no es necesario, la narrativa no lo pide. La inmortalidad es tan parecida al vacío que asusta.

Recorte
RecorteOctavio Gómez

Explosión de sangre, órganos y vísceras. Una historia de máscaras sicilianas, de localizaciones entre Charles Manson y Bret Easton Ellis, entre los 13 fantasmas, Clive Barker, autopistas infinitas, el David Lynch de Mulholland Drive. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está atrapado? ¿Todos los que leemos, vivimos, respiramos? O los que no consensuamos el final. Décadas, tiempos, gente. Una historia nutritiva de uno de los mejores escritores de tebeos de la actualidad y, como siempre, fuera de las exigencias de las grandes, libre en su delirio y acompañado de un dibujante como Christian Ward que sostiene la historia. Notable.

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