Tres antiguas expresiones que nos advierten sobre el ir con prisas

Hay refranes y expresiones que hemos oído y utilizado toda la vida, pero a veces no reparamos en lo mucho que tienen en común. Hoy reúno en este post tres que giran en torno a la impaciencia y el hecho de ir con prisas, ya que no siempre es buena compañera, y muchas veces lo urgente nos hace obtener peores resultados.

El primero es ‘Vísteme despacio, que tengo prisa’. Aunque suene contradictorio, nos advierte que, cuando uno va con prisas, conviene actuar con calma para evitar errores y cuanto más apurado estás, más atención necesitas poner en lo que haces. Aunque a menudo se atribuye a Napoleón, hay constancia de que ya se usaba mucho antes.

El segundo es ‘El que mucho corre, pronto para’, un dicho popular que funciona casi como una ley física: si te lanzas sin medida, te agotas antes. Es un aviso contra el impulso descontrolado, especialmente útil en tiempos de inmediatez como los que vivimos actualmente.

Y el tercero, más gráfico, es ‘No por mucho madrugar amanece más temprano’. Es decir, hay cosas que no dependen de nuestras prisas y por más que te levantes a las cinco de la mañana, el sol saldrá cuando le toque, siendo una advertencia que nos recuerda que hay procesos que requieren su tiempo, nos guste o no.

 Hay refranes y expresiones que hemos oído y utilizado toda la vida, pero a veces no reparamos en lo mucho que tienen en común. Hoy reúno en este post tres que giran en torno a la impaciencia y el hecho de ir con prisas, ya que no siempre es buena compañera, y muchas veces lo urgente nos hace obtener peores resultados.  

Tres antiguas expresiones que nos advierten sobre el ir con prisas
Tres antiguas expresiones que nos advierten sobre el ir con prisas(Imagen creada con DALL-E)
  • El sabio y antiquísimo refranero español tiene un dicho para cada ocasión.

Hay refranes y expresiones que hemos oído y utilizado toda la vida, pero a veces no reparamos en lo mucho que tienen en común. Hoy reúno en este post tres que giran en torno a la impaciencia y el hecho de ir con prisas, ya que no siempre es buena compañera, y muchas veces lo urgente nos hace obtener peores resultados.

El primero es ‘Vísteme despacio, que tengo prisa’. Aunque suene contradictorio, nos advierte que, cuando uno va con prisas, conviene actuar con calma para evitar errores y cuanto más apurado estás, más atención necesitas poner en lo que haces. Aunque a menudo se atribuye a Napoleón, hay constancia de que ya se usaba mucho antes.

El segundo es ‘El que mucho corre, pronto para’, un dicho popular que funciona casi como una ley física: si te lanzas sin medida, te agotas antes. Es un aviso contra el impulso descontrolado, especialmente útil en tiempos de inmediatez como los que vivimos actualmente.

Y el tercero, más gráfico, es ‘No por mucho madrugar amanece más temprano’. Es decir, hay cosas que no dependen de nuestras prisas y por más que te levantes a las cinco de la mañana, el sol saldrá cuando le toque, siendo una advertencia que nos recuerda que hay procesos que requieren su tiempo, nos guste o no.

Mostrar comentarios

 20MINUTOS.ES – Cultura

Te Puede Interesar