Trump presume de un acuerdo comercial desigual con China: «Aplicaremos aranceles del 55% y ellos del 10%, ¡Nuestra relación es excelente!»

La cifra, que incluye los gravámenes de su primer mandato, necesita el visto bueno de Xi a cambio de levantar las restricciones de ventas de productos tecnológicos, motores y las amenazas a los estudiantes asiáticos Leer La cifra, que incluye los gravámenes de su primer mandato, necesita el visto bueno de Xi a cambio de levantar las restricciones de ventas de productos tecnológicos, motores y las amenazas a los estudiantes asiáticos Leer  

Tras dos sesiones maratonianas en Londres, los negociadores de China y de EEUU llegaron el martes a un acuerdo provisional para revisar sus relaciones comerciales, muy deterioradas desde que Donald Trump declarara una guerra comercial unilateral a todo el planeta.

En su primer mandato, el presidente estadounidense impuso aranceles a China y resucitó unos sectoriales al acero y el aluminio. Esta vez ha hecho lo mismo, acusando al gigante asiático (como a México o Canadá) de no hacer nada para frenar la llegada de drogas a Estados Unidos.

El 2 de abril, además, impuso los mal llamados «aranceles recíprocos» a casi todos los países del planeta, pero mientras que lo del resto al final se han quedado en un 10% (al menos de momento) los de Pekín empezaron a escalar hasta llegar al 145% o incluso el 245% en algunos productos, una cifra completamente inasumible, incluso teniendo en cuenta que había exenciones a los ordenadores, teléfonos y componentes electrónicos.

Tras muchos tiras y aflojas, exabruptos, ataques desatados y amenazas, ambas partes se reunieron el mes pasado en Suiza y acordaron una tregua. Y ahora en Londres han avanzado un poco más y ahondan en esos términos, que habían saltado por los aires en las últimas semanas, después de que China continuara restringiendo los envíos de valiosos minerales de tierras raras e imanes que necesitan los fabricantes estadounidenses.

Los negociadores no han dado detalles muy precisos, porque todo está a la falta del visto bueno de sus líderes. Pero Donald Trump ha ido este miércoles un poco más allá, presumiendo en sus redes sociales de un gran éxito y dando cifras confusas para presentar como una victoria arrolladora lo que se está discutiendo.

«Nuestro acuerdo con China está cerrado, sujeto a la aprobación final del presidente Xi y mía. China suministrará por adelantado los imanes y las tierras raras necesarias. Asimismo, le proporcionaremos a China lo acordado, incluyendo el acceso a estudiantes chinos en nuestras universidades (¡lo cual siempre me ha parecido bien!). Nos aplican aranceles del 55%, mientras que China recibe el 10%. ¡Nuestra relación es excelente!», ha escrito mezclando muchas ideas.

Trump no sólo había gravado los bienes chinos, sino que había ordenado al Departamento de Estado que empezara a revocar visados de sus estudiantes, sobre todo los que estuvieran estudiando carreras técnica o los que «tuvieran lazos con el Partido Comunista de China», una forma de penalizar a los hijos y familiares de los altos funcionarios, que desde hace décadas mandan a sus hijos a las principales universidades de la IVY league estadounidense. Incluyendo el propio presidente XI.

En su mensaje, Trump dice que gracias a este nuevo marco esos jóvenes no tendrán problemas, diciendo incluso que siempre le había parecido bien, después de semanas de ponerlos en la diana. Además, asegura que Pekín «suministrará por adelantado tierras raras», otra de las obsesiones de la Casa Blanca. Una de las primeras respuestas de Pekín a la guerra arancelaria fue cortar el grifo de muchos de esos minerales, indispensables para las nuevas tecnologías e industrias, de la que es principal productora mundial. EEUU ha buscado alternativas para el medio y largo plazo, obligando pro ejemplo a Ucrania a darles un acceso casi total a los suyos a cambio de ayudar en la defensa frente a Rusia. Pero a corto plazo no hay soluciones concretas.

Trump va más allá. En su mensaje da a entender que su victoria es tan arrolladora que Xi habría aceptado que sus productos paguen aranceles del 55%, frente a una carga del 10% para los de EEUU que se vendan en China. En realidad, esa cifra del 55% incluye el 10% de los llamados «recíprocos», esto es, la misma base que quiere para todo el planeta. Un 20% que son los que aplicó en enero por la poca cooperación frente a la llegada de fentanilo. Pero sobre todo, un 25% que ya estaba vigente desde hace ocho años. Así que la cifra se acercaría más al 30%, una cantidad en todo caso descomunal.

La clave de todo ello es qué ocurre con los productos tecnológicos, los teléfonos, ordenadores y componentes que suponen la mayoría de las exportaciones, esenciales para las grandes empresas norteamericanas como Apple. Y qué pasa con los chips, ya que EEUU empezó a limitar las ventas a China de los grandes productores, como NVIDIA, autorizando sólo un número pequeño o los productos que no fueran de última generación, con el objetivo de retrasar los avances en Inteligencia Artificial de su gran rival.

El equipo chino, liderado por el viceprimer ministro He Lifeng, asesor de confianza del líder Xi Jinping, exigió a los negociadores estadounidenses que relajara significativamente las restricciones a la venta de tecnología y otros productos, como motores de aviones. Y la falta de detalles anunciados podría sugerir que la parte estadounidense necesitará la aprobación de Trump para dar marcha atrás en otras de las medidas.

En un comunicado oficial publicado por la agencia estatal china Xinhua el miércoles por la tarde, Pekín señaló que las dos partes «lograron nuevos avances al abordar las preocupaciones económicas y comerciales de cada uno», sin dar más detalles, y que las conversaciones durante la reunión de dos días en Londres habían sido «francas y profundas». El viceprimer ministro He, el zar económico del gigante asiático, quien encabezó la delegación china en Londres, dijo también que «China no quiere una guerra comercial», pero que su país tampoco teme una confrontación. «Ambas partes deben resolver sus diferencias económicas y comerciales mediante un diálogo equitativo y una cooperación mutuamente beneficiosa. China es sincera en las consultas económicas y comerciales, pero también tiene sus principios», declaró.

 Actualidad Económica // elmundo

Te Puede Interesar