20minutos tuvo el privilegio de asistir este domingo 2 de noviembre a la sexta de las siete Rivieras (la última llegaría solo unas horas después) que Ultraligera ha logrado llenar con su aclamado primer disco, Pelo de Foca. Si nuestros datos no fallan, este hito de llenar una sala de tal calibre con un álbum debut es un éxito sin precedentes.
Primer Acto: El Llamado y la Conexión
Eran las 17.30 y, puntual, sonó el ya mítico mensaje de megafonía que advertía el inminente inicio del show y que invitaba al público a ponerse las caretas temáticas regaladas con el disco, imitando a uno de sus protagonistas.
Antes de que la música comenzara, era notable la composición del público: una media de edad over 35 mezclada con muchos niños. Tras observar la comunión entre el público y la banda canción tras canción, la duda persistía: ¿son los padres los que traen a los niños, o viceversa? Lo que sí es indiscutible es que la conexión de Ultraligera es familiar y generacional.
El concierto arrancó con la banda atravesando el público desde un lateral, un gesto que inmediatamente forja una cercanía especial con el fan. El vocalista, Gisme, se presentó ataviado con pantalones de boxeo, haciendo un guiño perfecto al concepto de los rounds de su gira.
El primer hit, La basura, fue una aceleración de 0 a 100 a la velocidad de un Ferrari. Lamentablemente, un problema técnico con el micrófono colgado del techo obligó al uso del backup, y el sonido de la voz tardó unas cuantas canciones en ajustarse. De no ser por este bache, la puesta en escena hubiera sido impecable.
El Setlist: Tres Bloques de Intimidad y Rock
Este tema marcó el inicio del primer bloque, el más pop y de sonidos limpios, que incluyó canciones como Silla de mimbre, El pueblo y Europa. Esta última, proveniente de su trabajo anterior, fue presentada con la duda retórica de si seguirían tocándola en directo, lo que fue respondido por un rotundo «¡Noooooo!» unánime del público. Una reacción justificada, pues es sin duda una de sus mejores composiciones.
Al inicio, se podía percibir cierta contención en la banda (Coque a la guitarra, Kash en el apoyo, Martín a la batería, Santi al bajo y Gisme), quizá pensando en el segundo pase que tendrían a las 21:00. No obstante, como ellos mismos comentaron, no hay nada que unos «combinados premium« no solucionen para levantar el ánimo a mitad del show.
La mitad del concierto dio paso a la segunda parte, la más semiacústica e íntima. El grupo se sentó en un improvisado escenario montado en una de las barras de La Riviera. Interpretaron Luna cansada, San Valentín y el sencillo más esperado, Mírame, uno de los himnos de Pelo de Foca.
Fue un momento de calma y agradecimiento a quienes les han ayudado a llegar hasta allí. Gisme añadió una pincelada de humor que desató las carcajadas al confesar que en un round anterior intentó, sin éxito, «partir la palmera de La Riviera» para quitar de en medio ese item que, como todos sabemos, solo sirve para estorbar.
Tercer Acto: Rock Cañero y Legado
Tras la calma, llegó la tercera y más rockera parte. Subió la ganancia de la distorsión y la actitud de la banda se triplicó.
Comenzaron con la canción que da título al disco, Pelo de Foca, y el público se colocó sus caretas al unísono. Las canciones más potentes sonaron sin descanso, incluyendo una memorable presentación de la banda. Gisme, ejerciendo de maestro de ceremonias sobre una base al más puro estilo grunge de Alice in Chains, demostró por qué es, probablemente, el frontman con más carisma de este país hoy en día.
Estando en La Riviera, esa escena trajo a la memoria, con una sonrisa nostálgica, aquella mítica presentación de Bunbury con Héroes del Silencio en esta misma sala en el 95. Treinta años después, surge inevitable la pregunta: ¿Serán Ultraligera los próximos Héroes del Silencio? Ojalá que sí.
«Estando en La Riviera, esa escena trajo a la memoria, con una sonrisa nostálgica, aquella mítica presentación de Bunbury con Héroes del Silencio en esta misma sala en el 95»
El concierto cerró con el triplete de Tú no lo ves, Recuerdos del baile y, como cierre insignia, Matanza en el hotel, con la gente completamente volcada y agradecida.
El broche de oro fue el emotivo detalle de la banda de subir a toda su crew al escenario para que el público les diera un merecido y caluroso aplauso.
Ahora, Ultraligera se toma un merecido parón para componer su segundo disco. Si consiguen dar en el clavo, es muy posible que no les volvamos a ver en un recinto como La Riviera, sino en uno mucho más grande.
Este domingo, la banda madrileña puso el cierre perfecto a sus siete llenazos en la capital.
20minutos tuvo el privilegio de asistir este domingo 2 de noviembre a la sexta de las siete Rivieras (la última llegaría solo unas horas después) que Ultraligera ha logrado llenar con su aclamado primer disco, Pelo de Foca. Si nuestros datos no fallan, este hito de llenar una sala de tal calibre con un álbum debut es un éxito sin precedentes.
Primer Acto: El Llamado y la Conexión
Eran las 17.30 y, puntual, sonó el ya mítico mensaje de megafonía que advertía el inminente inicio del show y que invitaba al público a ponerse las caretas temáticas regaladas con el disco, imitando a uno de sus protagonistas.
Antes de que la música comenzara, era notable la composición del público: una media de edad over 35 mezclada con muchos niños. Tras observar la comunión entre el público y la banda canción tras canción, la duda persistía: ¿son los padres los que traen a los niños, o viceversa? Lo que sí es indiscutible es que la conexión de Ultraligera es familiar y generacional.
El concierto arrancó con la banda atravesando el público desde un lateral, un gesto que inmediatamente forja una cercanía especial con el fan. El vocalista, Gisme, se presentó ataviado con pantalones de boxeo, haciendo un guiño perfecto al concepto de los rounds de su gira.
El primer hit, La basura, fue una aceleración de 0 a 100 a la velocidad de un Ferrari. Lamentablemente, un problema técnico con el micrófono colgado del techo obligó al uso del backup, y el sonido de la voz tardó unas cuantas canciones en ajustarse. De no ser por este bache, la puesta en escena hubiera sido impecable.
El Setlist: Tres Bloques de Intimidad y Rock
Este tema marcó el inicio del primer bloque, el más pop y de sonidos limpios, que incluyó canciones como Silla de mimbre, El pueblo y Europa. Esta última, proveniente de su trabajo anterior, fue presentada con la duda retórica de si seguirían tocándola en directo, lo que fue respondido por un rotundo «¡Noooooo!» unánime del público. Una reacción justificada, pues es sin duda una de sus mejores composiciones.
Al inicio, se podía percibir cierta contención en la banda (Coque a la guitarra, Kash en el apoyo, Martín a la batería, Santi al bajo y Gisme), quizá pensando en el segundo pase que tendrían a las 21:00. No obstante, como ellos mismos comentaron, no hay nada que unos «combinados premium« no solucionen para levantar el ánimo a mitad del show.
La mitad del concierto dio paso a la segunda parte, la más semiacústica e íntima. El grupo se sentó en un improvisado escenario montado en una de las barras de La Riviera. Interpretaron Luna cansada, San Valentín y el sencillo más esperado, Mírame, uno de los himnos de Pelo de Foca.
Fue un momento de calma y agradecimiento a quienes les han ayudado a llegar hasta allí. Gisme añadió una pincelada de humor que desató las carcajadas al confesar que en un round anterior intentó, sin éxito, «partir la palmera de La Riviera» para quitar de en medio ese item que, como todos sabemos, solo sirve para estorbar.
Tercer Acto: Rock Cañero y Legado
Tras la calma, llegó la tercera y más rockera parte. Subió la ganancia de la distorsión y la actitud de la banda se triplicó.
Comenzaron con la canción que da título al disco, Pelo de Foca, y el público se colocó sus caretas al unísono. Las canciones más potentes sonaron sin descanso, incluyendo una memorable presentación de la banda. Gisme, ejerciendo de maestro de ceremonias sobre una base al más puro estilo grunge de Alice in Chains, demostró por qué es, probablemente, el frontman con más carisma de este país hoy en día.
Estando en La Riviera, esa escena trajo a la memoria, con una sonrisa nostálgica, aquella mítica presentación de Bunbury con Héroes del Silencio en esta misma sala en el 95. Treinta años después, surge inevitable la pregunta: ¿Serán Ultraligera los próximos Héroes del Silencio? Ojalá que sí.
«Estando en La Riviera, esa escena trajo a la memoria, con una sonrisa nostálgica, aquella mítica presentación de Bunbury con Héroes del Silencio en esta misma sala en el 95»
El concierto cerró con el triplete de Tú no lo ves, Recuerdos del baile y, como cierre insignia, Matanza en el hotel, con la gente completamente volcada y agradecida.
El broche de oro fue el emotivo detalle de la banda de subir a toda su crew al escenario para que el público les diera un merecido y caluroso aplauso.
Ahora, Ultraligera se toma un merecido parón para componer su segundo disco. Si consiguen dar en el clavo, es muy posible que no les volvamos a ver en un recinto como La Riviera, sino en uno mucho más grande.
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